Génesis 8:20 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Génesis 8:20 | Comentario Bíblico Online

I. Reconocimiento agradecido de Noé a Dios por el favor que le había otorgado al completar la merced de su liberación (v. Gén 8:20). 1. Edificó un altar. Dios se agrada de ofrendas voluntarias y de alabanzas dirigidas a su nombre. Noé había vuelto ahora a un mundo frío y desolado, donde se podría pensar que su primer cuidado habría de ser construir una casa para él; pero no es así; comienza por edificar un altar a Dios; Dios, que es el primero, debe ser servido el primero y bien comienza quien comienza por Dios. 2. Ofreció un sacrificio sobre el altar, de todo animal limpio, y de toda ave limpia. Obsérvese aquí: (A) Ofreció sólo los que eran limpios. (B) Aunque su surtido de ganado era tan menguado y rescatado de la ruina a costa de tanto cuidado y trabajo, no escatimó de dar a Dios lo que le era debido. Servir a Dios con nuestro poco es el modo de hacerlo mucho, y nunca debemos pensar que es malgastado aquello con lo que Dios es honrado. (C) Véase aquí la antigüedad de la religión; lo primero que encontramos realizado en el nuevo mundo es un acto de culto (Jer 6:16). Ahora tenemos que expresar nuestro agradecimiento, no con holocaustos, sino con sacrificios de alabanza y de justicia, con piadosa devoción y con piadosa conducta.

II. Dios acepta benévolamente el agradecimiento de Noé.

1. Dios estaba complacido del sacrificio (v. Gén 8:21). Percibió de él olor grato, o, como dice el hebreo, olor de satisfacción (o de aceptación). Quedó satisfecho con el piadoso celo de Noé, y estos comienzos esperanzadores del nuevo mundo. Después de haber hecho descansar su ira sobre un mundo de pecadores, hizo ahora descansar su amor sobre un pequeño remanente de creyentes.

2. Además, y por ello, tomó la resolución de no volver a anegar el mundo. Se nos da de ello buena seguridad, pues lo dijo alguien de quien nos podemos fiar bien. Por tanto:

A) Este castigo no se repetirá jamás. Noé podría pensar: «¿Para qué habría de ser renovado este mundo sí con toda probabilidad, al ser malvado en sí, pronto será de nuevo destruido de manera semejante?» «No dice Dios no lo será jamás.» Ni volveré más a destruir todo ser viviente. Como diciendo: «No volveré más a tomar este método tan severo porque, primeramente, es más bien digno de compasión, pues todo ello es efecto del pecado que habita en él, y no se puede esperar otra cosa de una raza degenerada; se le llama transgresor desde el vientre y, por ello, no es extraño que se porte tan traidoramente» (Isa 48:8). Así Dios se acuerda de que es carne. En segundo lugar: «Quedará completamente arruinado, porque, si se le trata como merece, tendrá que sucederse un diluvio detrás de otro, hasta su total destrucción». Véase aquí que (a) los castigos exteriores, aunque pueden aterrorizar y refrenar a los hombres, son incapaces de santificarlos y renovarlos por sí mismos, ya que con ellos debe cooperar la gracia de Dios; (b) los motivos que Dios tiene para mostrar su misericordia surgen todos de su amoroso corazón, nunca de ninguna cosa que pueda ver en nosotros.

(B) El curso de la naturaleza no se alterará más (v. Gén 8:22): «Mientras la tierra permanezca, y el hombre sobre ella, habrá verano e invierno (aunque no todos los inviernos sean iguales), día y noche, no siempre noche, como sería cuando la lluvia estaba cayendo constantemente. Está claro en la Palabra de Dios que este mundo no ha de permanecer para siempre, pero, mientras permanezca, la providencia de Dios preservará cuidadosamente la sucesión regular de tiempos y sazones, haciendo que cada uno conozca y ocupe su lugar. A esto debemos que el mundo permanezca, y que la rueda de la naturaleza no pierda su pista. Así vemos cómo cambian los tiempos y, a la vez, cómo no cambian; puesto que, por una parte, el curso de la naturaleza es cambiante: día y noche, verano e invierno, en cambio recíproco; por otra parte, este orden no cambia, es una constante inconstancia. Las estaciones nunca han cesado ni cesarán, mientras el sol continúe midiendo el tiempo con tan fija regularidad, y la luna sea tan fiel testigo en los cielos. Éste es el pacto de Dios del día y de la noche, cuya estabilidad se menciona para confirmar nuestra fe en el pacto nuevo, que no es menos inviolable (Jer 33:20-21).

Génesis 8:20 explicación
Génesis 8:20 reflexión para meditar
Génesis 8:20 resumen corto para entender
Génesis 8:20 explicación teológica para estudiar
Génesis 8:20 resumen para niños
Génesis 8:20 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí