Romanos 11:11 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Ante este tropiezo de la masa del pueblo judío, se pregunta Pablo: «¿Acaso han tropezado los de Israel para quedar caídos?» Y, como en muchos otros lugares ya conocidos, responde: «¡En ninguna manera!» Como si dijese: «Hablo de tropiezo, no de caída definitiva».

1. En efecto, el tropiezo de Israel ha sido la oportunidad para la predicación del Evangelio a los gentiles (v. Hch 13:46, entre otros lugares). La providencia divina dispuso que el Evangelio fuese predicado a los paganos con mayor presteza, debido a que los judíos, en su mayoría, se negaron a recibirlo. Y, para probar que Dios sabe sacar de los males bienes, Pablo asegura (v. Rom 11:12) que la caída (gr. paráptoma; no es el mismo vocablo del caídos del v. Rom 11:11) de Israel es la riqueza del mundo, es decir, la salvación de gran número de paganos o gentiles; y que su exclusión (v. Rom 11:15), su repudio, es la reconciliación del mundo (comp. con 2Co 5:19).

2. El uso que Pablo hace de esta realidad: (A) Como israelita que es, desea que los israelitas, al ver el cambio tan estupendo que la recepción del Evangelio ha producido en la vida de tantos paganos, que eran ajenos al pacto y a las promesas, se muevan a celos (vv. Rom 11:11, Rom 11:14), esto es, a santa emulación, al ver que los grandes privilegios de que ellos disfrutaban han pasado a otros. No tienen por qué temer mengua alguna por eso, ya que las bendiciones divinas no se menguan con la multitud de los participantes. Pablo siempre piensa en la salvación de los hombres (vv. Rom 11:13, Rom 11:14), judíos y gentiles. Así nos da ejemplo a todos los creyentes, especialmente a los ministros de Dios. (B) Como apóstol de los gentiles, ve, no sólo la posibilidad de que muchos judíos sean provocados a celos y busquen también la salvación en su Mesías, sino, especialmente, el provecho que el mundo entero de la gentilidad sacará con la plena restauración de Israel (v. Rom 11:12) a su condición de pueblo elegido; la readmisión de Israel será (v. Rom 11:15) como un reavivamiento general entre los gentiles, quienes para entonces, como ya lo vemos hoy día, habrán caído en un estado general de tibieza (comp. con Apo 3:15.).

3. A continuación (vv. Rom 11:16-24), Pablo amonesta a los gentiles convertidos a no enorgullecerse al pensar que tienen algún mérito en alcanzar la salvación, o que los judíos han quedado excluidos para siempre de esa salvación que ellos poseen ahora. Es un don de Dios y, además, los judíos no han dejado de ser un pueblo elegido por Dios. El apóstol usa dos ilustraciones para que sea más claro su pensamiento acerca de una enseñanza que los antidispensacionalistas no aciertan a comprender:

(A) La primera ilustración está tomada de Lev 23:1-44, donde se manda a los israelitas que, al recoger la cosecha de grano, reserven para Jehová los primeros frutos de la era: un omer de grano y una torta amasada (v. Núm 15:17-21); esto eran las primicias de que habla Pablo, las cuales santificaban el resto de la masa que el pueblo había de emplear para su uso privado. Dice Vicentini: «Con esta consagración, toda la pasta adquiría una especie de pureza legal y hacía al pan apto para ser comido por el pueblo». Ahora bien, si la masa representa al pueblo, ¿a quién representan las primicias? No hay duda de que representan a los patriarcas de Israel; con la mayor probabilidad (lo mismo que en la segunda ilustración), a Abraham.

(B) La segunda ilustración es mucho más apta para lo que Pablo desea inculcar aquí. Por eso, se ocupa de ella desde la segunda mitad del versículo Rom 11:16 hasta el versículo Rom 11:24 inclusive: «Si la raíz es santa, también lo son las ramas» (v. Rom 11:16). El árbol que el apóstol va a usar para la ilustración es el olivo, símbolo del Espíritu Santo, ya que el aceite representa la acción santificante y fortificante del Espíritu de Dios (v. especialmente el cap. Zac 4:1-14 de Zacarías). Por eso, el olivo es el árbol que mejor ilustra las promesas pactadas por Dios con su pueblo. Si tenemos esto en cuenta, entenderemos mejor el uso que Pablo hace de esta ilustración:

(a) La raíz de este «olivo» es Abraham (v. cap. Rom 4:1-25, entero, Rom 9:7-9 y Gál 3:29; Gál 4:21-31), de quien descienden, según la carne, los que son israelitas según la carne; pero todos los verdaderos creyentes somos descendencia espiritual de Abraham. Las «ramas» representan, pues, a los descendientes de Abraham. Las ramas que fueron desgajadas (v. Rom 11:17) son los judíos incrédulos (comp. Rom 9:6, Rom 9:7), que han perdido así el derecho a las promesas pactadas. Pablo compara a los gentiles a un olivo silvestre, es decir, no cultivado (también llamado «acebuche»), cuyo fruto es muy inferior al del olivo fértil, cultivado. En la ilustración de Pablo, representa a un árbol inútil de suyo para dar el deseado fruto. Al creer, siguiendo los pasos del creyente Abraham (Rom 4:12), los gentiles que han recibido el Evangelio se han injertado entre (no en lugar de) las ramas, y participan así con ellas de la raíz, con la savia que ésta chupa del suelo (de Dios y del Mesías). Nótese que Pablo llama a este injerto contra naturaleza (v. Rom 11:24), porque, para producir buenas olivas, se injerta el esqueje de olivo fértil en el tronco del acebuche, pero aquí pasa lo contrario (lo mismo ha de observarse en Rom 6:5 y Jua 15:1., al ser unidos a Cristo).

(b) De aquí procede Pablo a amonestar a los gentiles convertidos al Evangelio a que no se ensoberbezcan, jactándose contra las ramas que, por su incredulidad, fueron desgajadas, pues no es la rama la que sostiene a la raíz, sino la raíz a la rama (vv. Rom 11:17, Rom 11:18). Los gentiles podrían sentirse tentados a pensar (v. Rom 11:19) que los judíos fueron excluidos precisamente para que los gentiles fuesen admitidos, pero esa conclusión es falsa. La realidad es que los gentiles fueron admitidos porque los judíos fueron excluidos. Y, ¿por qué fueron excluidos los judíos? Por su incredulidad (v. Rom 11:20). Y, ¿por qué fueron los gentiles recibidos? Por la fe (v. Rom 11:20). Al ser la salvación un don de Dios, nadie tiene motivo para jactarse, sino para temer. Para temer, ¿qué?, ¿perder la salvación? Así opina la Iglesia de Roma. Pero el creyente verdadero no puede perder la salvación (Jua 10:28, Jua 10:29). «Caer» (1Co 10:12), «ser cortado» (v. Rom 11:22, al final, comp. con Jua 15:2) no significan aquí «perder la salvación adquirida». Pablo se dirige, no a individuos, sino a colectividades (v. Rom 11:22). Dios ha sido severo (el apóstol usa aquí el vocablo apotomía, que, en realidad, significa «cortar, separar») con los israelitas incrédulos. La misma severidad espera a los gentiles con una profesión de fe que no responda a la realidad de una conversión sincera. Dice J. Murray: «La cláusula condicional en este versículo. «Si permaneces en esa benignidad» sirve para recordar que no hay seguridad en el vínculo del Evangelio aparte de la perseverancia. No hay tal cosa como la continuación en el favor de Dios a pesar de la apostasía; la acogida salvífica de Dios y la perseverancia son correlativas».

(c) Pablo termina esta sección adelantándose al «misterio» que va a exponer en los versículos Rom 11:25., pues en los versículos Rom 11:23 y Rom 11:24 late la esperanza implícita de que llegará un día en que Israel pondrá su fe en el Mesías a quien crucificaron y serán injertados de nuevo en el olivo al que, desde el principio, pertenecían. Son llamados «ramas naturales» en el sentido de que fueron cortados del olivo fértil al que, por naturaleza, pertenecían, mientras que los gentiles fueron injertados «contra naturaleza». Si Dios tiene poder para injertar a los que son «contra naturaleza», ¿cómo no lo será para volver a injertar (v. Rom 11:23) las ramas naturales? El judío tiene un fondo, una raíz, que tiende de suyo a la comunión con Dios por medio del Mesías, no por méritos propios, sino por elección de Dios (comp. Rom 9:4, Rom 9:5), algo que no poseía el paganismo. De ahí que la conversión de los judíos sea presentada por el apóstol en términos de reavivamiento universal (v. Rom 11:15). ¡Primero, al judío! Y Dios no ha cambiado la táctica.

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