Mateo 16:21 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Mateo 16:21 | Comentario Bíblico Online

I. Cristo predice ahora a sus discípulos sus padecimientos próximos, su muerte violenta y su resurrección gloriosa. Ya antes había hecho algunas veladas alusiones a dichos padecimientos pero ahora comenzó a declararlo abiertamente (v. Mat 16:21). Hasta ahora no lo había hecho, porque los discípulos eran débiles Pero ahora que habían madurado en el conocimiento y su fe se había fortalecido, comenzó a declararles lo mucho que había de padecer. Desde entonces; es decir, desde la reciente confesión de Pedro, se puso ahora a enseñarles otra verdad. Cuando no estaban bien fundados en la fe de que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, no estaban dispuestos a oír acerca de los padecimientos del Siervo Sufriente, pues habrían visto su fe peligrosamente sacudida. Cristo se revela siempre a los suyos gradualmente iluminándoles poco a poco, en la medida en que sus pupilas espirituales van soportando una luz cada vez más intensa. Por eso no todas las verdades se pueden decir a todos y en todo tiempo, sino a quienes están en disposición de recibirlas en el momento y situación actuales. Obsérvese:

1. Qué es lo que les predijo acerca de sus sufrimientos, y de las circunstancias en que había de padecer. El lugar sería Jerusalén, la capital, la ciudad santa. Allí se ofrecían a Dios todos los sacrificios; allí debía, pues morir Él, que había de ofrecer por sí mismo y en sí mismo el gran sacrificio de una vez por todas (Heb 9:26; Heb 10:12). Las personas a manos de quienes había de sufrir: los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas. Los que deberían haber sido los primeros en reconocerle y admirarle, eran los más enconados en perseguirle. Lo que había de sufrir: mucho … y ser muerto. La maldad insaciable de sus enemigos, y la paciencia invencible de Él, se mostraron en la multiplicidad de sus sufrimientos, así como en la variedad y en lo extremoso de ellos; nada sino la muerte, y muerte violenta, había de satisfacer a sus enemigos; muerte, y muerte de cruz, le exigía la obediencia al Padre (Flp 2:8). Pero también les predice el resultado feliz de dichos sufrimientos: y resucitar al tercer día. El resucitar al tercer día demostraría que era el Cristo y el Hijo de Dios, no obstante sus padecimientos; por eso menciona su resurrección, a fin de que mantengan en alto su fe. Así hemos de considerar los sufrimientos de Cristo, y ver en ellos la obra de nuestra salvación y el camino de su gloria; y a esta luz hemos de ver también nuestros sufrimientos por Cristo, como anticipo de una gloria que comparten con Él cuantos comparten sus sufrimientos (Flp 3:10-11). Si sufrimos, también reinaremos con Él (2Ti 2:12).

2. Por qué les predijo sus sufrimientos. Sus futuros sufrimientos no eran una sorpresa para Él, no cayeron sobre Él como un lazo, sino que tuvo de ellos un conocimiento claro y cierto, lo cual engrandece mucho su amor. Para rectificar los errores de que estaban imbuidos sus discípulos acerca de la pompa y poder exteriores de su reino, Cristo les lee aquí otra lección, hablándoles de su cruz y de sus sufrimientos. Los seguidores de Cristo deben ser advertidos de antemano acerca de esto, para que no esperen en este mundo grandes cosas. También era conveniente para prepararlos con miras al dolor y a la tristeza que habían de compartir con Él cuando le llegase su hora de sufrir. Cuando Él sufrió muchas cosas, los discípulos no podían menos que sufrir algunas; por tanto, mejor es saberlas de antemano, a fin de que, al estar prevenidos, aguantasen mejor los golpes, pues, como dice el refrán castellano, «hombre prevenido vale por dos».

II. El escándalo que Pedro sufrió con esta declaración de Jesús: Pedro, tomándole aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, no lo permita Dios (lit. ¡propicio para ti!); en ninguna manera te suceda esto (v. Mat 16:22). Acerca de este reproche, podemos considerar:

1. Que no estuvo bien que Pedro contradijese a su Maestro y se atreviese a reconvenirle. Cuando los designios divinos nos resultan difíciles de comprender o de soportar, nuestro deber es prestarles silencio y asentimiento, no atreviéndonos a dictarle normas a Dios; Dios sabe muy bien lo que tiene que hacer y no necesita nuestras lecciones.

2. Que sus palabras tenían sabor de prudencia carnal y quizá de cierto engreimiento por la alabanza que había recibido de Jesús. Nuestro egoísmo, congénito con nuestra naturaleza corrompida, nos inclina a buscar la mayor comodidad posible, a mirar los sufrimientos como estorbos para la vida presente, pero hay otros módulos para medir el valor de los sufrimientos. Pedro quería que Jesús tuviese el mismo miedo y la misma aversión que él sentía hacia los sufrimientos, pero nos equivocamos si medimos el amor y la paciencia de Cristo con nuestras propias medidas.

III. El disgusto de Cristo por esta sugerencia de Pedro (v. Mat 16:23). No se nos dice en el Nuevo Testamento que Jesús se resintiese jamás de nada que sus discípulos dijeron o hicieron, tanto como en esta ocasión, como se ve por el tremendo reproche con que expresó su desagrado. Hace poco le había dicho: Bienaventurado eres Simón (v. Mat 16:17). Ahora le dice: ¡Quítate de delante de mí, Satanás Y había suficiente motivo para que Jesús usase ambas expresiones. Por revelación del Padre, y a impulsos de su ferviente amor a Jesús, Pedro había sido Kefa piedra sólida de edificación para la Iglesia; poco después, a impulsos también del cariño, pero aconsejado por la carne, Pedro se convierte en piedra de escándalo para el propio Fundador de la Iglesia. ¡Qué inconstante puede ser el mejor de los amigos de Jesús! Satanás emplea sus más astutas estratagemas para susurrarnos falsos consejos de labios de nuestros mejores amigos; la amabilidad y el cariño de nuestros deudos pueden ser convertidos, en las manos de Satanás, en las peores trampas para nuestra salvación. Por eso, debemos aprender a reconocer la voz del diablo, lo mismo cuando nos habla por medio de un santo que cuando nos habla por medio de una serpiente. De Cristo hemos de aprender a desoír los falsos consejos, aunque vengan de los mejores amigos, sin atender a falsos miramientos y aunque parezca a otros que somos descorteses. ¿Por qué desagradó a Cristo una sugerencia que, no sólo parecía inocua, sino incluso amable? Por dos razones que Jesús da:

1. Me eres tropiezo es decir, eres un obstáculo para que siga adelante en el plan que el Padre me ha trazado (comp. Mat 4:3, Mat 4:6, Mat 4:10), pues me tientas a volverme atrás e ir por otro camino. El corazón de Cristo le apresuraba por el camino del Calvario y, por eso, tomó tan a mal que se intentase ponerle un estorbo. Notemos que Pedro no fue reprendido tanto por negar al Maestro cuando comenzaba su Pasión, como cuando intentó disuadirle de encaminarse hacia ella. Nuestro Señor Jesucristo prefería nuestra salvación a su propia comodidad, pues no había venido a este mundo a escatimar su vida, sino a entregarla por amor a nosotros: El cual me amó y se entregó a sí mismo por mí dice Pablo (Gál 2:20). Aprendamos de aquí que cuanto más elevada sea la obra que emprendamos para la gloria de Dios y la salvación de las almas, mejor preparados debemos estar para el estorbo y la oposición de parte de amigos y de enemigos, de ataques desde fuera y desde dentro (comp. 2Co 11:23-26).

2. Tus enemigos no son los de Dios, sino los de los hombres. Es de notar que el original emplea aquí para «tener sentimientos» (o mentalidad) el mismo verbo que aparece en Flp 2:5-6 y Col 3:2Col 3:2. Los criterios, o profundas convicciones, son ideas calentadas por el corazón; mente y corazón se unen para hacernos ver las cosas de una manera o de otra. En este caso, los criterios de Pedro eran opuestos a los de Dios (Isa 55:8).

Mateo 16:21 explicación
Mateo 16:21 reflexión para meditar
Mateo 16:21 resumen corto para entender
Mateo 16:21 explicación teológica para estudiar
Mateo 16:21 resumen para niños
Mateo 16:21 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí