Marcos 12:41 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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La porción que sigue no se halla en Mateo, pero aparece aquí y en Lucas, se trata del encomio que hizo Jesús de la pobre viuda que echó las dos moneditas en el tesoro del templo.

I. Había en el templo un Arca o caja de fondos para los pobres. En el atrio de las mujeres, este lugar constaba de trece arquillas con bocas en forma de pabellón de trompeta, con cuyo nombre se las llamaba en hebreo; en griego se llamaba gazofilacio, es decir, «guarda del tesoro», por el destino que tenían. Las obras de caridad y las de piedad están siempre muy cerca las unas de las otras; por eso, hallamos con frecuencia unidas las oraciones y las limosnas, como en Hch 10:2, Hch 10:4. Bueno es que «cada uno de nosotros ponga aparte algo, según haya prosperado» (1Co 16:2), a fin de ofrecerlo para la obra del Señor y para socorrer a los pobres de la iglesia.

II. Jesús estaba «observando» (v. Mar 12:41): «se sentó frente por frente del Arca del tesoro y observaba cómo echaba la multitud monedas de cobre en el Arca del tesoro». Nuestro Señor se da cuenta de cuánto y cómo contribuimos para los usos piadosos y caritativos, de si damos con generosidad o con tacañería; de si lo damos para que lo vean los hombres, o como para el Señor.

III. Vio Jesús que «muchos ricos echaban mucho»; y era, por cierto, buena cosa ver a gente rica que era caritativa; ver a muchos ricos, y verlos echando mucho. Los que tienen mucho, deben dar mucho. Si Dios nos da con abundancia, ha de esperar que nosotros demos también con abundancia.

IV. «Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, que es una cuarta parte del así» (v. Mar 12:42), que venía a ser la sesenta y cuatroava parte de un denario, pues el denario tenía 16 ases (recuérdese que un denario equivalía al salario de un día de un obrero). A pesar de ser una cantidad tan pequeña, mereció la aprobación, y hasta la admiración, de Jesús: «Llamó hacia sí a sus discípulos» (v. Mar 12:43), como rogándoles que tomasen buena nota de ello y les dijo que aquella pobre viuda había echado «más que todos los que estaban echando en el Arca del tesoro». A los ojos humanos, eso era muy poca cosa, pero a los ojos de Dios valía más que todo lo que echaban los ricos, aun siendo muchos y echando mucho, «porque todos echaron de lo que les sobra; pero ésta ha echado, de su pobreza, todo cuanto poseía, todo su sustento» (v. Mar 12:44).

Ahora bien, es probable que algunas personas estuvieran prontas a censurar a esta viuda, y dijesen: «¿por qué echa para otros lo que necesita para sí? La caridad bien entendida comienza por uno mismo, como dice el refrán». En realidad, es tan raro hallar alguien que no censure a esta viuda, que no nos resultará extraño que no haya nadie que la imite; sin embargo, el Salvador la alaba. De ahí podemos aprender:

1. Que dar limosna es algo excelente y muy agradable a los ojos de Dios; Él la acepta siempre, aun cuando en algunas circunstancias es posible que falte lo que el mundo llama discreción.

2. Que los que tienen poco, deben dar limosna de ese poco. En algunos casos, deberíamos apretarnos un poco el cinturón para subvenir a las necesidades ajenas; esto es amar al prójimo como a sí mismo y, si se trata de hermanos, con mucha mayor razón y hasta un extremo semejante al de Jesús (Jua 13:1; 1Jn 3:16-18).

3. Que debemos apoyar los proyectos de caridad pública e incluso en casos en que la administración de fondos deja algo que desear, debemos aportar nuestra cuota.

4. Que, aun cuando sólo podamos dar un poco, el Señor lo aceptará, pues Él lo demanda, no según lo que uno no tiene, sino según lo que tiene (2Co 8:12). Dos céntimos serán contados por Dios, si se dan con generosidad y alegría, como si fueran dos millones.

5. Especial gracia de Dios se manifiesta cuando «espontáneamente se da conforme a las posibilidades, y aun más allá de las posibilidades», como la iglesia de Macedonia, cuya «extrema pobreza abundó en riquezas de generosidad» (2Co 8:1-5). Podemos estar seguros de que Dios ha de proveer para nosotros de muchas otras maneras, a veces sorprendentes.

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