Estudio Bíblico | Explicación de Joel 1:15 | Comentario Bíblico Online
1. Esta porción se abre con un «¡ay!» impresionante (v. Joe 1:15): «¡Ay de ese día!, porque cercano está el día de Jehová» (comp. con Joe 2:1, Joe 2:11, Joe 2:31; Joe 3:14; Isa 13:6; Eze 30:3; Abd. v. Abd 1:15 y Sof 1:7). Ese día añade el profeta vendrá como devastación (hebr. shod) de parte del Shadday (nótese el juego de palabras: shod, que procede del Shadday), esto es, del Todopoderoso o, mejor, del Todosuficiente (v. el comentario a Gén 17:1).
2. Yoel ve en la plaga de langostas un presagio y un símbolo profético del Día de Jehová (comp. con Amó 5:18-20). Dice Buck: «El día del Señor es una noción muy compleja, un día nefasto y de tinieblas, pero también un día de luz y de promesas». En 1Co 4:3, Pablo habla de un «día humano», en contraste con el «Día» de 1Co 3:13. El primero es el día de hoy, cuando el hombre juzga y gobierna. Este día del hombre tocará a su fin cuando venga el día de Jesucristo (Flp 1:6), en el que ocurrirá el arrebatamiento de la Iglesia. Tras de ese día comenzará el día de Jehová, que comprenderá el período de la Gran Tribulación la septuagésima semana de Dan 9:27 y, con la Segunda Venida de Cristo, el Milenio (v. Isa 2:1-21; Amó 5:18; Sof 1:14-18; Sof 2:1-2). Todo eso está comprendido en la expresión «el Día de Jehová». Al final de ese Día de Jehová puede decirse que comienza el día de Dios (el día octavo) en que los elementos se fundirán (v. 2Pe 3:10 comp. con 1Co 15:28 y Apo 20:11.). Ese día durará por toda la eternidad.
3. A la plaga acompaña (vv. Joe 1:16-20) una tremenda sequía, que es como otro incendio (nótese la repetida mención del fuego en los versículos Joe 1:19 y Joe 1:20) que acaba con todo lo que aún quedaba (v. Joe 1:19). Así, los animales sufren también las consecuencias («toda la creación gime a una» Rom 8:22 ). «Con razón se dice hace notar Buck que la Biblia es zoófila» (v., por ej., Jer 3:24; Jer 14:3-6; Hab 3:16, Hab 3:17; Sof 1:3). «Hasta las bestias del campo dice el profeta jadean tras de ti», esto es, de Jehová (v. Joe 1:18; Sal 42:1; Sal 104:21; Sal 145:15; Sal 147:9). Las bestias jadean porque no pueden orar, deben hacerlo por ellas los moradores de la tierra (v. Joe 1:14) y, especialmente, el profeta mismo (v. Joe 1:19): «A ti, oh Jehová, clamo», frase que era ya una fórmula litúrgica tradicional (v. Sal 28:1; Sal 30:9; Sal 86:3, etc.).
