Romanos 15:7 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1. En Rom 14:1, el apóstol había exhortado a los hermanos fuertes a dispensar buena acogida al débil en la fe. Ahora (v. Rom 15:7) exhorta a todos y dice: «acogeos los unos a los otros», porque, a veces, el prejuicio del débil le hace distanciarse del fuerte, así como el orgullo del fuerte le hace tenerse a menos de condescender con el débil. Y la razón que da a continuación para esta mutua acogida, es que «también Cristo nos acogió» a todos, cuando todos éramos débiles, más aún, impíos (Rom 5:6). El hecho de que los mejores MSS dicen «os acogió» no varía el sentido. Lo de «para gloria de Dios» ha de conectarse, como muestra el contexto posterior, con lo de «Cristo nos acogió», no con «acogeos los unos a los otros».

2. En efecto, Pablo muestra que Cristo acogió, no sólo a dos grupos distintos dentro de una comunidad, sino a dos comunidades tan distintas como eran Israel y las naciones paganas, e hizo de los dos grupos uno solo (Efe 2:14-16).

(A) Acogió primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel, pues (v. Rom 15:8) se ha puesto al servicio (lit. se ha hecho diácono, en sentido de «sirviente», comp. con Mar 10:45) de los de la circuncisión (de los judíos), vino en auxilio de la descendencia de Abraham (Heb 2:16), pero Pablo ha dicho anteriormente que todos los creyentes son hijos de Abraham según la promesa (Rom 4:18-24; Rom 9:8). Pero a los judíos primero fueron dadas las promesas (v. Rom 15:8, comp. con Rom 9:4) y Cristo vino para mostrar la verdad de Dios, es decir, su veracidad y su fidelidad en el cumplimiento de dichas promesas, ya que todas ellas son en Cristo Sí y Amén (2Co 1:20).

(B) Pero también los gentiles han de glorificar a Dios por su misericordia (v. Rom 15:9), puesto que también a ellos se había propuesto acoger. Ya el llamado «Protoevangelio» (Gén 3:15) incluía a todos los descendientes de Eva en la futura redención. El apóstol echa mano de un buen número de citas del Antiguo Testamento para mostrar que Dios no había excluido de su misericordia a los gentiles. Antes de examinar las citas, conviene tener en cuenta una distinción para evitar confusiones existentes en muchos círculos evangélicos: En ningún lugar del Antiguo Testamento se habla de la común pertenencia futura de judíos y gentiles a la Iglesia, pues ésta fue un misterio no dado a conocer hasta los tiempos de la predicación apostólica (Efe 3:5). La razón por la que se habla aquí de los gentiles es magníficamente expuesta por Trenchard: «La visión profética salta desde los tiempos de la decadencia y ruina de Israel hasta su sublime restauración, tanto espiritual como física, y deja para otro período de revelación la naturaleza y misión de la Iglesia. Pero las promesas de restauración otorgadas a Israel se enlazaban casi siempre con noticias de una amplia bendición que alcanzaría a los sumisos de todas las naciones». Así se entenderán mejor las citas siguientes:

(a) La primera cita está tomada al pie de la letra de los LXX, donde aparece en LXX Sal 17.50, aunque el hebreo la trae en Sal 18:49. La cita se halla también en el cántico de David (2Sa 22:50) y dice: «Por tanto, te confesaré entre los gentiles y cantaré con el salterio a tu nombre». David entonó este cántico de liberación al verse entronizado en Sion, libre ya de todos sus enemigos y perseguidores. «La cita muestra que el rey comprendió la universalidad de su misión, que no quedó limitada a Israel» (Trenchard). Pero es obvio, por la cita de Pablo, que David era aquí tipo de Cristo, hecho el centro de las promesas incluidas en el pacto abrahámico.

(b) La segunda cita (v. Rom 15:10) está tomada del cántico de Moisés (Deu 32:43), no según la versión de los LXX, sino del propio texto hebreo, que dice: «Lanzad gritos de júbilo, naciones, (por) su pueblo» (lit.); es decir, lo que ha hecho Jehová a favor de su pueblo debe ser materia de júbilo incluso para las naciones. Dice el Gran Rabino Hertz: «El Poeta convoca a las naciones a unirse a Israel en su cántico de liberación». El rabino Pablo había captado, pues, muy bien el sentido del texto original al asociar a los gentiles al pueblo judío en la glorificación de Dios por su misericordia.

(c) La tercera cita está tomada del Sal 117:1, que dice, tanto en el hebreo como en los LXX (contra Murray y Trenchard): «Alabad a Jehová todas las naciones; loadle todos los pueblos». No sabemos por qué cambió Pablo la segunda persona por la tercera, aunque el sentido de universalidad en la alabanza a Dios queda intacto en el texto griego del versículo Rom 15:11. Aun cuando el famoso rabino Kimchi lo interpreta en términos del futuro reino milenario (también Trenchard), es muy problemático que sea ése el sentido primordial del salmo, ya que precisamente, como observa el propio W. Newell (premilenarista): «Pide alabanza directa de parte de los gentiles, sin tener en cuenta a Israel como pueblo». Supongo nota del traductor que W. Newell quiere decir: «como pueblo aparte».

(d) La cuarta y última cita (v. Rom 15:12) está tomada de Isa 11:10, no según el texto hebreo, sino (abreviándolo) de los LXX, que se aparta bastante del original hebreo, en el que no figura la idea de regir a los gentiles, sino que la raíz, es decir, un vástago o descendiente, de Isaí, el padre de David, había de ser levantado como enseña para reunir a los pueblos, y a Él habían de acudir las naciones, tanto para rendirle tributo como, según otros, a fin de buscar en Él guía e instrucción para saber cómo conducirse con respecto a Jehová. Cuando se compara este texto con otros como Luc 2:30-32 y Jua 12:32, se ve el papel central que el Mesías jugaba ya en las profecías del Antonio Testamento. Por supuesto, estas citas tendrán un cumplimiento pleno en el futuro reino milenario, pero su validez es ya actual. Acerca de esta cita de Isa 11:10, dice S. C. Mills: «El árbol del reino de David ha sido derribado a causa del pecado. El vástago de Isaí hace rebrotar, por medio de su justicia, lo que había sido talado por el pecado (Jer 23:5). Si el Mesías no ha venido, Israel se halla entre los cuernos de un dilema, porque todos los registros genealógicos de Israel fueron destruidos el año 70 de nuestra era bajo Tito; así que, ¿qué judío puede alegar que es descendiente de David? Quizá lo alegue, pero ¿cómo lo probará? Puesto que todos los registros genealógicos han sido destruidos, el Mesías ha tenido ya que haber llegado».

3. El versículo Rom 15:13 pone fin a esta sección con una nueva bendición del apóstol: «Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en la esperanza por el poder del Espíritu Santo». En este versículo son de notar los siguientes detalles:

(A) Como el último vocablo en el original del versículo Rom 15:12 es «esperarán», el apóstol toma pie de eso para describir a Dios como «el Dios de la esperanza». La partícula griega de que, tras el artículo, encabeza el versículo, tiene aquí el sentido de: «Por su parte, el Dios, etc.». Como en el v. Rom 15:5 (respecto de la paciencia y de la consolación) y en el Rom 15:33 («el Dios de paz»), también aquí se nos da a entender que Dios es la fuente y la garantía de nuestra esperanza (comp. con Rom 5:5), sin descartar la idea de que es también el objeto final de nuestra esperanza.

(B) El apóstol pide a Dios que colme a los fieles de Roma de todo gozo y paz en el creer. Es notable el que Pablo use el verbo creer en lugar del sustantivo fe. Se da así a la fe, en su ejercicio vital de creer, un tono de entrega amorosa al Señor, por lo que el apóstol no necesita mencionar aquí el amor, que con el gozo y la paz forma la primera tríada del fruto del Espíritu (Gál 5:22). El creyente, al amar a Dios y sentirse amado por Él, bien puede regocijarse en el Señor (Flp 4:4; 1Jn 1:4) y tener paz de Dios en el Dios de paz (Flp 4:7-9). No se trata, pues, aquí de la paz con Dios (Rom 5:1) que es efecto de la reconciliación obrada por la obra del Redentor (Rom 4:25), sino de una actitud constante de equilibrio espiritual, mental y emocional que, como el gozo, fluye de la esperanza que en nosotros pone el Dios de la esperanza.

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