Significado de ARMONI Según La Biblia | Concepto y Definición

ARMONI Significado Bíblico

¿Qué Es ARMONI En La Biblia?

Nombre de persona que significa “nacido en Armón”. Hijo de Rizpa y Saúl a quien David entregó a los gabaonitas en venganza por la matanza que anteriormente había hecho Saúl de estas personas (2Sa 21:7-9). Ver Rispa.
ARMONÍA DE LOS EVANGELIOS
Organización de los Evangelios en columnas paralelas con el propósito de estudiar sus similitudes y diferencias. Andreas Osiander (1498–1552), un estudioso alemán de la Biblia durante la Reforma Protestante, fue el primero en usar la frase “armonía de los Evangelios” para referirse a la organización paralela que diseñó de los textos de los Evangelios. Al usar un término musical como metáfora para su organización en columnas, Osiander vinculó la figura completa de Jesús provista por los cuatro Evangelios con el sonido de varias notas musicales que se ejecutan juntas en un acorde. La armonía de los Evangelios también se puede llamar sinopsis o paralelo de los Evangelios.
Historia de las armonías
Aunque la expresión “armonía de los Evangelios” no se usó hasta el siglo XVI, ya en el siglo II los estudiosos de la Biblia comenzaron con los esfuerzos por comparar y armonizar los cuatro relatos sobre Jesús. En ese tiempo, Tatiano, un cristiano de Siria, recopiló los cuatro Evangelios en una narración parafraseada llamada Diatesarón (Diatessaron). Lo que sabemos de su obra proviene de citas de otros autores.
El Diatesarón representa un enfoque de la armonía de los Evangelios: entrecruzamiento del material para presentar una narración integrada de la vida de Jesús. En los últimos 200 años, diversos estudiosos de la Biblia han intentado obras similares.
Pocos autores contemporáneos dan crédito a los intentos de “armonizar” en uno solo el texto o la información contenida en los Evangelios. Más bien, reconocen las diferencias y comparan las variaciones entre los Evangelios, y usan sus descubrimientos como ayuda en la interpretación. La primera gran obra con este segundo enfoque fue realizada en el siglo III por Amonio de Alejandría. Este tomó el texto de Mateo y escribió en columnas paralelas al lado del texto todos los pasajes de los otros tres Evangelios que se relacionaban con ese. En consecuencia, la obra de Amonio solo mostraba la equivalencia entre Mateo y los demás Evangelios. Se ignoró cualquier paralelo que hubiera entre los otros tres en forma independiente de Mateo. En el siglo IV, el historiador de la iglesia Eusebio desarrolló un sistema de referencias cruzadas que brindaba un método para localizar y estudiar un pasaje que presentaba paralelos en cualquier otro evangelio.
J. J. Griesbach, otro alemán, hizo una de las contribuciones más significativas a este campo cuando desarrolló en 1776 su Sinopsis, una organización paralela de los textos de los tres primeros Evangelios. Griesbach le colocó el título en base a la palabra griega que significa “mirar al mismo tiempo”, y en consecuencia denominó “Evangelios Sinópticos” a Mateo, Marcos y Lucas por su perspectiva similar sobre la vida de Jesús (en contraste con Juan). La obra de Griesbach todavía sirve como el modelo básico para los eruditos que hacen comparaciones entre los Evangelios a fin de ayudar en la interpretación de un texto determinado.
La necesidad del estudio comparativo
Aun la lectura más superficial del NT revela la necesidad y la utilidad de un estudio comparado de Mateo, Marcos y Lucas. Observar lo siguiente:
1. Parte del material de uno de los Evangelios se repite casi textualmente en uno o dos de los otros (el relato de los discípulos de Jesús que recogían espigas el día de reposo, Mar 2:23-27, Mat 12:1-8, Luc 6:1-5)
2. Parte del material, dentro del cual hay registros que parecen ser fundamentales en el registro de la enseñanza de Jesús, aparece solo en uno de los Evangelios (la parábola del hijo pródigo, Luc 15:11-32).
El problema sinóptico
Como se señaló más arriba, hace tiempo que los eruditos notaron las similitudes especiales entre Mateo, Marcos y Lucas. En los tres Evangelios:
1. La aparición de Juan el Bautista, el bautismo y la tentación de Jesús y la iniciación de Su ministerio público están ligados entre sí.
2. El ministerio de Jesús se limitó a Galilea hasta que asistió a la celebración de la Pascua en Jerusalén donde fue crucificado.
3. La historia termina con el relato de Su muerte y resurrección.
Además de las toscas similitudes en sus tramas y puntos de vista, los tres Evangelios muestran una innegable interrelación con respecto al contenido en sí: Lucas contiene el 50% del material de los pasajes de Marcos, mientras que Mateo contiene el 90% de Marcos. No obstante, a pesar de estas similitudes, los tres Evangelios también tienen diferencias notables, que los estudiosos han titulado “problema sinóptico”.
Una solución temprana
Una de las primeras y más influyentes respuestas a este problema lo ofreció San Agustín (354–430 d.c.). Decidió que Mateo había escrito primero y que Marcos produjo su Evangelio al condensar lo que Mateo había escrito. Consideró que Lucas había dependido de ambos para escribir el suyo. El punto de vista de Agustín fue la posición ortodoxa durante más de 1400 años.
Soluciones posteriores
En el siglo XIX hubo avances en arqueología y estudio de lenguas antiguas. Se introdujeron nuevos métodos para el estudio de la Biblia. Estos cambios aportaron nuevas soluciones al problema sinóptico.
La primera solución “moderna” se centró en la hipótesis de la existencia de un único evangelio original que se ha extraviado. Algunos estudiosos creían que podría haber sido un evangelio trasmitido oralmente que se había formalizado a fuerza de continuas repeticiones; otros en cambio pensaban que era un documento real. En cualquier caso, quienes aceptaban esta hipótesis suponían que al escribir sus relatos, Mateo, Marcos y Lucas habían seleccionado individualmente el material a partir de este evangelio.
Otras soluciones al problema se centraron en creer que los autores del evangelio utilizaron dos documentos. Invirtiendo la opinión establecida de que Mateo se escribió primero, los defensores de la teoría de los dos documentos llegaron a la conclusión de que Marcos fue en realidad el primer Evangelio y que los otros dos Sinópticos dependieron de él. Por las semejanzas entre los pasajes de enseñanza que aparecen en Mateo y Lucas, estos eruditos también sostenían la hipótesis de que Mateo y Lucas contaron además con otra fuente, una colección de enseñanzas de Jesús.
La hipótesis de los cuatro documentos
A comienzos del siglo XX, B. H. Streeter, un erudito británico, propuso la teoría de los cuatro documentos como solución al problema sinóptico. Streeter coincidía hasta cierto punto con la teoría de los dos documentos, pero pensaba que no alcanzaba a explicar la existencia de materiales exclusivos en Mateo o en Lucas. Por lo tanto, ofreció la hipótesis de que los autores de los Evangelios Sinópticos habían contado para su obra con un total de cuatro fuentes.
a. Marcos como base prioritaria Al igual que los defensores de la teoría de los dos documentos, Streeter creía que Marcos se había escrito primero y había servido como fuente para Mateo y Lucas. Varios hechos señalaban en esta dirección. Primero, los tres Evangelios coinciden en el orden del material. No obstante, cuando no concuerdan, Mateo y Marcos con frecuencia coinciden entre sí y se diferencian de Lucas, o Lucas y Marcos coinciden en comparación con Mateo. Este y Lucas prácticamente nunca concuerdan al compararlos con Marcos. Lo mismo sucede con el uso de términos y la estructura de las frases. Marcos generalmente coincide con Mateo o con Lucas, pero Mateo y Lucas rara vez concuerdan al compararlos con Marcos. Estos dos hechos indicarían que los otros dos Evangelios se basaron en Marcos. Una tercera evidencia que indica la prioridad de Marcos es que las afirmaciones que podrían ofender o confundir a los lectores están omitidas o presentadas en forma menos provocativa en los otros dos sinópticos (comp. Mar 4:38 con Mat 8:25 y Luc 8:24). Streeter pensaba que cuando se toman en conjunto, estos tres elementos solo podían llevar a la conclusión de que Marcos fue escrito primero y que luego lo utilizaron Mateo y Lucas.
b. La existencia de “Q” Streeter también coincidía con los defensores de la teoría de los dos documentos en que Mateo y Lucas habían usado alguna fuente común diferente de Marcos. Los eruditos alemanes le dieron a esa fuente el nombre de “Q”, que viene del término alemán quelle, que significa “fuente”. Su contenido solo se puede deducir mediante la comparación de pasajes comunes a Mateo y a Lucas pero que están ausentes en Marcos. Los eruditos coinciden en que “Q” habría sido fundamentalmente una colección de enseñanzas de Jesús con poco contenido narrativo y ninguna mención de la crucifixión y la resurrección. La contribución más significativa de “Q” sería el Sermón del Monte (Mat 5:1-48; Mat 6:1-34; Mat 7:1-29 y Luc 6:20-49).
c. La fuente “M” Streeter creía que Mateo había tenido acceso a un cuerpo de materiales desconocido para Marcos y Lucas (o por lo menos no utilizado). Esta fuente obtiene el nombre “M” de la inicial de Mateo. Como el relato de la infancia en Mateo difiere del de Lucas, se lo considera parte del material contenido en esta fuente “M”, también incluiría muchos pasajes probatorios del AT relacionados con Jesús como Mesías.
d. La fuente “L” La cuarta y última fuente en la hipótesis de los cuatro documentos sería que contiene el material exclusivo de Lucas, que además incluye por lo menos un relato de la infancia y muchas parábolas. Las historias del buen samaritano y del hijo pródigo serían parte de esta fuente “L”.
El papel de la inspiración
Muchos creen que la discusión sobre las “fuentes” usadas por los autores de los Evangelios vulnera la inspiración de las Escrituras. Si Mateo, Marcos y Lucas utilizaron otros documentos para escribir sus Evangelios, ¿tiene Dios todavía un lugar como autor? Una cuidadosa reflexión revela que las “fuentes” y la inspiración no se excluyen mutuamente. Los escritores del AT muestran con claridad que emplearon fuentes escritas (Jos 10:13; 2Sa 1:18; 1Re 11:41; 2Cr 9:29).
Lucas dice: “Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos las enseñaron los que desde el principio las vieron con sus ojos y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden” (Luc 1:1-3). Lucas admite conocer que existen otros relatos de la vida y el mensaje de Jesús. Ninguna teoría conocida sobre la inspiración afrenta la humanidad de una persona al punto de negarle cualquier tipo de memoria. En consecuencia, el Evangelio escrito por Lucas con seguridad tenía algo en común con las fuentes que él conocía. Además, ninguna teoría de la inspiración afirma que los autores humanos del material bíblico usaron información o términos que, hasta el momento preciso de escribirlos, hubieran sido totalmente desconocidos para el escritor. Suponer que la inspiración no puede implicar el proceso de ayudar al ser humano a reconocer la verdad divina y organizarla en el mensaje específico que Dios quiere comunicar, es limitar la capacidad del Espíritu de Dios. La inspiración de ambos Testamentos incluyó guía divina a los escritores hacia fuentes adecuadas y dirección divina en el uso de estas.
Resumen
Aunque la mayoría de los autores actuales adhieren a la teoría de los cuatro documentos (o una muy parecida a ella), es necesario reconocer que cualquier solución al problema sinóptico es una teoría y no un hecho comprobado. Muchos estudiosos bíblicos en el presente están volviendo a la idea de que Mateo se escribió primero. Hay que admitir que muchas de las respuestas que ansiamos tener en cuanto a los orígenes de los Evangelios no están a nuestra disposición. Por eso, algunos investigadores modernos se ven frustrados al extremo cuando esperan respuestas científicamente precisas sobre los documentos, cuyo propósito original fue ser confiables en sentido religioso en cuanto a las asombrosas buenas nuevas de Dios por medio de Jesucristo. Podemos confiar en los Evangelios y obedecerlos sin necesidad de respuesta a todas las preguntas acerca de su origen y relaciones mutuas.

P. Joel Snider

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