Significado de CABEZA Según La Biblia | Concepto y Definición

CABEZA Significado Bíblico

¿Qué Es CABEZA En La Biblia?

Literalmente, la parte superior del cuerpo que se consideraba asiento de la vida pero no del intelecto; se usa figurativamente para primero, superior o principal. Los judíos pensaban que el asiento o centro del intelecto era el corazón. “Cabeza” significaba la cabeza física de las personas (Gén 48:18; Mar 6:24) o de los animales, como en el caso del becerro (Lev 1:4). A veces se usaba para representar a toda la persona (Hch 18:6). Además, frecuentemente se usaba para referirse a objetos inanimados como la cumbre de una montaña o la parte superior de un edificio. A menudo también tenía la connotación de “fuente” o “comienzo” de ríos, caminos (Eze 16:25) o períodos de tiempo.
En Sal 118:22, “cabeza del ángulo” (piedra angular) se refiere metafóricamente a un rey liberado por Dios cuando otros lo habían abandonado (comp. Mat 21:42; Hch 4:11; 1Pe 2:7, donde se usa en relación con el rechazo de Cristo). “Cabeza” designaba a alguien con autoridad, la persona más importante. Podía significar líder, jefe o príncipe (Isa 9:15), y conllevar la idea de primero de una serie (comp. 1Cr 12:9). Israel era “cabeza de las naciones” (Jer 31:7), el primogénito de Dios. Damasco era “cabeza (capital) de Siria” (Isa 7:8). El esposo es “cabeza de la mujer” (Efe 5:23).
Un uso teológico particular de la palabra “cabeza” se observa en el concepto neotestamentario de la supremacía de Cristo: Cristo es “cabeza” (kephale) de la iglesia, Su cuerpo; la iglesia es Su “esposa” (Efe 5:23-33). En Su función de “cabeza”, Cristo permite el crecimiento de la iglesia, la va unificando, la alimenta al atender a cada miembro y la fortalece para que crezca en amor (Efe 4:15-16). Cristo no solo es “cabeza” de la iglesia sino también del universo en su totalidad (Efe 1:22) y de “todo principado y potestad” (Col 2:10). La influencia divina en el mundo da como resultado una cadena: Dios es “cabeza” de Cristo; Cristo es “cabeza” del hombre; el hombre es “cabeza” de la mujer, y como tal debe amar y cuidar a su esposa como Cristo lo hace con Su Iglesia (Efe 5:25-30). Este uso teológico puede ser una ampliación del uso del AT del término “cabeza” en relación al líder de la tribu o de la comunidad, o puede ser una reacción frente a las primeras tendencias gnósticas. Ver Gnosticismo.
Como la cabeza era el asiento de la vida, se la valoraba. Herir la cabeza era la forma principal de derrotar al enemigo (Sal 68:21). Como parte de un despectivo insulto, los soldados golpearon a Jesús en la cabeza con una caña y le pusieron una corona de espinas (Mar 15:16-19). La decapitación era una degradación adicional posterior a la derrota. Herodías, en un acto de traición y venganza, hizo decapitar a Juan el Bautista (Mat 14:1-11). David le cortó la cabeza a Goliat y se la presentó a Saúl (1Sa 17:51). Los filisteos le cortaron la cabeza a Saúl (1Sa 31:9), y los hijos de Rimón se la cortaron a Is-boset (2Sa 4:7). Según lo atestiguado por muchas inscripciones y representado en diversos monumentos, cortarle la cabeza a enemigos muertos en batalla era común entre babilonios, asirios y egipcios.
En contraposición, la bendición se recibe en la cabeza (Gén 49:26), y por eso se imponen las manos sobre ella (Gén 48:17). Ungir la cabeza con aceite simbolizaba prosperidad y gozo (Sal 23:5; Heb 1:9). En el servicio para la ordenación de sacerdotes y la dedicación para el servicio sacerdotal, se ungía con aceite la cabeza del sumo sacerdote (Éxo 29:7; Lev 16:32). Los pecados del hombre se transferían al animal del holocausto poniendo las manos sobre la cabeza de este (Éxo 29:10; Éxo 29:15; Éxo 29:19).
La cabeza forma parte de diversas expresiones coloquiales. Los judíos juraban por la cabeza (Mat 5:36). La tristeza o el dolor se mostraban poniendo las manos sobre la cabeza o colocando cenizas sobre ella (2Sa 13:19). En otras oportunidades, se demostraba dolor rapándose la cabeza (Job 1:20). “Amontonar ascuas sobre su cabeza” equivalía a hacer avergonzar al enemigo al devolverle con bien el mal recibido (Pro 25:21-22; Rom 12:20). Menear la cabeza expresaba desprecio (Mar 15:29), mientras que inclinarla era señal de humildad (Isa 58:5). Finalmente, “las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia” (Pro 16:31 NVI).

Darlene R. Gautsch

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