¿Qué Significa CANAÁN En La Biblia Según El Diccionario Bíblico Online?
(Tierra de Comercio; Tierra del Mercader), CANANEO.1. El cuarto en la lista de los hijos de Cam y nieto de Noé. (Gén 9:18; Gén 10:6; 1Cr 1:8.) Fue el progenitor de once tribus que con el tiempo poblaron la región del Mediterráneo oriental, entre Egipto y Siria, por lo que a esta se la llegó a llamar “la tierra de Canaán”. (Gén 10:15-19; 1Cr 16:18; véase Número 2.)Después del incidente relacionado con la embriaguez de Noé, Canaán llegó a estar bajo la maldición profética de este, según la cual con el tiempo sería esclavo tanto de Sem como de Jafet. (Gén 9:20-27.) Ya que el registro solo menciona que “Cam el padre de Canaán vio la desnudez de su padre y se puso a informarlo a sus dos hermanos afuera”, surge la pregunta de por qué fue Canaán y no Cam el objeto de la maldición. Una nota al pie de la página de la traducción Nácar Colunga, edición de 1947, hace el siguiente comentario sobre el Génesis 9 versículo 24: “La bendición de Sem es indudable y directamente mesiánica; la de Jafet lo es indirectamente. La maldición recae no sobre Cam, sino sobre Canán, su hijo. La razón de esto podría ser que fuera Canán el autor del desacato a que parece referirse el hagiógrafo al decir: ‘Despierto Noé, supo lo que con él había hecho el más pequeño de sus hijos’, que ciertamente no era Cam, el segundo de los tres”. De manera similar, una publicación judía, The Pentateuch and Haftorahs, dice que la breve narración “se refiere a algún acto abominable en el que Canaán parece haber estado implicado” (edición de J. H. Hertz, Londres, 1972, pág. 34), y después de indicar que la palabra hebrea que se traduce “hijo” en el Génesis 9 versículo 24puede significar “nieto”, esta obra expone: “La referencia probablemente sea a Canaán”. The Soncino Chumash también señala que hay quien cree que Canaán “gratificó un deseo perverso en [Noé]”, y que la expresión “hijo menor” se refiere a Canaán, que era el hijo menor de Cam (edición de A. Cohen, Londres, 1956, pág. 47).Debe entenderse que estos puntos de vista son conjeturales, pues el registro bíblico no da los detalles del incidente. Sin embargo, el que de repente se introduzca a Canaán en la narración antes de relatar la embriaguez de Noé (Gén 9:18), y el que el registro se refiera a Cam como “el padre de Canaán” (Gén 9:22), parecen pruebas claras de que Canaán estuvo implicado de algún modo. Es razonable concluir que la expresión “vio la desnudez de su padre” indique algún abuso o perversión por parte de Canaán, pues la mayoría de las veces que la Biblia habla de ‘poner al descubierto’ o ‘ver la desnudez’ de otra persona se refiere al incesto u otros pecados sexuales. (Lev 18:6-19; Lev 20:17.) Así, es posible que Canaán cometiera, o intentara cometer, algún acto deshonesto con Noé mientras este estaba inconsciente, y que Cam, teniendo conocimiento de ello, no lo impidiera o no disciplinara a su hijo. Tampoco hizo nada para cubrir la desnudez de su padre, limitándose tan solo a darlo a conocer a sus hermanos.También debe tenerse en cuenta el elemento profético de la maldición. No hay prueba que indique que Canaán mismo llegara a ser esclavo de Sem o Jafet en el transcurso de su vida. Pero como fue Dios quien inspiró la maldición que Noé pronunció, y Él nunca expresa desaprobación sin causa justificada, es probable que ya se hubiera visto en Canaán algún rasgo claramente corrupto, quizás de naturaleza lasciva, y que Jehová hubiera previsto con su presciencia el mal efecto que esta característica tendría con el tiempo en sus descendientes. En el caso de Caín, un caso anterior, Jehová había notado una mala actitud de corazón y le había advertido del peligro de que lo venciera el pecado (Gén 4:3-7); Dios también había discernido la irreformable inclinación hacia la iniquidad de la mayor parte de la población antediluviana, lo que justificaba su destrucción. (Gén 6:5.) La prueba más obvia de la justicia de la maldición pronunciada sobre Canaán se ve más tarde en la historia de sus descendientes, una historia sórdida de inmoralidad y depravación, como lo testifica tanto la historia bíblica como la extrabíblica. La maldición de Canaán vio su cumplimiento unos ocho siglos después que se pronunció, cuando los israelitas de origen semítico subyugaron a los descendientes de Canaán y, más tarde, cuando estos llegaron a estar bajo la dominación de las potencias jaféticas de Medo-Persia, Grecia y Roma.2. El nombre Canaán también aplica a la raza que descendió del hijo de Cam y a la tierra donde residía. Canaán es el nombre antiguo de la parte de Palestina situada al O. del río Jordán (Núm 33:51; Núm 35:10; Núm 35:14), aunque algún tiempo antes de la conquista israelita, los amorreos de Canaán invadieron la tierra que está al E. del Jordán. (Núm 21:13; Núm 21:26.)Límites e historia primitiva. La descripción más antigua de los límites de Canaán indica que esta tierra se extendía desde Sidón, al N., hasta Guerar, cerca de Gaza, al, y hasta Sodoma y las ciudades vecinas, al SE. (Gén 10:19.) Sin embargo, parece ser que en el tiempo de Abrahán, a Sodoma y a las otras “ciudades del Distrito” no se las consideraba parte de la tierra de Canaán propiamente dicha (Gén 13:12), como tampoco a los territorios posteriores de Edom y Moab, que habitaban descendientes de Abrahán y Lot. (Gén 36:6-8; Éxo 15:15.) El territorio de Canaán tal y como se prometió a la nación de Israel se delimita con mayor detalle en Núm 34:2-12. Empezaba al N. de Sidón y se extendía hacia el S. hasta “el valle torrencial de Egipto” y Qadés-barnea. Los filisteos, que no eran cananeos (Gén 10:13-14), habían ocupado la región costera que estaba al S. de la llanura de Sarón, pero antes a esta también se la había ‘considerado’ tierra cananea. (Jos 13:3.) Otras tribus, como los quenitas (una de cuyas familias se relaciona más tarde con Madián; Núm 10:29; Jue 1:16) y los amalequitas (descendientes de Esaú; Gén 36:12), también se habían asentado en este territorio. (Gén 15:18-21; Núm 14:45.)La Biblia no especifica si los descendientes de Canaán emigraron a esta tierra y se afincaron en ella después de la división de Babel (Gén 11:9), o si primero acompañaron al grupo principal de camitas a África y desde allí pasaron a la región de Palestina. De cualquier modo, para 1943 a. E.C., cuando Abrahán dejó Harán, en Padán-aram, y se dirigió a esta tierra, los cananeos ya se habían establecido en ella, y Abrahán tuvo ciertos tratos con amorreos e hititas. (Gén 11:31; Gén 12:5-6; Gén 13:7; Gén 14:13; Gén 23:2-20.) Jehová repitió a Abrahán la promesa de que su descendencia heredaría esa tierra y le dijo que fuera “de un sitio a otro en la tierra por su largo y por su ancho”. (Gén 12:7; Gén 13:14-17; Gén 15:7; Gén 15:13-21; Gén 17:8.) Sobre la base de esta promesa y por respeto a la maldición que Dios había pronunciado, Abrahán se preocupó de que su hijo no se casara con una cananea. (Gén 24:1-4.)La relativa facilidad con la que Abrahán y, más tarde, Isaac y Jacob viajaron por esta región con sus grandes manadas y rebaños muestra que aún no estaba densamente poblada. (Compárese con Gén 34:21.) Las investigaciones arqueológicas también dan prueba de que en aquel tiempo la población era bastante escasa y de que la mayoría de las ciudades se asentaban a lo largo de la costa mediterránea, en la región del mar Muerto, el valle del Jordán y la llanura de Jezreel. W. F. Albright dice que en la primera parte del II milenio a. E.C. prácticamente no había ninguna población sedentaria en la región montañosa de Palestina, lo que corrobora la tradición bíblica, según la cual los patriarcas vagaron por los amplios espacios de las colinas de la Palestina central y las tierras secas del S. (Archaeology of Palestine and the Bible, 1933, págs. 131-133.) Para ese tiempo, Canaán aún debía estar bajo la influencia y dominio elamita (y, por lo tanto, semita), como lo indica el registro de Gén 14:1-7.Algunas de las ciudades en cuyos aledaños acamparon Abrahán, Isaac y Jacob fueron Siquem (Gén 12:6), Betel y Hai (Gén 12:8), Hebrón (Gén 13:18), Guerar (Gén 20:1) y Beer-seba (Gén 22:19). Aunque no parece que los cananeos mostraron gran animosidad a los patriarcas hebreos, el factor principal por el que se vieron libres de ataques fue la protección divina. (Sal 105:12-15.) Así, después que los hijos de Jacob asaltaron la ciudad hevea de Siquem, “el terror de Dios” llegó a estar sobre las ciudades vecinas, “de modo que no corrieron tras los hijos de Jacob”. (Gén 33:18; Gén 34:2; Gén 35:5.)La historia muestra que Canaán estuvo sometida a Egipto por unos dos siglos antes de la conquista israelita. Unos mensajes, conocidos como las Cartas de el-Amarna, enviados por ciertos gobernantes vasallos de Siria y Palestina a los faraones Amenhotep III y Akhenatón, presentan un cuadro de considerable disensión e intriga política en la región durante ese período. Para cuando Israel llegó a su frontera (1473 a. E.C.), Canaán era una tierra de numerosas ciudades-estados o pequeños reinos que de algún modo estaban relacionados por lazos tribales. Los espías que habían explorado la tierra casi cuarenta años antes habían hallado que era muy productiva y que sus ciudades estaban bien fortificadas. (Núm 13:21-29; compárese con Deu 9:1; Neh 9:25.)Distribución de las tribus de Canaán. Parece ser que la principal de las once tribus cananeas (Gén 10:15-19) era la de los amorreos. (Véase AMORREO.) Además de haber conquistado Basán y Galaad, al E. del Jordán, las referencias a los amorreos muestran que eran poderosos tanto en el N. como en el S. de la región montañosa de Canaán. (Jos 10:5; Jos 11:3; Jos 13:4.) A los amorreos quizás los seguían en poder los hititas. Esta tribu se hallaba en tiempos de Abrahán en la zona S., Hebrón y sus alrededores (Gén 23:19-20), pero parece que más tarde se ubicaron sobre todo en las regiones del N., en dirección a Siria. (Jos 1:4; Jue 1:23-26; 1Re 10:29.)De las otras tribus, las que se mencionan con mayor frecuencia durante la conquista son las de los jebuseos, los heveos y los guirgaseos. Los jebuseos habitaban la región montañosa de los alrededores de Jerusalén. (Núm 13:29; Jos 18:16; Jos 18:28.) Los heveos estaban diseminados desde Gabaón, al S. (Jos 9:3; Jos 9:7), hasta la base del monte Hermón, al N. (Jos 11:3.) No se especifica qué territorio ocupaban los guirgaseos.Las seis tribus restantes —los sidonios, los arvadeos, los hamateos, los arqueos, los sineos y los zemareos— bien pueden incluirse en el término global “cananeos”, usado con frecuencia con los nombres específicos de otras tribus; también es posible que la expresión “cananeos” se use sencillamente para referirse a ciudades o grupos de población cananea mixta. (Éxo 23:23; Éxo 34:11; Deu 7:1; Núm 13:29.) Parece ser que esas seis tribus estaban asentadas al N. de la región que los israelitas conquistaron al principio y no se las menciona específicamente en el relato de la conquista.Israel conquista Canaán. (MAPAS, vol. 1, págs. 737, 738.) En el segundo año después del éxodo, los israelitas intentaron entrar en Canaán por el S., pero como carecían del apoyo divino, los cananeos y sus aliados amalequitas los derrotaron. (Núm 14:42-45.) Hacia el fin de los cuarenta años de vagar por el desierto, Israel de nuevo avanzó hacia la tierra de Canaán. El rey de Arad atacó a los israelitas en el Négueb, pero esta vez las fuerzas cananeas fueron derrotadas y destruidas sus ciudades. (Núm 21:1-3.) Después de esta victoria, los israelitas no iniciaron la invasión por el S., sino que dieron un rodeo para penetrar por el E. Esto los enfrentó a los reinos amorreos de Sehón y Og, pero la derrota de estos reyes dejó todo Basán y Galaad bajo control israelita. Tan solo en Basán había sesenta ciudades “con muro alto, puertas y barras”. (Núm 21:21-35; Deu 2:26 a Deu 3:10.) La derrota de estos reyes poderosos debilitó a los reinos cananeos del O. del Jordán, y el que después la nación israelita cruzara milagrosamente a pie enjuto el Jordán hizo que los corazones de los cananeos ‘empezaran a derretirse’. De manera que los cananeos no atacaron el campamento israelita de Guilgal durante el período en que muchos de los varones israelitas se recuperaban de la circuncisión ni tampoco durante la posterior celebración de la Pascua. (Jos 2:9-11; Jos 5:1-11.)Los israelitas tenían en Guilgal una buena base desde la que continuar la conquista de la tierra, pues entonces disponían de suficiente agua en el Jordán y podían conseguir suministros de alimento de la región conquistada al E. del río. Su primer objetivo fue la cercana ciudad fronteriza de Jericó, bien cerrada a causa de los israelitas, pero cuyos poderosos muros cayeron por el poder de Jehová. (Jos 6:1-21.) Más tarde, las fuerzas invasoras subieron unos mil metros, hasta la región montañosa del N. de Jerusalén, y, después de sufrir una derrota, capturaron Hai y la quemaron. (Jos 7:1-5; Jos 8:18-28.) Ante la amenaza israelita, los reinos cananeos de todo el país formaron una importante coalición para repeler el ataque, aunque ciertas ciudades heveas buscaron la paz con Israel valiéndose de un subterfugio. Para los demás reinos cananeos, esta secesión de Gabaón y otras tres ciudades vecinas fue un acto de traición que ponía en peligro la unidad de toda la ‘liga cananea’, por lo que cinco reyes cananeos se aliaron para luchar contra Gabaón; no obstante, las tropas israelitas bajo el mando de Josué marcharon toda la noche para salvar la ciudad asediada. La derrota de los cinco reyes agresores estuvo acompañada de una precipitación milagrosa de enormes piedras de granizo, y fue en esa ocasión cuando Dios hizo que se retrasara la puesta del Sol. (Jos 9:17; Jos 9:24-25; Jos 10:1-27.)Las fuerzas victoriosas israelitas invadieron luego toda la mitad meridional de Canaán (con excepción de las llanuras de Filistea), conquistando ciudades de la Sefelá, la región montañosa y el Négueb, y más tarde volvieron a su campamento base de Guilgal, junto al Jordán. (Jos 10:28-43.) A continuación, los cananeos de la mitad septentrional, bajo el mando del rey de Hazor, concentraron sus tropas y carros de guerra, y reunieron sus fuerzas en las aguas de Merom, al N. del mar de Galilea. Sin embargo, el ejército de Josué atacó por sorpresa a la confederación cananea y la puso en fuga, tras lo cual pasó a capturar sus ciudades hasta Baal-gad, al N., al pie del monte Hermón. (Jos 11:1-20.) Parece ser que la campaña duró bastante tiempo y fue seguida por otra acción ofensiva en la región montañosa del S., esta vez contra los gigantescos anaquim y sus ciudades. (Jos 11:21-22; véase ANAQUIM.)Para entonces habían pasado unos seis años desde el comienzo de los enfrentamientos. Se había realizado la mayor parte de la conquista de Canaán y se había doblegado la fuerza de las tribus cananeas, lo que hacía posible que se empezara a distribuir la tierra entre las tribus israelitas. (Véase LÍMITE.) Sin embargo, todavía quedaban por subyugar varias regiones, algunas importantes, como el territorio de los filisteos, quienes, aunque no eran cananeos, habían usurpado parte de la Tierra Prometida a los israelitas: el territorio de los guesuritas (compárese con 1Sa 27:8), el territorio que iba desde los alrededores de Sidón hasta Guebal (Biblos) y toda la región del Líbano. (Jos 13:2-6.) Por otra parte, había focos de resistencia diseminados por todo el país, algunos de los cuales más tarde sofocaron las tribus de Israel que heredaron aquella tierra. A otros no se les conquistó y a algunos se les obligó a realizar trabajos forzados para los israelitas. (Jos 15:13-17; Jos 16:10; Jos 17:11-13; Jos 17:16-18; Jue 1:17-21; Jue 1:27-36.)Aunque muchos cananeos sobrevivieron a la conquista y no fueron subyugados, aún podía decirse que ‘Jehová había dado a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus antepasados’, que les había dado “descanso todo en derredor” y que no había fallado “ni una promesa de toda la buena promesa que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se [había realizado]”. (Jos 21:43-45.) El temor había hecho presa de todos los pueblos vecinos y enemigos de los israelitas, por lo que no supusieron una amenaza verdadera a su seguridad. Dios había dicho con anterioridad que expulsaría a los cananeos “poco a poco” para que no se multiplicaran las bestias salvajes en una tierra desolada súbitamente. (Éxo 23:29-30; Deu 7:22.) A pesar de que los cananeos disponían de un armamento superior, como carros de guerra con hoces de hierro, no se puede decir que Jehová falló con respecto a su promesa porque en algunas ocasiones los israelitas fueron derrotados. (Jos 17:16-18; Jue 4:13.) Más bien, el registro bíblico muestra que las pocas derrotas que sufrieron los israelitas se debieron a su infidelidad. (Núm 14:44-45;Jos 7:1-12.)
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