En la primera parte de este mensaje, tratamos los casos que nos contaron de manera anónima tres hombres adictos a la pornografía. El primero de ellos nos pidió: «Quiero que me digan algo para que esto que me perturba la mente me deje en paz»; el segundo dijo: «¡Ya no aguanto más!»; y el tercero: «¡Necesito ayuda urgente!»
Los tres representan a otros que nos han contado que sufren del mismo vicio. La pornografía los tiene cautivos, y no saben cómo librarse de sus garras.