Significado de ATAR Y DESATAR Según La Biblia | Concepto y Definición

ATAR Y DESATAR Significado Bíblico

¿Qué Es ATAR Y DESATAR En La Biblia?

En Mat 16:16, Simón Pedro hizo la gran confesión de que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús respondió inmediatamente diciéndole a Simón que su nombre iba a ser Pedro y que Cristo edificaría Su iglesia sobre esta gran confesión. Luego continuó diciendo: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mat 16:19). Jesús efectuó una declaración similar en Mat 18:18, pero en esta ocasión a todos los discípulos.
Algunos han hecho que esta declaración lleve implícita la idea de que la iglesia como institución o la cabeza eclesiástica tienen poder para expresar conceptos de autoridad que están por encima de las Escrituras, y que el cielo tiene obligación de acatarlos. Otros han dispuesto que su significado sea que los cristianos tienen autoridad para “atar” y “desatar” poderes espirituales mediante el uso de la palabra de fe hablada. Ninguna de estas opiniones constituye una interpretación satisfactoria.
Una comprensión correcta de los dos pasajes se encuentra unida a la gramática de las frases “será atado en los cielos” y “será desatado en los cielos”. Las construcciones gramaticales de ambos pasajes y ambos versículos corresponden al tiempo perifrástico futuro perfecto en voz pasiva. Una traducción más precisa de Mat 16:19 podría ser, “y todo lo que ates en la tierra habrá sido atado en el cielo; y todo lo que desates en la tierra habrá sido desatado en los cielos”. Del mismo modo, Mat 18:18 bien podría leerse “todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra habrá sido desatado en el cielo”. En otras palabras, lo que se declarará y atará en la tierra ya habrá sido declarado y atado primeramente en los cielos, y lo que se declare y desate en la tierra ya habrá sido anticipadamente declarado y desatado en los cielos.
En Mat 16:19, el contexto incluye las llaves del reino de los cielos. Esta es una clara referencia al evangelio sobre cuyas verdades Jesús iba a construir Su iglesia. A Simón y a los demás apóstoles se les dio autoridad para ofrecer libremente el evangelio a fin de desatar a aquellos que estaban sujetos a esclavitud. Este mismo evangelio margina a algunos, razón por la cual encontramos que Pedro también cierra las puertas del reino (Hch 4:11-12; Hch 8:20-23). Los que son desatados por la iglesia, ya han sido desatados en el cielo, y los que son atados por la estrechez del evangelio habrán sido atados por el cielo, siempre que la iglesia se limite exclusivamente a la proclamación del evangelio en forma simple y directa. En consecuencia, el cielo y la tierra se unen a medida que los discípulos proclamen el mensaje de salvación, dejando a algunos sumidos en su pecado y desatando a otros para gozar de la libertad del perdón.
Mat 18:18 trata de la disciplina de la iglesia. En este versículo, Jesús utiliza virtualmente las mismas palabras que usó en Mat 16:19 para hablar sobre la importancia de la confrontación y la restauración. El cuerpo reunido tiene obligación de aplicar la disciplina de la iglesia a los miembros que yerran o pecan sabiendo que, al hacerlo, el cielo ya ha ratificado dicha acción. Más aún, cuando las iglesias ejercen la disciplina adecuada y piadosa, algo que constituye una señal vital de las iglesias verdaderas, pueden estar seguras de que la presencia de Dios está en medio de ellas en ese momento, “porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mat 18:20). Los “dos o tres” que aparecen aquí son los mismos dos o tres que en Mat 18:16 establecen la verdad de la necesidad de aplicar una corrección. Este texto no es, pues, una declaración general de la presencia del Señor entre Su pueblo sino una reafirmación de Su guía providencial en relación a los temas de la disciplina eclesiástica. El Señor también está presente con los creyentes en forma individual, pero es un gran consuelo saber que Él se coloca en medio de la iglesia cuando esta pone en ejercicio la tarea más difícil de todas sus funciones, la disciplina.

David G. Shackelford y Chad Brand

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