Lucas 12:54 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Lucas 12:54 | Comentario Bíblico Online

Al haber dado a los discípulos la lección que les correspondía, Jesús se vuelve ahora a la multitud en general y les da la lección que a ellos les corresponde (v. Luc 12:54). En general, deseaba que fuesen tan avisados en los negocios del alma como lo eran en los del cuerpo.

I. Les convenía aprender a discernir el camino de Dios con relación a ellos, para prepararse convenientemente a entrar por él. Eran sabios en cuanto al clima, pues podían predecir cuándo llovería y cuándo haría calor (vv. Luc 12:54-55), fundados en las señales del firmamento que habían observado una y otra vez. La experiencia es madre de la ciencia y en Heb 5:14, se nos dice que «los que han alcanzado la madurez» son «los que, por razón de la costumbre, tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal». Todo el que es sabio, tanto para ciencia, como «para salvación» (2Ti 3:15), observa atento, aprende solícito, y se hace maduro en discernimiento, «para no ser llevado a la deriva por todo viento de doctrina» (Efe 4:14). Pero esta gente no tenía sabiduría para discernir el cumplimiento del tiempo (Mar 1:15).

1. En efecto, acertaban a presagiar el tiempo meteorológico: «Cuando veis la nube que sale del poniente, aunque al principio no sea mayor que la palma de la mano de un hombre (1Re 18:44), al instante decís: Viene lluvia; y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace». Sin embargo, la naturaleza no siempre obedece a los pronósticos de los meteorólogos (ni siquiera en 1983. Nota del traductor); con todo, la gente se acomoda a tales predicciones.

2. La consecuencia que Cristo infiere de esto contra ellos (v. Luc 12:56): «¡Hipócritas! Sabéis averiguar el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no averiguáis este tiempo? Como si dijese: «¿Cómo no sabéis discernir esta oportunidad (lit.) que Dios os ofrece ahora y que quizá no volváis a tener jamás?» «He aquí ahora el tiempo favorable; he aquí ahora el día de salvación», grita a todos el apóstol (2Co 6:2). «Ahora o nunca.» La locura y la ruina del ser humano está en que no conoce su tiempo. Esa fue la causa de la ruina de los hombres de aquella generación: «No conociste el tiempo de tu visitación» (Luc 19:44). Jesús añade: «¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (v. Luc 12:57). Ante las señales que de su mesianidad daba Jesús, deberían haber pronunciado «veredicto de justicia» sobre lo que Cristo les predicaba y enseñaba (comp. con Jua 16:10; 1Ti 3:16 «Justificado en el Espíritu». Esto podían juzgar «por sí mismos», sin depender de las falsas doctrinas de los fariseos. Si los hombres se liberasen de prejuicios y tuviesen la libertad de juzgar por sí mismos lo que es justo, pronto se percatarían de que todos los preceptos y enseñanzas de Jesucristo son rectos, sabios y convenientes, y que no hay cosa tan puesta en razón como someterse a ellos de buen grado.

II. Les convenía ponerse a toda prisa a bien con Dios, antes de que fuese demasiado tarde (vv. Luc 12:58-59). Esta misma advertencia la comentamos en Mat 5:25-26. Aun cuando allí el contexto parece apuntar al hermano como adversario (lit. demandante ante un tribunal), aquí el «adversario» no puede entenderse sino de Jesucristo. La base del símil es la misma que en Mat 5:25-26:

1. En los asuntos temporales, es señal de prudencia ponerse a bien con un contendiente contra quien no podemos prevalecer ante un tribunal: «Pues cuando vayas al magistrado con tu adversario, y veas que vas a perder el pleito, la prudencia te aconsejará que procures arreglarte con él en el camino». Quien es verdaderamente prudente no deja que los pleitos lleguen a un extremo en que va a salir perdedor, sino que se aviene a un arreglo o «conciliación», aun cuando no esté dispuesto a una «reconciliación».

2. Si esto ocurre en los asuntos temporales, mucho más ha de tenerse en cuenta en los asuntos espirituales, en los que el Juez será inapelable, y la sentencia irrevocable por toda la eternidad. Por el pecado, hemos hecho a Dios nuestro adversario: «Nuestras iniquidades han hecho separación entre nosotros y nuestro Dios» (Isa 59:2). Y Dios tiene todo derecho para ocultar de nosotros su rostro, y todo poder para enviarnos al Infierno (Mat 10:28). Cristo a quien todo juicio ha sido encomendado (v. Jua 5:22-29) es el magistrado ante el que todos hemos de comparecer; aquel que, por no haber escuchado su Palabra (v. Jua 12:48), tenga perdida la causa, será entregado al alguacil; es decir, al oficial encargado de encerrar en prisión (comp. con Mat 13:49-50). «De allí no saldrás hasta que hayas pagado hasta el último céntimo» (v. Luc 12:59) es decir nunca. Dice Lenski: «Esta posibilidad tiene que ver sólo con el lenguaje figurado de Jesús. No ilustra ninguna posibilidad real de que un pecador halle escape después de la muerte y del juicio, porque las Escrituras nada dicen de tal posibilidad». No sólo no dicen nada de tal posibilidad, sino que la contradicen al declarar que no hay salvación, sino por fe en la obra del Calvario, llevada a cabo de una vez por todas (v. Rom 3:21-28; Heb 10:12-14). Esa fe es lo único que impide que una persona muera en su pecado (Jua 8:24). Así que «el que no cree, ya ha sido condenado» (Jua 3:18). Y en la Biblia no aparece ninguna condenación parcial o temporal; o es entera y eterna (v. Mat 25:46; Apo 14:11; Apo 20:10) o es ninguna (Rom 8:1): ni poca ni mucha.

3. Al considerar todo eso, démonos prisa a ponernos a bien con el Juez Divino, para no caer en las manos de Dios como adversario (comp. con Heb 10:31), sino en los brazos de Dios como Padre; y esto, «en el camino», mientras vamos de viaje por esta vida, pues ahí es donde Jesús carga el énfasis. Mientras estamos con vida, estamos en el camino. Ahora, pues es el tiempo de arreglarnos con el adversario por medio de la fe y del arrepentimiento, antes de que sea demasiado tarde. Ya vemos cómo Jesús nos ofrece la oportunidad y nos promete la acogida (v. Jua 6:35-37). Alarguemos la mano de la fe y «tendremos paz para con Dios» (Rom 5:1).

Lucas 12:54 explicación
Lucas 12:54 reflexión para meditar
Lucas 12:54 resumen corto para entender
Lucas 12:54 explicación teológica para estudiar
Lucas 12:54 resumen para niños
Lucas 12:54 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí