Jeremías 2:29 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Jeremías 2:29 | Comentario Bíblico Online

1. La verdad de la acusación era evidente e incontestable (v. Jer 2:29): «¿Por qué porfiáis conmigo? Sabéis que todos vosotros prevaricasteis contra mí. ¿Por qué, pues, porfiáis conmigo por contender con vosotros?»

2. Dios les requiere a considerar su obstinación y su ingratitud.

(A) Han recibido de Dios reprensiones de muchas clases, con las que Él quería llevarles al arrepentimiento, pero en vano. Ni se les avivaba la conciencia ni se les ablandaba el corazón. No querían recibir (v. Jer 2:30) instrucción en forma de corrección (hebr. musar; v. el comentario a Pro 1:8 a); por tanto, el castigo era en vano. No contentos con desoír la voz de Dios, mataban a los profetas que la proclamaban (v. Jer 2:30): «Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador» (v. Jer 26:23; 2Re 21:16).

(B) «¡Oh generación! les dice ahora (v. Jer 2:31) tiernamente . ¿He sido yo un desierto para Israel o una tierra de tinieblas?» Como si dijese: «¿No he sido para ellos un manantial de agua viva (v. Jer 2:13) para proveerles de todo lo que bastaba para satisfacer sus necesidades? ¿Acaso los he dejado en la oscuridad, sin guía que les mostrase el camino?» Es cierto que, a veces, Dios lleva a su pueblo por un desierto y en la oscuridad, pero siempre va al lado de ellos, dándoles todo lo necesario y guiándoles como de la mano. Así llevó a los israelitas, sustentándoles con el maná y guiándoles de noche con la columna de fuego. Pero se habían vuelto insolentes e imperiosos (v. Jer 2:31): «Vagamos a nuestras anchas; nunca más vendremos a ti». Los que, como pordioseros, tenemos que mendigar de Dios cuanto somos y tenemos, ¿cómo podemos decir: Somos ricos, nos bastamos a nosotros mismos, no necesitamos a Dios?

3. La causa de todo su mal comportamiento es que se han olvidado de Dios (v. Jer 2:32) y de todo lo que les habría llevado a recordar a Dios. Se han olvidado de Él por innumerables días, es decir, por muchísimo tiempo. ¡Cuántos días de nuestra vida han pasado sin un recuerdo conveniente de Dios! ¿Quién puede contar esos días vacios? Israel no tenía para Dios la consideración que una doncella (hebr. betulah) recién desposada y una novia (hebr. kallah) tienen hacia sus galas. ¡No! Ellas están continuamente pensando en ellas y hablando de ellas.

4. Dios les muestra la mala influencia que sus pecados han ejercido en otros (v. Jer 2:33): «¿Por qué adornas tu camino para hallar amor?» Hay aquí una alusión a las mujeres descocadas que se ofrecían a sí mismas con sus lascivas miradas y su vestir inmodesto, como Jezabel (2Re 9:30), que se pintaba los ojos con antimonio y se ataviaba la cabeza. Así cortejaba Israel a sus vecinos paganos, entraba en coaliciones con ellos y enseñando aun a las perversas sus caminos, mezclaba las instituciones de Dios con las costumbres idolátricas de sus aliados. Como parafrasea el rabino Freedman: «Eres maestra de maldad incluso para las malvadas».

5. Les acusa del crimen de asesinato (v. Jer 2:34): «Aun en tus faldas se halló la sangre de las almas (es decir, de las personas) de los pobres inocentes». La referencia es aquí a los niños que eran ofrecidos en sacrificio a Mólek (o Moloc, como suele escribirse y decirse); o podría entenderse en general por toda la sangre inocente que Manasés derramó, y con la que llenó a Jerusalén de extremo a extremo (2Re 21:16). Esta sangre no se descubrió buscándola en secreto ni cavando en la tierra, sino que estaba a la vista de todos, pues la mostraban los bordes de los vestidos donde había salpicado.

6. Israel se niega a confesarse culpable de todo eso (vv. Jer 2:34, Jer 2:35), pero Dios le asegura que sus excusas no le van a valer. Si piensa que, con su hipócrita confesión de inocencia, la ira de Dios se apartó de Israel, se equivoca. Dios le llama a juicio (v. Jer 2:35), para convencerle de que no es inocente, sino culpable. Dice Asensio: «Es juicio de quien acusa, pero, antes de condenar, espera que Israel reaccione y deje de apresurarse a cambiar sus caminos (v. Jer 2:36), al correr de una nación a otra en busca de alianzas». En efecto:

(A) Les muestra que seguirán sufriendo decepciones mientras continúen poniendo su confianza en criaturas, cuando tienen a Dios por enemigo (vv. Jer 2:36, Jer 2:37). Lo mismo que salieron avergonzados de la alianza con Asiria, serán también avergonzados de su alianza con Egipto. Necia idolatría fue poner su confianza en brazo de carne (Jer 17:5) y apartar de Dios el corazón. ¿Para qué andar cambiando de camino, cuando hay sólo un camino seguro y bendito? Los que ponen en Dios su esperanza y caminan en continua dependencia de Él, no tienen por qué cambiar de camino, pues en Él podrán reposar, entrar y salir y hallar pastos (comp. con Jua 10:9).

(B) Viene a decirles que, al cambiar de camino, cambiarán únicamente de decepción. Habían confiado primero en Asiria y, al resultarles una caña rajada, pasaron a apoyarse en Egipto, que no les resultó mejor (v. Jer 2:37): «También de allí saldrás con las manos en la cabeza» (v. 2Sa 13:19 para el sentido de este gesto). En Jer 37:5-10 vemos el cumplimiento de esta profecía. Dios había rechazado a aquellos en que Israel confiaba (v. Jer 2:37) y, por tanto, no podía prosperar por ellos. Dice Asensio: «Señor de todas las naciones y árbitro del poderío de los grandes imperios, Jehová rechaza y corta en seco mibtaj = el objeto de confianza, dioses extraños y naciones, de Israel: al margen de Dios, nada de éxitos nacionales».

Jeremías 2:29 explicación
Jeremías 2:29 reflexión para meditar
Jeremías 2:29 resumen corto para entender
Jeremías 2:29 explicación teológica para estudiar
Jeremías 2:29 resumen para niños
Jeremías 2:29 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí