Significado de APÓCRIFOS, NUEVO TESTAMENTO Según La Biblia | Concepto y Definición

APÓCRIFOS, NUEVO TESTAMENTO Significado Bíblico

¿Qué Es APÓCRIFOS, NUEVO TESTAMENTO En La Biblia?

Término colectivo que se refiere a un cuerpo extenso de escritos religiosos que data de los primeros siglos de la era cristiana y tienen una forma similar al NT (evangelios, hechos, epístolas y apocalipsis) pero que nunca se incluyeron como parte del canon de las Escrituras.
Significado del término “apócrifo”
Cuando el término apokryphos aparece en el NT significa simplemente “cosas ocultas”. Este sentido original no incluye los significados posteriores que se le asociaron. En el uso cotidiano y práctico, la palabra apócrifo también significa “supuesto, falsificado, no auténtico”. En la formación del canon cristiano de las Escrituras, “apócrifo” pasó a tener el sentido de obras que no fueron divinamente inspiradas y carecen de autoridad. Ciertos grupos (por ej.: los gnósticos) también utilizaron el término para describir sus escritos como reservados. Creían que esos escritos se habían producido muchos años antes pero se mantuvieron ocultos hasta más adelante. Aun en ese entonces, esos escritos solo estaban a disposición de quienes ya eran iniciados. Debido a que la iglesia comenzó a reconocer obras que se leían abiertamente en cultos públicos de adoración, el término “apócrifo” pasó a significar “falso” y se comenzó a utilizar para describir material herético. A diferencia de lo sucedido con porciones de los apócrifos del AT, los cuales fueron aceptados por algunas ramas de la iglesia cristiana, ninguno de los apócrifos del NT (con la posible excepción del Apocalipsis de Pedro y los Hechos de Pablo) se aceptó jamás como parte de las Escrituras. Aunque algunos eruditos permiten que el término describa escritos que no son ni parte del NT ni estrictamente apócrifos (por ej.: los padres apostólicos), pareciera más conveniente restringir el término a materiales que no fueron recibidos en el canon de las Escrituras pero que, aun así, por su forma y contenido autodeclaran condición y autoridad equivalente a las Escrituras.
El propósito de los apócrifos
Tres razones generales explican la existencia de los apócrifos neotestamentarios. Primero, algunos grupos los aceptaron debido al deseo universal de preservar la memoria de la vida y la muerte de figuras importantes del NT. Sin importar si las tradiciones transmitidas eran verdaderas o falsas, el deseo de las generaciones posteriores de conocer más detalles hicieron atractivos los escritos apócrifos. El segundo propósito está íntimamente relacionado con el primero. La intención de las obras apócrifas era complementar la información que se daba en el NT acerca de Jesús o los apóstoles. Esta tal vez sea la motivación detrás de la Tercera Epístola a los Corintios (proveer parte de la correspondencia perdida entre Pablo y la iglesia de Corinto) y la Epístola a los Laodicenses (proporciona la carta a que se hace referencia en Col 4:16). Por la misma razón, los hechos apócrifos se aseguran de registrar los eventos relacionados con la muerte de los apóstoles, tema sobre el cual el NT generalmente guarda silencio. Tercero, los grupos herejes produjeron escritos apócrifos en un intento por obtener autoridad para sus puntos de vista particulares.
Clasificación de los apócrifos del Nuevo Testamento
Estos escritos se comparan de manera superficial con las formas literarias del NT: los evangelios, los hechos, las epístolas o cartas y los apocalipsis. Aunque esta similitud formal existe, el título de una obra apócrifa no proporciona necesariamente una descripción digna de confianza en cuanto a su carácter y contenidos.
Los Evangelios apócrifos
Este gran grupo de escritos se puede clasificar aún más en evangelios de la infancia, evangelios de la pasión, evangelios judeocristianos y evangelios originados en grupos herejes.
“Evangelios de la Infancia” es el nombre de obras apócrifas que en cierto modo tratan del nacimiento o de la niñez de Jesús, o de ambos. Mientras Mateo y Lucas pusieron énfasis en la misma historia básica del linaje, también destacaron distintos aspectos de los acontecimientos relacionados con el nacimiento de Jesús, debido fundamentalmente al público al cual se dirigían y al propósito particular de sus escritos. Los escritores de estos evangelios de la infancia apócrifos intentaban corregir lo que ellos consideraban como deficiencias de los relatos canónicos e intentaban llenar los espacios en blanco que ellos veían. La mayor parte del material se ocupa de los años de silencio de la niñez de Jesús. Los dos evangelios de la infancia más antiguos, a partir de los cuales se desarrolló la mayor parte de la literatura posterior, son el Protoevangelio de Santiago y el Evangelio de la Infancia según Tomás. Pareciera que el Protoevangelio de Santiago se escribió para glorificar a María. Incluye el nacimiento milagroso de María, su presentación en el templo, sus esponsales con José (un hombre anciano y con hijos) y el nacimiento milagroso de Jesús. Esta obra del siglo II era sumamente popular e indudablemente tuvo influencia sobre las opiniones posteriores sobre ella. El Evangelio de la Infancia según Tomás describe a Jesús de una manera casi grosera como un superniño que utilizaba sus poderes milagrosos para conveniencia personal. Esta obra intenta llenar los años de silencio de la niñez de Jesús pero lo hace de manera bastante repulsiva y exagerada.
A medida que la leyenda continuó expandiéndose, se desarrollaron posteriormente muchos evangelios de la infancia que incluyeron el Evangelio Árabe de la Infancia, el Evangelio Armenio de la Infancia, el Evangelio del Pseudo Mateo, el Evangelio Latino de la Infancia, la Vida de Juan según Serapión, el Evangelio del Nacimiento de María, la Asunción de la Virgen y la Historia de José, el Carpintero.
“Los Evangelios de la Pasión”, otra clase de evangelio apócrifo, complementan los relatos canónicos describiendo eventos en torno a la crucifixión y la resurrección de Jesús. Las dos obras más importantes de esta categoría son el Evangelio de Pedro y el Evangelio de Nicodemo (denominado a veces los Hechos de Pilato). El Evangelio de Pedro es una obra del siglo II que entre otras cosas minimiza la humanidad de Jesús, exalta lo milagroso y reduce la culpabilidad de Pilato. En el Evangelio de Nicodemo (Hechos de Pilato), el juicio y la muerte de Jesús se amplían a medida que Nicodemo, el narrador principal, cuenta acerca de un testigo tras otro que pasan a dar testimonio a favor de Jesús. Pilato se rinde ante la demanda popular y entrega a Jesús para que lo crucifiquen. El Evangelio de Nicodemo también incluye un relato vívido del “Descenso al Infierno” de Jesús, y lo hace de manera muy similar a la acción de un héroe griego que invade el submundo para deificar a sus autoridades o rescatar a sus prisioneros. Otra obra apócrifa que se podría clasificar como evangelio de la pasión es el Libro de la Resurrección de Cristo según el Apóstol Bartolomé.
Los Evangelios judeo-cristianos son obras que se originaron entre grupos judeo-cristianos. Incluyen el Evangelio de los Ebonitas, el Evangelio de los Hebreos y el Evangelio de los Nazarenos. Aunque algunos eruditos igualan el Evangelio de los Hebreos con el Evangelio de los Nazarenos, la evidencia no es concluyente. El primero, quizás el más sobresaliente, en cierto modo parece una paráfrasis del Evangelio canónico de Mateo y coloca un énfasis especial en Jacobo, el hermano del Señor.
Los Evangelios heréticos abarcan una amplia variedad de evangelios apócrifos, la mayoría de los cuales se consideran evangelios gnósticos. El gnosticismo se desarrolló en el siglo II como un movimiento religioso extendido y variado con raíces en la filosofía griega y en la religión del pueblo. El Evangelio de la Verdad no contiene ninguna referencia a las palabras ni las acciones de Jesús. Algunos evangelios heréticos se atribuyen a los apóstoles en conjunto, o a uno de ellos. Estos incluyen el Evangelio de los Doce Apóstoles y los evangelios de Felipe, Tomás, Matías, Judas y Bartolomé. El Evangelio de Tomás (que no tiene ninguna relación con el Evangelio de la Infancia según Tomás), escrito alrededor del 100 d.c. , es una colección de 114 dichos secretos “que el Jesús viviente dijo y Dídimo Judas Tomás puso por escrito”. Este documento es uno de los casi 50 que se descubrieron en 1945 cerca de Nag Hammadi en el Alto Egipto, que formaban parte de lo que muchos eruditos creen que era la biblioteca de la comunidad gnóstica. Los énfasis herejes del Evangelio de Tomás se contrarrestan anticipadamente en la epístola canónica de 1 Juan, la cual enfatiza que el evangelio de Jesucristo es el mensaje de vida disponible para que toda persona lo experimente. Otros evangelios de esta clase incluyen a los que llevan nombres de mujeres santas (por ejemplo, las Preguntas de María y el Evangelio según María) y los que se les atribuyen a jefes herejes tales como Cerinto, Basílides y Marción.
Los Hechos Apócrifos
Una gran cantidad de relatos legendarios de los viajes y acciones heroicas de los apóstoles del NT procuraron igualar y complementar al libro de los Hechos. Los cinco hechos apócrifos más importantes son historias de los siglos II y III que recibieron su nombre por “Leucio Carino” y, en consecuencia, se conocen como los Hechos Leucianos. Aunque exhiben una alta estima hacia los apóstoles e incluyen algunos hechos históricos, mucho de lo que ofrecen es producto de una imaginación desenfrenada, sumamente parecida a una novela romántica (con animales que hablan e insectos obedientes).
Los Hechos de Juan es el escrito más antiguo del grupo (150–160 d.c.). Contiene milagros y sermones de Juan en Asia Menor y posee una clara orientación gnóstica. Narra la historia del viaje de Juan desde Jerusalén hasta Roma y su encarcelamiento en la isla de Patmos. Juan finalmente muere en Éfeso después de muchos otros viajes.
Al igual que los Hechos de Juan, los Hechos de Andrés, escrito poco después del 300 d.c. , es distintivamente gnóstico.
El material de los Hechos de Pablo fue escrito antes del 200 d.c. por un presbítero asiático “por amor a Pablo”. Más tarde lo destituyeron por haber publicado el escrito. Está dividido en tres secciones: Los Hechos de Pablo y Tecla, una muchacha de Iconio que colaboró con Pablo en sus viajes misioneros; la correspondencia con la iglesia de Corinto, y el martirio de Pablo.
Los Hechos de Pedro es un escrito de fines del siglo II que relata la forma en que Pedro protegió a la iglesia de un hereje llamado Simón Mago mediante la predicación pública. Pedro, quien se vio obligado a huir, regresó más tarde y lo crucificaron cabeza abajo. Al igual que los demás hechos, este es ascético, o sea, promueve un estilo de vida de autonegación y alejamiento de la sociedad como medio para combatir el vicio y desarrollar la virtud.
Los Hechos de Tomás es una obra del siglo III que muchos eruditos creen tuvo origen en el cristianismo siríaco. Cuenta acerca de la manera en que la India le fue concedida a Judas Tomás, “Mellizo del Mesías”, cuando los apóstoles dividieron el mundo echando suertes. Aunque Tomás era esclavo, fue responsable de la conversión de muchos indios famosos. El elemento ascético vuelve a estar presente en el énfasis que hace Tomás en la virginidad. Al final lo encarcelaron y sufrió el martirio.
Otros hechos apócrifos posteriores incluyen: la Historia Apostólica según Abdías, la Historia Fragmentaria de Andrés, la Ascensión de Jacobo, el Martirio de Mateo, la Predicación de Pedro, los Hechos Eslavos de Pedro, la Pasión de Pablo, la Pasión de Pedro, la Pasión de Pedro y Pablo, los Hechos de Andrés y Matías, Andrés y Pablo, Pablo y Tecla, Bernabé, Jacobo el Grande, Pedro y Andrés, Pedro y Pablo, Felipe y Tadeo.
Las Epístolas Apócrifas
Conocemos un pequeño grupo de epístolas o cartas apócrifas, muchas de las cuales se atribuyen al apóstol Pablo. La Epístola de los Apóstoles es una colección de visiones del siglo II que comunica enseñanzas de Cristo posteriores a la resurrección. La Tercera Epístola a los Corintios pretende ser la respuesta de Pablo a una carta de Corinto. Aunque ha circulado en forma independiente, también se la considera parte de los Hechos de Pablo. La Epístola Latina a los Laodicenses es una recolección de frases paulinas probablemente motivada por Col 4:16. Otras epístolas apócrifas importantes incluyen la Correspondencia de Cristo y Abgar, la Epístola a los Alejandrinos, la Epístola de Tito, la de Pedro a Jacobo, la de Pedro a Felipe y la de María a Ignacio.
Los Apocalipsis Apócrifos
Apocalipsis es el único libro apocalíptico del NT, aunque existen elementos apocalípticos en otros libros (Mar 13:1-37 y paralelos; 2Ts 2:1-12). El término “apocalipsis” o “apocalíptico” significa “descubrir” y se utiliza para describir una categoría de escritos que procura revelar con símbolos y visiones el plan de Dios para el mundo. Mientras que el material apocalíptico del NT enfatiza el regreso de Cristo, los apocalipsis apócrifos posteriores se centran más en el cielo y el infierno. El más popular de todos, el Apocalipsis de Pedro, parece haber gozado de cierto grado de estatus canónico durante un tiempo. Presenta visiones del Señor resucitado e imágenes del terror que padecen los que están en el infierno. El Apocalipsis de Pablo probablemente estuvo motivado en la referencia que hace Pablo en 2Co 12:2 acerca de un hombre en Cristo que fue arrebatado al tercer cielo. El autor está totalmente convencido de que esta fue la experiencia personal de Pablo y procede a dar todos los detalles. Otros apocalipsis incluyen el Apocalipsis de Santiago, el de Esteban, el de Tomás, el de la Virgen María y varias obras que se descubrieron en Nag Hammadi.
Otras obras apócrifas
Estas incluyen la Ágrafa (colección de dichos atribuidos a Jesús), las Predicaciones de Pedro, las Homilías y Reconocimientos Clementinos, el Apócrifo de Juan, el Apócrifo de Santiago y ciertos escritos gnósticos tales como la Pistis Sofía, la Sabiduría de Jesús y los Libros de Jeú.
Importancia de los escritos apócrifos del Nuevo Testamento
Los apócrifos del NT son importantes para aquellos que estudian la historia de la iglesia. Aunque estos escritos no se incluyeron en el canon, no por eso carecen de valor. Dan un ejemplo de las ideas, las convicciones y la imaginación de una porción de la historia cristiana. Estos apócrifos también sirven como punto de comparación con los escritos que están incluidos en el canon neotestamentario. Los primeros demuestran mediante el contraste la forma en que el NT le da prioridad a los hechos históricos en lugar de dársela a la fantasía humana. Mientras que los apócrifos del NT son frecuentemente interesantes e informativos, por lo general no poseen confiabilidad histórica y siempre carecen de autoridad en relación con los temas de la fe y la práctica. Ver Apocalíptico.

J. Scott Duvall

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