Hechos 21:15 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. Para demostrar que estaban dispuestos a correr la misma suerte que Pablo (comp. con Jua 11:16), no sólo Lucas y los demás que le habían seguido hasta Cesarea, sino incluso algunos de los discípulos de Cesarea (vv. Hch 21:15, Hch 21:16), tomaron sus bagajes, sin servirse de mozos de cuerda, y se fueron con él a Jerusalén. Parece como si el gran denuedo del apóstol hubiera envalentonado a todos los demás. Consigo llevaron también a un creyente antiguo, es decir, de los primeros que habían creído, natural de Chipre, Mnasón (mejor, Mnason) de nombre, en cuya casa, al parecer amplia, se iban a hospedar (v. Hch 21:16). Este chipriota demostró su bien probada fe al dar alojamiento en su casa a tan numerosa compañía. Con discípulos así, bien puede un creyente hospedarse con gozo y gratitud al Señor, que da tales dones a los hombres.

2. La acogida que tuvieron en Jerusalén (v. Hch 21:17): (A) Los hermanos los recibieron con gozo. El vocablo para «recibir» es el mismo de Hch 2:41. La NVI lo vierte así: «nos prodigaron una calurosa acogida»; esto muestra que, a pesar de que la delegación incluía muchos creyentes de extracción gentil, «los guías espirituales (de Jerusalén) reconocían con alegría la gran obra que Pablo realizaba como apóstol de los gentiles» (Trenchard). (B) Por su parte, los delegados (y Pablo con ellos) giraron al día siguiente (v. Hch 21:18) una visita a Jacobo, o Santiago, el hermano del Señor y presidente de la comunidad de Jerusalén, como vimos en el capítulo Hch 15:1-41. Lucas hace notar que, con él, se hallaban presentes todos los ancianos de la iglesia.

3. El informe que Pablo dio de su labor entre los gentiles a los líderes de la «iglesia madre» (v. Hch 21:19): «les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio». No da su informe a Jacobo como a un superior jerárquico, sino como a un colaborador (v. el comentario a 1Co 3:9). Su informe fue bien detallado a fin de que apareciese más gloriosa la gracia de Dios en circunstancias tan variadas como habían sido las de los viajes misioneros del apóstol. Y así como Pablo atribuía todo a Dios que había hecho aquellas cosas por medio de Pablo, ellos glorificaron (v. Hch 21:20), no a Pablo, sino a Dios, pero, con esto mismo, mostraban que no tenían envidia a Pablo, a pesar del gran prestigio que ganaba entre los creyentes de todos los lugares.

4. La petición que los ancianos de Jerusalén (se incluye tácitamente a Jacobo) hicieron a Pablo de que diese satisfacción a los judíos creyentes al mostrar públicamente que no iba contra la Ley de Moisés, según se rumoreaba (vv. Hch 21:20-25). Esta porción requiere un cuidadoso análisis por los malentendidos que ha suscitado.

(A) Desean que Pablo se percate del éxito que la predicación del Evangelio ha tenido en la propia Palestina. El cómputo suena un poco a hipérbole: «Contemplas, hermano, cuántas miríadas (decenas de mil) hay entre los judíos de los que han creído» (lit.). Le llaman «hermano», a pesar de ciertas diferencias de opinión, y parecen animarle a glorificar a Dios por unas conversiones mucho más numerosas que todas las que Dios había obrado por medio de Pablo en todos sus viajes misioneros; esto, sin duda alguna, había de alegrar a Pablo, quien tampoco tenía envidia al guna de los éxitos ajenos, ya que el éxito y el fruto eran, al fin y al cabo, en todos los casos, de Dios. Pero dicho «cómputo hiperbólico» lleva una intención determinada, como se ve por el contexto (todo el análisis de estos versículos es obra del traductor).

(B) Le hacen ver que, a pesar de ser tan numerosos los convertidos, todos son celosos por la ley, es decir, todos observan fielmente los preceptos de la ley mosaica. M. Henry y el propio L. S. Chafer, cometen un error garrafal al pensar que esto lo decían con tristeza, como lamentándose de «la debilidad prevaleciente entre los judíos creyentes» (M. Henry). Bastaría la lectura de Gál 2:12. para percatarse de tal equivocación. Sin llegar a ser propiamente «judaizantes» (como se ve por el v. Hch 21:25), la mayoría de la comunidad de Jerusalén, con Jacobo a la cabeza, eran partidarios de la observancia de la Ley, aunque no como «yugo», sino como norma válida de conducta (comp. con Stg 1:25; Stg 2:10-12 y el énfasis, no la doctrina, de Stg 2:14-26). En el otro extremo del «espectro», siempre cristiano, estaba Pablo con su énfasis sobre la nulidad, y hasta los efectos relativamente dañosos, de la Ley. En el medio, algún tanto fluctuante, vemos a Pedro, como se palpa en las respectivas intervenciones en el sínodo de Jerusalén (cap. Hch 15:1-41) y en el incidente de Gál 2:12.

(C) Le informan del desafecto que le habían cobrado aquellos miles de judíos creyentes, a causa de cierta información tendenciosa que se les había dado (v. Hch 21:21): «que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las costumbres». Este informe era totalmente falso, pues Pablo había hecho circuncidar a Timoteo (Hch 16:3) y a ningún judío había prohibido observar las costumbres de sus padres. Él mismo se portaba como judío observante.

(D) Le proponen que, para demostrar que es falso el cargo que se le hace, acompañe a cuatro hombres que tienen que cumplir un voto, se purifique con ellos y les pague el gasto de rasurarse la cabeza (vv. Hch 21:23, Hch 21:24). Puesto que el voto de nazareo había de cumplirse, según la tradición (no hay precepto bíblico acerca del tiempo), en treinta días como mínimo, la mención de siete días en el versículo Hch 21:27 ha desconcertado a muchos exegetas, pero Lucas no dice que eran siete los días del cumplimiento del voto, sino de la purificación (comp. con Núm 6:9); ése era el plazo en que había de terminarse el ceremonial.

(E) Para que esto no pareciese una contravención de lo decretado en el sínodo de Jerusalén (cap. Hch 15:1-41), añaden que, en cuanto a los gentiles que han creído (v. Hch 21:25), se han limitado a transmitirles las instrucciones del citado sínodo (Hch 15:20, Hch 15:29). Sabían cuán celoso era Pablo de la libertad de los gentiles convertidos y, por eso, se refieren expresamente a dichas instrucciones para no suscitar la intranquilidad del apóstol.

(F) Pablo no vio en ello nada contra su conciencia de judío cristiano y accedió por el bien de los demás, como era su norma (Rom 14:13-23; 1Co 8:1-13; 1Co 9:20). Él mismo había cumplido un voto similar (Hch 18:18). De esta forma, se conseguían tres buenos resultados: (a) La multitud (v. Hch 21:22) quedaría satisfecha; (b) él mismo quedaría rehabilitado ante la multitud y (c) los líderes de la iglesia se verían descargados de una grave preocupación. Sin embargo, esta medida de «prudencia» iba a tener terribles consecuencias, aunque dentro del plan de Dios sobre Pablo.

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