Miqueas 2:6 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Miqueas 2:6 | Comentario Bíblico Online

1. El versículo Miq 2:6 debe leerse como en la Biblia de Jerusalén: «¡No babeéis babean ellos , que no babeen de esa manera! ¡El oprobio no nos alcanzará!» Y añade en nota a dicho versículo: «El verbo babear y el adjetivo baboso designan peyorativamente aquí y en el versículos Miq 2:11 a los falsos profetas que babean palabras como borrachos charlatanes». Los que, en verdad, babean son los oyentes de Miqueas, enfurecidos por la reprimenda que les propina el profeta, y le tratan de baboso, confiados en que no les alcanzarán las amenazas que les lanza de parte de Jehová. Vemos aquí que la codicia y la opresión van unidas al endurecimiento del corazón y a la resistencia a escuchar el mensaje de Dios (comp. con Hch 7:51). Israel no quiere que le profeticen calamidad. «Dios les toma la palabra, como dice Feinberg, para condenarles con su propio mal deseo.» No tendrán profetas, y así seguirán confiados en sus pecados, sin esperar ninguna confusión.

2. Tanto Buck como la Biblia de Jerusalén entienden el versículo Miq 2:7 como si continuasen hablando los que se oponen a Miqueas; pero, para eso, se ven obligados a hacer demasiadas correcciones en el texto hebreo. Lo más acorde con el original es que, en este versículo Miq 2:7, Miqueas conteste que no es cierto, como algunos dicen, que se haya acortado el Espíritu de Dios (v. Isa 59:1, Isa 59:2), ni que Dios obre de forma contraria a Su carácter santo y fiel a Su palabra. ¡No! A Dios no le gusta obrar así, porque no se complace en castigar (comp. con Eze 33:11). De ahí que Isa 28:21 llame «extraña» la actuación de Dios al facilitar la invasión asiria. Si Dios obra así, es porque el pecado de Su pueblo ha colmado la medida y necesita la más drástica disciplina. Para el que camina rectamente (v. Miq 2:7, al final), las palabras de Dios son buenas.

3. Al ser enemigos de sus hermanos (vv. Miq 2:8, Miq 2:9), los israelitas se habían vuelto también enemigos de Dios (Éxo 22:25-27; Deu 27:18), del mismo modo que el que es enemigo de los cristianos es también enemigo de Cristo (v. Hch 9:4). Decía Agustín de Hipona: «El que comulga con odio en el corazón o con la maledicencia en los labios, es como si besase a Jesús en el rostro y le diese un pisotón en los pies». Las frases del versículo Miq 2:8 se refieren quizás a los que le quitaban su abrigo al pobre, despojándolo como a prisionero de guerra (v. Sal 120:7). Desposeían (v. Miq 2:9) de sus casas a las viudas, de las casas que habían sido construidas con el sudor de sus maridos; y a sus hijos huérfanos habían privado «de mi dignidad (hebr. hadari)» dice Dios . Con base en la última palabra de Sal 8:5 («honra» hadar, el mismo vocablo que aquí ), dice Buck: «del uso de este término se puede concluir que se trata de la dignidad que distingue al hombre del animal, y al israelita del pagano». Comoquiera que los endeudados se veían con frecuencia obligados a venderse como esclavos contra las leyes levíticas (v. también Stg 1:27; Stg 2:6; Stg 5:1-6), la dignidad u honra que aquí se contempla es, a mi juicio, la del hombre libre frente al esclavo que carecía de derechos humanos.

4. Las expresiones del versículo Miq 2:10 suenan como si Dios les diera ya la orden de marchar al destierro, pues son indignos de continuar permaneciendo en la tierra prometida, donde Dios había querido que reposasen (Deu 12:9, Deu 12:10). El pacto palestino tenía su base en la obediencia del pueblo; al faltar la obediencia, sólo quedaba el exilio, la expulsión del país.

5. El profeta que les conviene a estos malvados es (v. Miq 2:11) el que camina (tras el) viento y miente con engaño, (diciendo): yo babearé (el mismo verbo del v. Miq 2:6) para ti por vino y por bebida fermentada, ése vendrá a ser el babeador de este pueblo (lit.). El verbo yataf significa «dejar caer» (palabras, se entiende), como se deja caer la baba; de ahí su traducción por «babear». La misma preposición (le) va delante de «ti» y de «vino», pero los autores suelen traducirla por «acerca de». Quizás la mejor versión de la frase es la que ofrece Buck: «Yo te profetizo vino y licor». El viento en la imaginería hebrea es símbolo de inestabilidad (v. Efe 4:14). Sobre lo de profetizar mentiras pueden verse también Jer 5:31; Eze 13:3; Ose 9:7. El falso profeta que el texto sagrado designa aquí es el que alienta al pueblo a seguir en sus malas costumbres; «que aconseja más bien el uso de bebidas fuertes que la penitencia» (Buck). Siempre son populares los profetas y predicadores que le dicen al vulgo lo que a éste le gusta; y cada vez se van haciendo más populares conforme nos acercamos al fin (v. 2Ti 4:3, 2Ti 4:4). El pecado y la ignorancia son los que preparan el camino para esta aberración. Siempre son impopulares los que ponen el dedo en la llaga, en lugar de seguir la corriente.

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