Marcos 5:21 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Marcos 5:21 | Comentario Bíblico Online

Como los gadarenos no deseaban que Cristo permaneciera en la comarca de ellos, Él no se quedó para molestarles por más tiempo, sino que marchó enseguida por el mar «a la otra orilla» (v. Mar 5:21), y allí «se aglomeró junto a Él una gran multitud». Aunque algunos rechazan a Cristo, otros, en cambio, le reciben y le acogen con gozo.

I. Tenemos a uno que viene a suplicarle en público que vaya a sanar a su hija enferma; es nada menos que «uno de los dirigentes de la sinagoga» (v. Mar 5:22). Su nombre no se halla en Mateo, pero aquí se le nombra como Jairo o Jair (v. Jue 10:3). Se dirige a Cristo con gran humildad y reverencia: «al verle, cae ante sus pies» y, como quien se halla en gran apuro, «le suplica con insistencia» (v. Mar 5:23). Tiene una «hijita», de unos doce años (v. Mar 5:42); a no dudar, la predilecta de la familia; y «está a punto de morir»; pero cree que, si Cristo viene y «pone las manos sobre ella», la niña volverá aun de las puertas mismas del sepulcro. En Mateo, el padre dice un poco más tarde: «Mi hija acaba de morir» (Mat 9:18). Pero aun así, él continúa con su petición. Jesús accede de buen grado y marcha con él (v. Mar 5:24).

II. En esto, otra persona se interpone para robarle clandestinamente (valga la expresión) la curación de una enfermedad, y se lleva lo que deseaba. Esta curación fue llevada a cabo por Jesús mientras iba de camino a la casa de Jairo para devolverle la vida a la hija de éste. Jesús pronunció muchos de Sus discursos y realizó muchos de Sus milagros mientras iba de camino. También nosotros habríamos de procurar hacer el bien, no sólo cuando estamos sentados en casa, sino también cuando vamos de camino.

1. El lastimoso caso de esta pobre mujer. Padecía de un constante flujo de sangre, una continua hemorragia desde hacía doce años (v. Mar 5:25). Había consultado a cuantos médicos pudo visitar y había seguido fielmente las prescripciones que ellos le habían recetado, pero «había gastado todos sus bienes sin provecho alguno sino que, por el contrario, había empeorado» (v. Mar 5:26). Podemos, pues decir que estaba desahuciada. Es bastante corriente el caso de que la gente no acuda a Cristo sin que antes haya procurado en vano encontrar alivio en otras personas, para percatarse finalmente de que son médicos que de nada sirven. Sin embargo, Cristo demostrará que es refugio seguro incluso para quienes le buscan como último refugio.

2. La estupenda fe que esta mujer tenía en el poder de Cristo para sanarla: «Porque decía: Si toco aunque sólo sea su manto, seré curada» (v. Mar 5:28). Deseaba una curación en secreto, y su fe era adecuada para su caso.

3. El maravilloso efecto que su fe consiguió: «Inmediatamente cesó su hemorragia» (v. Mar 5:29). El flujo de sangre se secó al instante, y ella misma «sintió en su cuerpo que había quedado curada de su aflicción». Aquellos a quienes Cristo sana de ese terrible flujo del mal, que es el pecado, no pueden menos de experimentar en sí mismos un cambio favorable.

4. La pregunta de Jesús sobre la secreta paciente y el ánimo que le dio. Cristo «se percató en su interior de que había salido de El un poder» (v. Mar 5:30). Deseoso de conocer a Su paciente, preguntó, no con desagrado, como quien ha sido afrentado, sino con ternura, como quien está interesado: «¿Quién ha tocado mis vestidos?» Los discípulos casi se burlaron de esta pregunta: «Estás viendo que la multitud te apretuja, y dices: ¿Quién me ha tocado?» (v. Mar 5:31). Pero Cristo no cesó por eso en su investigación, sino que «continuaba mirando en torno suyo para ver a la que lo había hecho» (v. Mar 5:32); no para reprenderla de presunción, sino para alabar su fe y, con Su palabra y Su acción, garantizar y corroborar la curación. Lo mismo que los pecados secretos, también los actos secretos de virtud son conocidos del Señor Jesús y caen bajo Su mirada. La pobre mujer, al darse cuenta de las pesquisas de Jesús, se presentó ante Él «temerosa y temblando» (v. Mar 5:33), al no saber a ciencia cierta cómo le habría sentado su acción al Maestro. Los pacientes de Cristo están muchas veces temblando cuando deberían estar triunfando. Podía haberse acercado con toda confianza, «sabiendo lo que le había ocurrido»; a pesar de ello, tiene miedo y tiembla. Era una sorpresa, una bendita sorpresa y, sin embargo, parecería que era una desagradable sorpresa. De todos modos, «echándose a sus pies, le dijo toda la verdad». No hay mejor cosa para quienes tienen miedo y temblor que echarse a los pies de Jesús. Alguien ha dicho muy bien: «¿Tienes miedo de Dios? ¡Échate en Sus brazos!» También nosotros debemos decirle a Jesús toda la verdad; no debemos avergonzarnos de nuestras transacciones secretas con Jesús, sino, por el contrario, cuando se presente la ocasión, mencionemos lo que Él ha hecho por nosotros y la experiencia que tenemos de la virtud curativa que se deriva de Él. ¡Cuánto ánimo le dieron a la mujer las palabras de Jesús: «Hija, tu fe te ha sanado» (v. Mar 5:34). La gracia de Dios pone su «Amén» a nuestras oraciones: «Así sea (o, así será ) para ti». Por tanto, «vete en paz».

Marcos 5:21 explicación
Marcos 5:21 reflexión para meditar
Marcos 5:21 resumen corto para entender
Marcos 5:21 explicación teológica para estudiar
Marcos 5:21 resumen para niños
Marcos 5:21 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí