Significado de ALEGORÍA Según La Biblia | Concepto y Definición

ALEGORÍA Significado Bíblico

¿Qué Es ALEGORÍA En La Biblia?

Recurso literario en el que se utiliza una historia o una narración para transmitir verdades acerca de la realidad. El término “alegoría” proviene de dos palabras griegas: alla (otro) y agoreuo (proclamar). Una alegoría comunica algo además de su sentido literal. “Alegoría” a veces se define como una metáfora extendida. Cicerón consideraba la alegoría como una corriente continua de metáforas.
Una interpretación alegórica consiste en la lectura de un texto con la idea de descubrir significados no literales. Tales interpretaciones son legítimas cuando es evidente que el texto es una alegoría. Por ejemplo, Juan Bunyan escribió El progreso del peregrino como una alegoría. Por lo tanto, la interpretación alegórica no solo es legítima sino que es necesaria para entender la obra de Bunyan. Aplicar la interpretación alegórica a textos que no son alegorías es malinterpretar su contenido.
Trasfondo
La interpretación alegórica se puede hallar entre los griegos antiguos que leían escritos de Homero y otras historias épicas considerándolas alegorías. Platón intenta transmitir verdades importantes acerca del conocimiento en la alegoría de la cueva que aparece en el Libro VII de La República.
Filón, Judío de Alejandría (50 a.c.) fue un judío platonista que ejerció gran influencia en el rumbo de la interpretación bíblica. En su comentario sobre el Pentateuco, Filón empleó la exégesis alegórica. Además del significado literal, Filón halló niveles de entendimiento más elevados que evitaban declaraciones desagradables. Otros han empleado la interpretación alegórica para hacer que el cristianismo sea compatible con otras formas religiosas tales como la filosofía griega del movimiento de la Nueva Era. Inclusive existen otros que emplean el método a fin de desenterrar significados “más profundos y espirituales”. Clemente de Alejandría y su alumno Orígenes desarrollaron el enfoque de Filón alrededor del 200 d.c. Alegoría en el Antiguo Testamento
Ningún libro completo del AT se escribió como una alegoría aunque se han interpretado alegóricamente algunas porciones. Por ejemplo, el rabino Akiba (aprox. 50–132 d.c.) interpretó que el Cantar de los Cantares se refería alegóricamente al amor de Dios hacia Israel en lugar de ser una colección de canciones de amor románticas. Muchos eruditos cristianos han seguido esa línea interpretando que este libro del AT es un cuadro del amor de Cristo hacia la iglesia. Por lo menos un intérprete hizo lo mismo con Ester, considerando cada uno de los personajes principales como facetas de la vida espiritual e interpretando el libro como una alegoría elaborada de la vida cristiana victoriosa.
Filón aplicó la interpretación alegórica a muchas porciones del AT con el propósito de defender las enseñanzas bíblicas en lugares donde parecía estar en conflicto con los conocimientos filosóficos de su época. No obstante, los judíos defensores de la alegoría, incluyendo Filón, nunca abandonaron completamente el significado histórico de las Escrituras. Ellos empleaban la interpretación alegórica junto con las interpretaciones léxicas, históricas y gramaticales del texto. Se cuestiona que hayan sido capaces de retener la intención histórica una vez que se desviaron hacia la hermenéutica alegórica.
Alegoría del Nuevo Testamento
Si bien Jesús nunca interpretó alegóricamente el AT, sí efectuó interpretaciones alegóricas de algunas de sus parábolas. La interpretación de Jesús de la parábola del sembrador (Mar 4:1-20) asigna significado simbólico a los diversos elementos de la parábola. Por ejemplo, la semilla representa la palabra y las cuatro clases de suelo simbolizan las diferentes maneras en que esta se recibe. El autor de la parábola del sembrador y de la del trigo y la cizaña (Mat 13:24-30; Mat 13:36-43) las presentó y las interpretó como alegorías. No obstante, la mayoría de las parábolas no son alegóricas. Es discutible la posibilidad de que Pablo alguna vez haya utilizado una hermenéutica alegórica al tratar el AT. Sí utilizó el término en una ocasión (Gál 4:22-31), y existen otros dos pasajes de sus escritos en los que su método de interpretación no es estrictamente léxico e histórico (1Co 9:8-10; 1Co 10:1-11). Aunque Pablo utilizó la palabra “alegoría” en Gál 4:1-31, no empleó lo que se ha llegado a conocer como método alegórico sino que, más bien, usó la tipología y consideró que Sara y Agar, personajes históricos, fueron tipos que señalaban “antitipos” posteriores. La interpretación tipológica es un enfoque válido que no elimina el elemento histórico del texto como sí lo hace generalmente la interpretación alegórica. Los textos de 1Co 9:1-27 y 1Co 10:1-33 también presentan un enfoque tipológico. Pablo utiliza la tipología en la comparación que hace entre Adán y Cristo en Rom 5:12-21. El enfoque paulino en este caso fue similar al de Mateo, y citó testimonios del AT acerca de Jesús para demostrar que Él fue el cumplimiento de las expectativas del AT, no para sostener una interpretación alegórica carente de historicidad. En la gran mayoría de las interpretaciones específicas que Pablo hace del AT utiliza una hermenéutica normal, léxica e histórica.
Los autores tienen libertad para utilizar cualquier método de comunicación que deseen a fin de exponer su concepto. Los lectores, sin embargo, deben tener cuidado de no utilizar métodos de interpretación inapropiados. Las interpretaciones alegóricas de pasajes que no son alegóricos pueden parecer útiles, “espirituales” y teológicamente significativas. No obstante, tales enfoques distorsionan el significado del pasaje en cuestión y hacen que su “significado” se halle sujeto a los intereses y prejuicios del intérprete. Tal como dijo Lutero en una ocasión en relación a la hermenéutica alegórica, el texto se convierte en una “nariz de cera” a la que se le puede dar forma y manipular de cualquier manera que desee el intérprete. En este enfoque, el intérprete ya no intenta descubrir el significado que el autor le dio al texto sino que realmente está tratando de crear su propio sentido para reemplazar al del autor.

Chad Brand y Steve Bond

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