Estudio Bíblico | Explicación de Jeremías 26:7 | Comentario Bíblico Online
En lugar de despertar las convicciones de ellos, el mensaje del profeta sirvió para exasperar sus corrupciones.
1. Tienen por un crimen el que Jeremías les haya predicado ese sermón y como a criminal lo arrestan. Los sacerdotes (v. Jer 26:7), los profetas y todo el pueblo le oyeron hablar estas palabras, y eso bastó para basar en eso su procesamiento. Jeremías había dicho: «Si no me oís …, yo pondré esta casa como Siló, etc.» (vv. Jer 26:4-6); pero ellos abrevian y así escamotean lo que la mano de Dios había de hacer si ellos no escuchaban la voz de Dios, y acusan a Jeremías de que blasfema contra la ciudad y contra el templo, por decir (v. Jer 26:9): «Esta casa será como Siló, etc.». La acusación es parecida a la que se hizo después contra el Señor Jesús y contra Esteban. Con un fundamento tan débil, no es extraño que la sentencia fuese injusta (v. Jer 26:8, al final): «De cierto morirás». Lo que acababa de decir estaba de acuerdo con lo que Dios había dicho en 1Re 9:6-8; sin embargo, es condenado por decir lo mismo que allí.
2. Pero el tribunal que va a juzgar a Jeremías no es tan fanático (vv. Jer 26:16.). Sus jueces van a ser los príncipes del pueblo (vv. Jer 26:10.). Al oír este alboroto que venía del templo, subieron de la casa del rey a la casa de Jehová para ver qué pasaba, y se sentaron en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová para juzgar el caso. Los sacerdotes y los profetas eran sus demandantes, enfurecidos contra él, y dijeron al tribunal y a todo el pueblo (v. Jer 26:11) que Jeremías había incurrido en pena de muerte por profetizar contra la ciudad. Cuando Jeremías profetizó en la casa del rey acerca de la ruina de la familia real (Jer 22:1.), la corte, aunque estaba corrompida, lo llevó con paciencia y no leemos que le persiguieran por ello; pero cuando viene a la casa de Jehová y toca el lugar que los sacerdotes usufructuaban y, por otra parte, contradice las mentiras lisonjeras de los falsos profetas (v. Jer 5:31), entonces es considerado por unos y otros como digno de muerte.
3. Jeremías presenta su defensa ante los príncipes del pueblo. No se retracta de lo que ha dicho, sino que se ratifica en ello aunque le cueste la vida, pero: (A) Afirma que lo ha hecho con buena autorización, no por espíritu de contradicción o sedición, sino porque (v. Jer 26:12) «Jehová dice me envió a profetizar contra esta casa y contra esta ciudad todas las palabras que habéis oído». Lo mismo repite al final del versículo Jer 26:15. Mientras los ministros de Dios se atengan en todo a las órdenes que han recibido del cielo, no tienen que temer la oposición que se les haga, ya sea de parte del mundo o del infierno. Está bajo la protección de Dios, y toda afrenta que se haga al embajador, será resentida por el Príncipe que le envió. (B) Les advierte, no como quien amenaza, sino como quien amonesta (vv. Jer 26:13-15), que se enmienden y escuchen la Palabra de Dios. En cuanto a él, el asunto no es de gravedad: «heme aquí dice (v. Jer 26:14) en vuestras manos; ni tengo poder para resistir, ni tengo tanto amor a mi vida como para traicionar mi deber; haced de mí como mejor y más recto os parezca». Pero, en cuanto a ellos, les advierte que son ellos los que peligran si le dan muerte (v. Jer 26:15): «Mas sabed de cierto que, si me matáis, sangre inocente echaréis sobre vosotros, etc.».
