Deuteronomio 20:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Deuteronomio 20:1 | Comentario Bíblico Online

En el tiempo al que se refiere esta porción, Israel había de ser tenido por un campamento, más bien que por un pueblo o un reino, ya que se disponía a entrar en territorio enemigo, sin estar aún asentado en ningún territorio propio; además, incluso después de terminada la guerra en que iban a empeñarse para establecerse en el país en que iban a entrar, habrían de estar por mucho tiempo en constante alarma para protegerse a sí mismos y, por otra parte, ir ensanchando los límites de sus conquistas hasta los límites marcados por Dios mismo. Por consiguiente, era necesario recibir instrucciones precisas por las que regirse en sus asuntos militares.

I. Quienes estuviesen dispuestos a luchar, debían ser alentados a entrar en batalla sin ningún temor al enemigo. Había muchas razones para tener buen ánimo: 1. La presencia de Dios en medio de ellos: Está contigo Jehová tu Dios (v. Deu 20:1). Como si dijese: No estás en peligro ni tienes por qué abrigar ningún temor (v. Isa 41:10). 2. La experiencia que ellos y sus padres habían tenido del poder y de la bondad de Dios al sacarlos de la tierra de Egipto, desafiando o a Faraón con todas sus huestes. Que no se enternezcan vuestros corazones (según dice el hebreo), para que no recibáis las impresiones del miedo, sino que vuestro corazón se muestre duro con una fe enteramente confiada en el poder y en la promesa de Dios. No temáis y no os apresuréis (como también dice el hebreo), porque el que tiene fe, no se da mayor prisa que la que le marca la velocidad impuesta por Dios. Es preciso no anticiparse antes de tiempo a gozar de las ventajas, o a huir vergonzosamente a la primera desventaja. El que fuese precisamente el sacerdote quien diese ánimos al pueblo antes de entrar en batalla, nos insinúa la necesidad de que los ejércitos tengan sus capellanes, no sólo para orar por los soldados, sino también para predicarles la buena doctrina y las buenas prácticas, así como para reprenderles por todo lo que podría impedir sus éxitos y para darles ánimos, y contar sobre todo, con que estén en paz con Dios, requisito necesario para entrar en batalla sin tener miedo a la muerte. Especialmente, han de ayudarles en sus luchas entre la carne y el espíritu, cosa que deben hacer los ministros de Dios con todos los miembros de sus respectivas congregaciones, pues todo creyente es un soldado de Cristo y debe aprender, no sólo a luchar contra las asechanzas del enemigo, sino a ser más que vencedores por medio de Cristo que nos amó y se entregó por nosotros.

II. Quienes no estuviesen, por alguna causa, bien dispuestos para la lucha, debían ser descargados de tal obligación. Frente al militarismo cruel de los pueblos y de los gobiernos sin temor de Dios están estas normas de una condescendencia admirable con las flaquezas naturales y con las diversas circunstancias que hacen del servicio militar una grave inconveniencia: poder estrenar una casa nueva, disfrutar de las primicias de la viña que uno mismo plantó, gozar de la llamada «luna de miel» con la esposa que Dios proveyó para disfrutar de la vida, son los casos que la Palabra de Dios menciona, y nos dan idea de la magnanimidad divina.

III. Si la mala disposición para luchar era motivada por el miedo y la debilidad de ánimo, no sólo se les permitía volverse a sus casas, sino que se les imponía como una obligación (v. Deu 20:8). En parte, era una medida de bondad para ellos el descargarles de la milicia, porque, aunque se fuesen avergonzados, se veían liberados; pero, sobre todo, era una medida de bondad para el resto del ejército, pues así se veían libres de la rémora que suponía la compañía de soldados cobardes, inútiles y perjudiciales, ya que el miedo suele ser más contagioso que la bravura.

IV. Se ordena igualmente que, cuando hayan sido retirados todos los cobardes, sean nombrados capitanes (v. Deu 20:9), que se pongan al frente de los distintos destacamentos en que había de dividirse el ejército, porque era especialmente necesario que los jefes y comandantes fuesen hombres de ánimo y valor militar.

Deuteronomio 20:1 explicación
Deuteronomio 20:1 reflexión para meditar
Deuteronomio 20:1 resumen corto para entender
Deuteronomio 20:1 explicación teológica para estudiar
Deuteronomio 20:1 resumen para niños
Deuteronomio 20:1 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí