Hebreos 8:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Hebreos 8:6 | Comentario Bíblico Online

En esta sección, el autor sagrado esboza, acerca de la superioridad del nuevo pacto sobre el antiguo, algo que también desarrollará a lo largo del capítulo Heb 9:1-28.

1. El versículo Heb 8:6 sirve de gozne entre lo que precede y lo que sigue: «Pero el ministerio (gr. leitourguías) que Jesús ha recibido supera al de ellos (los sacerdotes levíticos) en la medida en que el pacto del cual es mediador (gr. mesítes, el mismo vocablo de 1Ti 2:5, entre otros lugares) supera al antiguo, pues la legislación del nuevo pacto se basa en promesas más excelentes» (NVI). Con razón dice Graham Scroggie que la palabra clave de esta epístola es «mejor», pues, sin ir más lejos, en este mismo versículo, el autor sagrado viene a decir que tanto el actual ministerio sacerdotal de Cristo, como el pacto que lo garantiza y las promesas en que el pacto se apoya son «mejores» que en el régimen de la Ley.

2. En los versículos Heb 8:7-13, el autor sagrado inserta una larga cita del profeta Jeremías (Jer 31:31-34; véase allí el comentario), para mostrar que el nuevo pacto había sido anunciado ya por Dios durante el antiguo régimen de la Ley.

(A) De forma parecida a Heb 7:11, Heb 7:18, muestra que, si el primer pacto no hubiese tenido ningún defecto, no habría hecho falta sustituirlo por otro nuevo (v. Heb 8:7). El pacto antiguo, el del Sinaí, fue necesario para hacer comprender al hombre su condición pecaminosa (Rom 3:19, Rom 3:20), de la cual no podía salir mediante las obras de la Ley, sino sólo «de gracia, mediante la fe» (Efe 2:8, comp. con Rom 3:28-30). El vocablo que las versiones traducen por «sin defecto» significa «irreprensible» en las otras cuatro ocasiones en que sale (Luc 1:6; Flp 2:15; Flp 3:6; 1Ts 3:13), pero aquí no se traduce así, para no dar la impresión de que la propia Ley, dada por Dios, tenía algo que se le podía reprochar. En realidad, la Ley, en sí, no tenía defecto ni merecía reproche. El verdadero reproche recae sobre la pecaminosidad de la naturaleza humana, pero, por analogía de atribución, se transfiere a la Ley porque ésta era incapaz de curar dicha pecaminosidad. ¡No era ése su destino! (v. Rom 7:7-16).

(B) Por eso, el versículos Heb 8:8 se abre diciendo (en el original) «reprendiendo» (gr. memphómenos, de la misma raíz que el ámemptos, irreprensible, del v. Heb 8:7), con lo que daba a entender claramente que no era la Ley, sino ellos, quien merecía reprensión.

(C) La cita de Jeremías está tomada de los LXX, los cuales vertieron bien el texto hebreo. Como hace notar Trenchard, «es maravilloso comprobar cómo principios tan profundos y fundamentales pudieron ser anunciados con toda claridad siglos antes de revelarse la obra del Redentor y en una época cuando Israel se hallaba sumido en un fango abismal de decadencia moral y espiritual».

(D) El pacto nuevo aparece (vv. Heb 8:10, Heb 8:11) en una luz espiritual, interior, pues sus leyes se imprimen en la mente (gr. diánoian, la mente que piensa, discierne, delibera y planea) y en el corazón, es decir, en lo más íntimo del ser moral y espiritual del hombre. Con ello se alcanza un nuevo, más perfecto y universal, conocimiento de Dios.

(E) Es necesario estudiar esta cita de Jer 31:31-34 dentro de su contexto anterior y posterior, y compararla con Eze 36:24-28, también dentro de su contexto, para percatarse de que la profecía es, en primer término, para Israel y con miras al reino mesiánico futuro, pero, como en otras ocasiones (v. por ej., lo que dice Pedro en Hch 2:16-21, comp. con Joe 2:28-32), detrás de esa primera intención del Espíritu Santo se transparenta una intención y un propósito que abarcan, de modo general, a todos los que, en la dispensación del Evangelio, van entrando en el nuevo pacto en cuanto a las realidades espirituales que en él predominan, sin derogar lo que es peculiarmente propio de Israel. Por eso, pudo citar el Señor (Jua 6:45), a favor de los que en la actual dispensación creen en Él, la frase de Isa 54:13 «todos tus hijos serán enseñados por Jehová», que tanta semejanza guarda con Jer 31:34, que el autor de Hebreos cita en el versículo Heb 8:11.

(F) Después de la cita de Jer 31:31-34, y apoyándose en la expresión «nuevo pacto» (v. Heb 8:8, al final, comp. con Jer 31:31), concluye el autor sagrado: «Al llamar nuevo a este pacto, ha convertido el primero en anticuado. Y lo que está anticuado y se ha hecho viejo, está a punto de desaparecer». Conviene hacer algunas observaciones sobre este versículo:

(a) El verbo griego palaióo, que aquí está en pretérito perfecto de indicativo (acción pasada cuyo efecto continúa), significa literalmente «declarar antiguo» (o, mejor, viejo). El mero hecho de establecer un nuevo pacto ya, de por sí, declara viejo y fenecido el anterior.

(b) El autor sagrado saca de ahí una ulterior conclusión: «Mas lo que se está haciendo anticuado y esta envejeciendo (está) cerca de la desaparición» (lit.). Traduzco ahora literalmente del original, para que se perciban bien los matices de los verbos, los cuales están en participio de presente. Esta acción continua es inmediatamente anterior a la desaparición, pues da a entender que el proceso de envejecimiento está llegando ya a su culminación.

(c) Esta culminación, por la que el pacto antiguo estaba próximo a desaparecer, se estaba verificando ya en el tiempo en que Jeremías anunciaba, de parte de Jehová, el establecimiento de un nuevo pacto. La desaparición legal, jurídica, había de venir con el Señor Jesucristo (v. Jua 1:17), quien, en la institución de la Cena, habló ya del nuevo pacto en su sangre (Luc 22:20; 1Co 11:25). Al rasgarse el velo que impedía el acceso al Lugar Santísimo (Mat 27:51), Dios mostraba que las normas concernientes al santuario terrenal, con el pacto que las garantizaba, eran cosas del pasado.

(d) Para que nadie crea que lo que demandaba un cambio de pacto era meramente su antigüedad, el autor sagrado añade lo de se está envejeciendo, es decir, la nota decisiva del deterioro, caducidad y, por tanto, inutilidad. Como decía un amigo mío, «no es lo mismo un museo de antigüedades que un museo de vejestorios, pues las antigüedades ganan con el tiempo». De ahí, nuestra imprecisión (ya general y legendaria, por lo que no es fácil desarraigarla) al llamar Antiguo Testamento a lo que debería llamarse Viejo Pacto.

Hebreos 8:6 explicación
Hebreos 8:6 reflexión para meditar
Hebreos 8:6 resumen corto para entender
Hebreos 8:6 explicación teológica para estudiar
Hebreos 8:6 resumen para niños
Hebreos 8:6 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí