Jueces 7:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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I. Gedeón se pone a desempeñar el cargo de un buen general. Acampa junto a una fuente, para que el ejército no se acobarde por falta de agua, y en lugar elevado, para cobrar ventaja sobre el enemigo, ya que los madianitas estaban en el valle (v. Jue 7:1). Nótese que la fe en las promesas de Dios no debe servir para amenguar, sino para avivar nuestro esfuerzo.

II. El ejército de Israel constaba de 30.000 hombres, muy pocos en comparación con los que el pueblo podía haber reunido, y especialmente pocos en comparación con el ejército enemigo (v. Jue 7:12); sin embargo, a Dios le parecieron demasiados (v. Jue 7:2), pues quería silenciar y excluir toda jactancia por parte de Israel. Ésta es la razón que da aquí el que conoce bien el orgullo que hay en el corazón del hombre: No sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. Dios empleó dos metodos diferentes para reducir el número de los soldados de Israel:

1. Ordenó que fuesen despedidos todos los que se sintiesen tímidos y acobardados (v. Jue 7:3). Podríamos suponer que, contra un enemigo como Madián, con tales señales y promesas como las de Dios, y con un líder como Gedeón, escasamente se hallaría un israelita que se delatase a sí mismo como cobarde; con todo, más de dos terceras partes se aprovecharon de este pregón y se retiraron a sus casas. Hay quienes opinan que la opresión bajo la cual habían vivido por tanto tiempo había minado la moral de sus ánimos. Otros con mayor probabilidad, piensan que la conciencia de su culpabilidad les privó del coraje necesario para entrar en batalla. El pecado les salía al rostro y, por eso, no se atrevían a mirarle a la cara a la muerte.

2. Ahora emplea Dios un segundo método e indica a Gedeón cómo ha de conocer a los que ha de seleccionar: «Aún es mucho el pueblo», dice Dios (v. Jue 7:4), con lo que nos enseña a no valorar demasiado el número y a entender aquellos designios de la Providencia que parecen ir en mengua de la Iglesia y de sus intereses. Dios ordena a Gedeón que lleve a los diez mil soldados restantes a una fuente, probablemente la de Harod (v. Jue 7:1) y al arroyo que fluye de ella. Dice el Señor: «Llévalos a las aguas y allí yo te los probaré». La palabra hebrea empleada aquí, y traducida probaré, es la que se emplea para expresar el acto de refinar o ensayar metales preciosos. Se halla en este sentido en el Sal 12:6, y en Isa 1:25: «Limpiaré hasta lo más puro de tus escorias». Así Dios iba a ensayar y limpiar el ya reducido ejército de Gedeón. Al mismo tiempo, ¡cuán severa era la prueba para la fe del mismo Gedeón!; porque, ¿qué podía esperar, sino más disminución? Pero ¡cuán preciosa es la pequeña palabra te en este v. Jue 7:4! Es como si dijera: «Quiero darte los más escogidos entre diez mil, hombres, según tu propio corazón, dispuestos a obedecerme a mí, y a confiar en mí como tú mismo lo haces, por esto los pongo en el horno para ensayarlos». No cabía duda de que la mayoría se habían de arrodillar para beber, bajando la boca al agua como hacen los caballos. Otros, los menos, preferirían darse prisa y no tomarse mucho tiempo en formalidades, por lo que se contentarían con llevar un poco de agua con la mano a la boca, de manera semejante a como beben los perros el agua, lamiéndola con la lengua. Solamente 300 hombres bebieron de este segundo modo y, por este medio (sólo conocido por Gedeón), le mostró Dios a quiénes había de seleccionar para derrotar a los madianitas (v. Jue 7:7). Fueron seleccionados:

(A) Hombres duros, dispuestos a soportar la fatiga, sin quejarse de sed ni de cansancio.

(B) Hombres presurosos, que pensaron que no había que detenerse en beber cómodamente, sino prestos a avanzar rápidamente contra el enemigo, y que preferían el servicio a Dios y a su país más bien que la comodidad del refrigerio.

(C) Hombres animosos y valientes, que no temieron permanecer en pie para beber, aun a costa de exponerse a la vista del enemigo. Fue una gran prueba para la fe de Gedeón cuando Dios le dijo que con estos 300 hombres había de salvar a Israel, y que todos los demás se marcharan cada uno a su lugar. De esta manera tan extraña fue purgado el ejército de Gedeón, modelado y reducido en lugar de ser ampliado.

3. Veamos ahora cómo fue equipado este pequeño y despreciable regimiento. (A) Tomaron provisiones (v. Jue 7:8), se cargaron cada uno con sus víveres, y mostraron así su fe en Dios de que tendrían bastante para subsistir, y no demasiado para ir sobrecargados, con lo que mostrarían también su prudencia y diligencia en no llevar más de lo que requería la oportunidad. Esto sí que era vivir de la mano a la boca. (B) Cada soldado había de tomar su trompeta, como si fueran a un Juego en lugar de ir a una batalla.

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