Jeremías 35:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lo que se contiene en este capítulo ocurrió en días de Joacim (v. Jer 35:1), en la última parte de su reinado, pues fue después que el rey de Babilonia viniese con su ejército (v. Jer 35:11), atacase la Judea y forzase a sus habitantes a refugiarse en Jerusalén (año 598 a. de C.). Entre estos refugiados estaban los recabitas, originalmente quenitas o ceneos (v. 1Cr 2:55), que se habían establecido en la tierra de Israel (Jue 1:16; 1Sa 15:6; 1Sa 27:10), al ser descendientes de Hobab, cuñado (no «suegro» v. Núm 10:29 , donde Reuel es el mismo Jetró, suegro de Moisés) de Moisés. Una familia de estos ceneos (o cineos, o quenitas) se llamaban recabitas de su antepasado Recab. Su hijo, o descendiente lineal, fue Jonadab, famoso en su tiempo por su sabiduría y su piedad, que vivió en los días de Jehú, rey de Israel, casi trescientos años antes de esto (v. 2Re 10:15, 2Re 10:16).

1. Las normas de conducta que Jonadab encargó a sus hijos y a su descendencia que las observasen religiosamente, eran las que él mismo había observado durante toda su vida (vv. Jer 35:6, Jer 35:7).

(A) Se contenían en dos singulares preceptos: (a) les prohibió beber vino, conforme a la ley de los nazireos o nazareos. Aunque no es el uso, sino el abuso, del vino lo que daña, la gente es tan propensa a pasarse de la raya, que más vale abstenerse del todo de él o usarlo en pequeñas cantidades, casi como medicina (1Ti 5:23), antes que exponerse a las graves consecuencias de la ebriedad. (b) Les ordenó vivir en tiendas; no habían de edificar casas, ni habían de comprar terrenos, ni tomar en alquiler ni ocupar casas edificadas por otros. Esto era un ejemplo de sobriedad y mortificación. Las tiendas de campaña son moradas muy modestas, con lo que se les enseñaba a ser humildes; son también habitaciones frías, con lo que aprenderían a ser fuertes y no halagar al cuerpo; además son movibles, con lo que se les enseñaba a no pensar en establecerse ni echar raíces en ninguna parte de este mundo, pues habían de morar en tiendas todos sus días (v. Jer 35:7).

(B) ¿Por qué prescribió Jonadab estas normas de conducta a sus descendientes? Para mostrar, junto con su gran sabiduría y prudencia, el interés que tenía por el bien de ellos, no ligándoles con voto ni juramento, sino sólo exhortándoles a que se ajustasen a esta disciplina en la medida en que les ayudase para su edificación espiritual (v. Jer 35:11). Sus antepasados se habían dedicado a la vida pastoril (Éxo 2:16) y él quería que su posteridad siguiese por el mismo camino. Moisés les había dado esperanzas de que se establecerían entre los israelitas (Núm 10:32), pero ellos eran peregrinos en la tierra (v. Jer 35:7, al final), no tenían heredad en ella y, por tanto, habían de vivir de su oficio y acostumbrarse a una vida dura y a una vivienda incómoda. La humildad y el buen contentamiento en la oscuridad de una vida modesta son con frecuencia la mejor protección de las personas. Jonadab vio la general corrupción del país; abundaban los borrachos de Efraín y temía que sus hijos se contagiasen de ellos; por eso, les obligó a retirarse de las ciudades y vivir del modo más morigerado. Es posible que previese la destrucción de un pueblo tan degenerado y quisiera así proveer para que su familia, aun en medio de los mayores aprietos, disfrutase de paz. Si no tenían mucho a que aficionarse, sería menor el dolor al ser despojados de ello. Buena cosa es vivir bajo disciplina y enseñar a nuestros hijos a vivir también así.

2. Cuán estrictamente observó su posteridad estas normas (vv. Jer 35:8-10).

(A) Todos ellos, en sus respectivas generaciones, habían obedecido a la voz de su padre Jonadab (v. Jer 35:8) y habían hecho conforme a todas las cosas que les mandó (v. Jer 35:10). No bebieron vino en un país en que lo había en abundancia, no edificaron casas ni cultivaron la tierra, sino que vivieron de los productos de su ganado. En cuanto a uno de los detalles particulares, se vieron en necesidad de dispensarse de él (v. Jer 35:11): Cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió a la tierra con su ejército, aunque hasta entonces habían vivido ellos en tiendas, las dejaron y se vinieron a vivir en casas en Jerusalén. Las normas de una disciplina no deben ser demasiado estrictas, sino que han de admitir excepción y dispensa cuando la necesidad lo reclama. Estos recabitas habrían tentado a Dios, en lugar de confiar en Él si no hubiesen empleado los medios más convenientes para su seguridad, no obstante la norma (y la costumbre) de su familia.

(B) Jeremías los llevó al templo (v. Jer 35:2) porque tenía para ellos un mensaje de parte de Dios. Allí, no sólo les preguntó si querían beber vino, sino que (v. Jer 35:5) puso delante de ellos tazas y copas llenas de vino y les dijo: Bebed vino. La tentación era muy fuerte. Era como decirles: «Bebed vino, lo tenéis gratis. Ya habéis quebrantado una de las normas de vuestro padre al venir a vivir en Jerusalén, ¿por qué no quebrantar también ésta, y actuar como los demás que viven en la ciudad?» Pero ellos rehusaron terminantemente y con toda unanimidad (v. Jer 35:6): «Mas ellos dijeron: No beberemos vino, etc.». El profeta vio claramente que estaban firmemente resueltos.

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