Estudio Bíblico | Explicación de Ezequiel 23:36 | Comentario Bíblico Online
Después que las diez tribus fueron llevadas en cautiverio, lo que quedó de ellas fue incorporándose gradualmente al reino de Judá, y se estableció en Jerusalén; de forma que las dos hermanas llegaron realmente, hasta cierto punto, a ser otra vez una sola; por consiguiente (v. Eze 23:36), al profeta se le ordena juzgarlas a las dos a la vez. La cosa está peor todavía después de la reunión.
1. Ezequiel (v. Eze 23:36) tiene que echarles en cara sus abominaciones. Han sido culpables de abominable idolatría, llamada aquí (v. Eze 23:37) adulterio, pues han quebrantado el pacto matrimonial con Dios. También han cometido los más bárbaros asesinatos, al sacrificar a sus hijos a Moloc. Y han profanado (v. Eze 23:28) lo más sagrado con que Dios los había dignificado y distinguido. Para mayor indignidad, el mismo día (v. Eze 23:29) en que habían sacrificado a sus hijos a los ídolos, entraban en el santuario para contaminarlo. Otra forma de adulterio espiritual eran las alianzas (v. Eze 23:40) que pactaban con países extranjeros, pues mostraban que no ponían toda su confianza en Dios. Grandes eran las preparaciones que hacían para recibir las legaciones extranjeras, pues las compara el profeta (vv. Eze 23:40-42) al penoso acicalamiento con que se prepara una mujer adúltera para hacerse atractiva a sus amantes. Sea cual sea la lectura del versículo Eze 23:42 («sabeos» o «borrachos»), el cuadro que presentan estos versículos es el de un país que «se ha sumido en tales profundidades que entra en alianzas con los tipos más degenerados» (Fisch).
2 El profeta tiene también que hacerles prever los castigos que se les vienen encima a causa de tales pecados (v. Eze 23:45). Los profetas tenían por oficio juzgar al pueblo en nombre de Dios y leerles la sentencia. Como este juicio era llevado a cabo por hombres justos (v. Eze 23:45), el Dios justo garantizará la justa ejecución de la sentencia que por sus crímenes se merecen estas adúlteras (vv. Eze 23:45-47). Comparar con los versículos Eze 23:23. y con Eze 16:38. La opinión más probable es que dichos hombres justos no son varones piadosos de la propia nación (pues éstos no van a ejecutar el castigo), sino los propios asirios y babilonios que ejecutaban esos juicios como instrumentos de Dios. Se les llama justos, ya sea porque, «en comparación con Oholáh y Oholibáh, eran justos», según lo interpretan el Targum y los comentaristas judíos, o porque, conforme a los versículos Eze 23:46 y Eze 23:47, iban a ser los ejecutores de la justicia de Dios (comp. con Eze 7:21, Eze 7:24).
3. La destrucción de la ciudad de Dios, como la muerte de los santos de Dios, conseguirá en ellos lo que no pudieron llevar a efecto antes las ordenanzas y las providencias; de forma que Jerusalén se levantará después de sus propias cenizas para ser una nueva masa, a la manera como el oro sale del crisol purificado de su escoria.
