Ezequiel 2:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Después de recibir su comisión, el profeta recibe su encargo. Se le ordena aquí:

1. Que sea atrevido (v. Eze 2:6): «Y tú, hijo de hombre, no les temas ni tengas miedo de sus palabras». Ellos son «zarzas, espinos y escorpiones» (v. Eze 2:6), es decir, «desafiantes y despectivos» (Fisch) y «contradictores» (Asensio), vejadores de todo el que les salga al paso. Los impíos son como zarzas y espinos, que impiden la labranza de Dios (1Co 3:9). Son también escorpiones malignos y venenosos. La picadura de un escorpión es mil veces más dañosa que el arañazo de una zarza. Ezequiel había tenido una visión en la que había estado con ángeles, pero cuando baja del monte se halla morando con escorpiones, que se le van a enfrentar fieramente.

2. Que sea fiel (v. Eze 2:7): (A) Fiel al que le envía: «Les hablarás mis palabras». (B) Fiel a las almas de aquellos a quienes es enviado: «Es cierto que son muy rebeldes, pero les hablarás mis palabras, escuchen o dejen de escuchar, ya sea que les agraden o les desagraden las palabras de Dios.

3. Que sea cumplidor:

(A) De las instrucciones que se daban en el rollo que estaba extendido delante de él (v. Eze 2:10). El rollo estaba escrito por delante y por detrás, es decir, por dentro y por fuera (Apo 5:1; v. el comentario a este lugar). Según M. Henry, «un lado contenía los pecados de ellos; el otro lado contenía los juicios de Dios que venían sobre ellos por esos pecados». Triste misión la suya; la materia contenida en el libro era lamentaciones, endechas y ayes. ¡Qué podía haber más lamentable, más de endechar y más lastimero que ver a un pueblo santo y dichoso, hundido en tal pecado y miseria!»

(B) Del cargo expreso que se le da al profeta, tanto en la recepción del mensaje como en su comunicación al pueblo. Ha de atender con toda diligencia a lo que se le dice (v. Eze 2:8): «Hijo de hombre, oye lo que te hablo; no seas rebelde como esa casa rebelde». Si los ministros de Dios hacen la vista gorda al pecado y son indulgentes con los pecadores por miedo a desagradarles, se hacen con esto partícipes de sus culpas, rebeldes como los rebeldes, Pero Ezequiel no ha de limitarse a oír, sino que ha de asimilar bien el mensaje, como veremos en el capítulo siguiente.

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