Habacuc 3:16 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Habacuc 3:16 | Comentario Bíblico Online

Se describe la impresión que todo esto hace en Habacuc, con lo que el versículo Hab 3:16 empalma con el versículo Hab 3:2, como una respuesta a la oración de allí.

1. Cuando el profeta (v. Hab 3:16) oye el bramido de las olas y el crepitar de los truenos en la tormenta en la que Jehová se revela, experimenta en su interior una convulsión similar a la de la naturaleza. Como dice Driver, «su corazón acelera sus palpitaciones, sus dientes rechinan y se siente próximo al colapso. El temblar de los labios se expresa con un verbo que significa zumbar (retiñir los oídos, en 1Sa 3:11; Jer 19:3) ingl. quiver, vibrar, temblar, estremecerse ». La «pudrición» («caries», en la RV 1977) indica que los huesos, a causa del miedo, son incapaces de sostener el cuerpo. El hebreo raqáb es traducido por Buck como escalofrío en este versículo, pero él mismo lo traduce por carcoma en Ose 5:12. En este mismo sentido de carcoma («carcoma de los huesos») aparece en Pro 12:4 (referido a la mujer mala) y Pro 14:30 (referido a la envidia).

2. La última parte de este versículo les resulta difícil a los autores, incluso a los más expertos rabinos como Hertz, quien recomienda la interpretación, en forma de paráfrasis, de Driver: «Para que yo descanse, esperando tranquilo el día de la angustia …», esto es, el día del juicio descrito en los versículos anteriores. Este día aparece personificado al final del versículo en un ejército invasor (comp. con Apo 16:14-16; Apo 17:14; Apo 19:14-21). Ryrie sugiere como más probable la siguiente versión de las dos últimas frases del versículo Hab 3:16: «Para que yo descanse tranquilamente en el día de la angustia cuando Él suba contra el pueblo que nos invadirá». Si comparamos la frase «el día de la angustia» con Jer 30:7 (¡cuán grande es aquel día … tiempo de angustia para Jacob!), vemos aquí una clara alusión a la Gran Tribulación, y todo apunta a la final liberación en la que desemboca la batalla de Armagedón Apo 16:16 ). Ese temor de Jehová que es gozo en Jehová (v. Hab 3:18) para los que en confían Dios, siempre culmina en una paz y un regocijo como el de Habacuc, y sirve de modelo y aliento para nosotros, pues muestra que los que siembran con lágrimas, cosechan con regocijo.

3. El profeta (v. Hab 3:17) piensa en las serias consecuencias de una batalla de tal calibre, librada en Palestina, aunque tal batalla tenga por feliz resultado la destrucción del enemigo: Higueras, vides, olivos y mieses … todo ha quedado completamente destruido; el hambre hace morir el ganado, con lo que cesan los sacrificios. Toda la tierra ha quedado completamente devastada. Nótese la destrucción de los tres principales símbolos de Israel: la higuera (Luc 13:1-35), la vid (Jua 15:1-27) y el olivo (Zac 4:1-14). El contraste de este panorama de destrucción con la reacción del profeta en el versículo Hab 3:18 es fabuloso: «Pero, en cuanto a mí (lit. Y yo enfático en el original ), en Jehová me regocijaré, y exultaré en el Dios de mi salvación» (comp. con Miq 7:7, «espero al Dios de mi salvación»). Aunque todo se hunda, al profeta no le falta la confianza, y todo lo da por bien perdido, con tal que brille la gloria de Dios en la salvación de su pueblo, con el que Habacuc se identifica.

4. ¿A qué se debe esa actitud santa, generosa, abnegada, de Habacuc? A que (v. Hab 3:19) Jehová Adonay es su fuerza. Dios es la fuente inagotable de confianza para Su pueblo y el que capacita a Israel para que soporte impávido todas las persecuciones y todos los sufrimientos hasta que venga el día de la gran liberación. Este versículo Hab 3:19 nos trae a la memoria aquello del Sal 18:34: «Quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce». Y continúa el salmista en el versículo siguiente: «Me diste asimismo el ESCUDO de tu salvación». Los dardos venían de frente; ahora apuntan más arriba, por lo que Pablo (Efe 6:16, Efe 6:17, cita de Isa 59:17, en un contexto de «justicia de Dios») habla de «escudo de la fe» y «yelmo de la salvación».

5. Hay un detalle muy interesante en la segunda frase del versículo Hab 3:19. Dice el profeta de Jehová Adonay: «El cual hace mis pies como los de las ciervas». Igual que en el Sal 18:33 (v. 34 en la Biblia Hebrea), el nombre está en femenino. La razón es que los pies de las ciervas, las hembras, son más derechos y firmes, según afirma Jarchi, que los de los ciervos. La figura, pues, parece indicar primordialmente agilidad, pero Davidson hace notar que «aquí, la comparación indica la frescura de vida, el poder y la confianza en la acción, que se sienten como sacados de Dios». Las «alturas» a las que alude la frase final son las montañas de Judá, por las que marcharán los hombres del país en triunfo y sin oposición de ningún enemigo. Dice Buck: «Para triunfar sobre todos los enemigos se necesita fuerza militar, rapidez guerrera y supremacía; y el profeta espera confiadamente que Jehová le conceda a él y a su pueblo todos estos dones».

6. Al final del capítulo hay dos palabras hebreas: lamnatséaj binguinotay, «para el músico principal, con mis instrumentos de cuerda» (lit.). El músico principal era el maestro del canto o «director del coro», como diríamos hoy. Este final, que aparece en letra más pequeña en nuestra Reina Valera, parece dar a entender como el versículo Hab 3:1 que esta especie de oda formaba parte de la colección de oraciones usadas en el templo, puestas en polifonía por el director del coro. Recuérdese que el canto era antifonal, conducido por los sacerdotes y respondido por los levitas con instrumentos musicales. Dice Hertz: «La afirmación de fe con que termina el libro se ha entretejido con las características del pueblo de Israel y es una de las principales causas de su supervivencia».

7. Ya que, oficialmente, el comentario es de M. Henry, queremos que él diga las últimas palabras. Termina así su comentario a los dos últimos versículos (18 y 19): «Los que, cuando se sentían llenos, se regocijaban en Dios por todo, cuando se sienten vacíos se pueden regocijar por todo en Dios y, sentados sobre un montón de ruinas, cantar alabanzas a la gloria de Dios. Ésta es la base principal de nuestro gozo en el Señor, que éÉl es el Dios de nuestra eterna salvación y, al ser así, podemos regocijarnos en Él en medio de nuestros mayores apuros, puesto que esos apuros no pueden impedir nuestra salvación, sino, por el contrario, ayudar a ella y promoverla. El gozo en Dios nunca está fuera de tiempo ni lugar, más aún, nunca está en mejor sazón que cuando en el mundo nos encontramos con pérdidas y cruces, pues es entonces cuando se muestra que nuestro corazón no está puesto en las cosas de este mundo, ni ligada a ellas nuestra felicidad. El que es el Dios de nuestra salvación en el mundo de arriba, será nuestra fuerza en este mundo de abajo, para llevarnos allá en nuestro caminar y ayudarnos a remontar las dificultades y la oposición que nos salgan al encuentro en nuestro viaje. Por eso, el profeta, que había comenzado su oración con temor y temblor, la concluye con gozo triunfal, puesto que, para un alma buena, la oración es el alivio del corazón. Comenzó con Sigyonoth, tonos diversos, tonos de lamentación, y termina con Neguinoth, instrumentos de cuerda. Quien está afligido y ha orado correctamente, puede entonces sentirse tan cómodo, puede entonces estar tan alegre como para entonar salmos».

Habacuc 3:16 explicación
Habacuc 3:16 reflexión para meditar
Habacuc 3:16 resumen corto para entender
Habacuc 3:16 explicación teológica para estudiar
Habacuc 3:16 resumen para niños
Habacuc 3:16 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí