Significado de APOSTASÍA Según La Biblia | Concepto y Definición

APOSTASÍA Significado Bíblico

¿Qué Es APOSTASÍA En La Biblia?

Acción de rebelarse en contra, de renunciar, de abandonar o de alejarse de lo que uno ha creído.
Antiguo Testamento
El AT habla de “alejarse” en el sentido de una persona que abandona algo o alguien para irse con un rey extranjero (2Re 25:11; Jer 37:13-14; Jer 39:9; Jer 52:15). No obstante, algunas ideas asociadas incluyen el concepto de la infidelidad religiosa: “rebelión” (Jos 22:22); “desechado” (2Cr 29:19); “prevaricación” (2Cr 33:19), y “rebeldía(s)” (Jer 2:19; Jer 8:5). LBLA utiliza “apostasía” en Jer 8:5 y Ose 14:4 con la forma plural en Jer 2:19; Jer 5:6; Jer 14:7. Los profetas describen la historia de Israel como la historia de alejarse de Dios para ir tras otros dioses, de alejarse de Su ley para seguir la injusticia y la iniquidad, de alejarse de Su rey ungido para ir tras reyes extraños, y de alejarse de Su palabra para seguir la de reyes foráneos. Esto se define simplemente como renunciar a Dios, dejar de temerle (Jer 2:19). Dicha acción era un pecado por el cual el pueblo tenía que pedir perdón (Jer 14:7-9) y arrepentirse (Jer 8:4-7). El mensaje básico de Jueces, Samuel y Reyes es que Israel se alejó de Dios al escoger caminos egoístas en lugar de Sus caminos divinos. El resultado fue el exilio. Sin embargo, el pueblo de Dios todavía tenía esperanza. Dios, por pura gracia, podía decidir abandonar Su enojo y sanar la “rebelión” (Ose 14:4).
Nuevo Testamento
La palabra española “apostasía” deriva del griego y significa “estar lejos de”. El sustantivo griego aparece dos veces en el NT (Hch 21:21; 2Ts 2:3). Un sustantivo relacionado se utiliza para el divorcio (Mat 5:31; Mat 19:7; Mar 10:4). El verbo griego correspondiente aparece nueve veces.
Hch 21:21 presenta una acusación contra Pablo donde se decía que estaba guiando a los judíos fuera de Palestina para que abandonaran la ley de Moisés. Dicha apostasía se definía como dejar de circuncidar a los niños judíos y de cumplir con costumbres judías distintivas.
En la carta de 2 Tesalonicenses Pablo se dirigió a los que habían sido engañados para que creyeran que el día del Señor ya había llegado. Enseñó que una apostasía precedería al día del Señor. El Espíritu había revelado de manera explícita este alejamiento de la fe (1Ti 4:1). Dicha apostasía en los postreros tiempos incluirá el engaño doctrinal, la insensibilidad moral y el alejamiento ético de la verdad de Dios.
Conceptos asociados del NT incluyen la parábola de la semilla en la que Jesús habló de aquellos que creen durante un tiempo pero que “se apartan” en épocas de prueba (Luc 8:13). En el juicio se les dirá a los hacedores de maldad que se aparten (Luc 13:27). Pablo “se apartó” de la sinagoga de Éfeso (Hch 19:9) a causa de la oposición que halló en ese lugar, y le aconsejó a Timoteo que se apartara de aquellos que defienden una doctrina diferente (1Ti 6:3-5). Hebreos habla de apartarse del Dios vivo como resultado de un “corazón malo de incredulidad” (Heb 3:12). Los que recayeron no pueden ser renovados para arrepentimiento (Heb 6:6). Sin embargo, Dios puede guardar al creyente para que no caiga (Jud 1:24).
Implicancias
La apostasía es sin duda un concepto bíblico, pero se ha debatido ardientemente en cuanto a las implicancias de la enseñanza. El debate se ha concentrado en el tema de la apostasía y la salvación. Basados en el concepto de la gracia soberana de Dios, algunos sostienen que los verdaderos creyentes nunca se apartarán completamente aunque puedan llegar a descarriarse. Otros afirman que cualquiera que se aparte jamás ha sido realmente salvo. Aunque tal vez hayan “creído” durante un tiempo, nunca experimentaron la regeneración. No obstante, otros argumentan que las advertencias bíblicas contra la apostasía son reales y que, por lo menos potencialmente, los creyentes mantienen la libertad de rechazar la salvación de Dios.
Quienes están preocupados por la apostasía deberían reconocer que la convicción de pecado es evidencia de que uno no se ha apartado. El deseo de la salvación demuestra que uno no tiene un “corazón malo de incredulidad”.

Michael Fink

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