Significado de DIABLO, SATANÁS, DEMONIO Según La Biblia | Concepto y Definición

DIABLO, SATANÁS, DEMONIO Significado Bíblico

¿Qué Es DIABLO, SATANÁS, DEMONIO En La Biblia?

El demonio aparece al comienzo del Génesis representado por la figura de la serpiente (Gén 3:1-5). Si bien Génesis no identifica a esta figura como “Satanás”, el Apocalipsis lo menciona de esa manera (Apo 12:9). Las Escrituras describen a Satanás como un ser personal en oposición directa a Dios y Sus propósitos. Satanás no es igual a Dios, ni tampoco amenaza el poder de Dios (Isa 45:5-7).
Antiguo Testamento
En el AT la palabra satan se utiliza como verbo o sustantivo y se traduce “adversario”. Cuando se usa como verbo, significa actuar como adversario, acusador o con una actitud hostil (Gén 27:41; Gén 49:23; Gén 50:15; Zac 3:1). Es posible actuar de esa manera hacia otros seres humanos o hacia Dios (1Sa 29:4; 1Re 5:4; 1Re 11:14; 1Re 11:23; 1Re 11:25; Sal 71:13; Sal 109:4; Sal 109:6; Sal 109:20).
Satanás es el líder de los ángeles caídos. Desde la creación del hombre, Satanás y los ángeles caídos han sido rebeldes en actividad contra Dios. Al parecer, el origen de la caída de Satanás fue el orgullo (1Ti 3:6). El material escrito más extenso sobre Satanás se encuentra en Job 1:1-22; Job 2:1-13, donde Satanás aparece como un agente de Dios cuyo propósito aparente es poner a prueba a los seres humanos (Job 1:8). Cuando se presenta ante Dios, lo hace junto con los “hijos de Dios”, miembros del consejo celestial (Job 1:6). Satanás pregunta a Dios: “¿Acaso teme Job a Dios de balde?” (Job 1:9). De esa manera pone en duda la fe del justo Job. Para refutar la afirmación de Satanás, Dios le concede ciertos poderes. Satanás ataca a Job pero solamente con la anuencia divina. En Zac 3:1, Satanás está a la derecha del sumo sacerdote para acusarlo. En 1Cr 21:1, Satanás tienta al rey David para que haga un censo en Israel.
Apócrifos y Pseudoepigráficos
En el período intertestamentario, el concepto de Satanás recibe una definición más detallada. En los libros deuterocanónicos (Jubileos, La asunción de Moisés y Tobías) se describe a Satanás como una fuerza mucho más malévola. Estos textos identifican a Satanás como el jefe de los espíritus demoníacos. Con frecuencia le atribuyen a Satanás ciertos comportamientos de Dios que nos resultan difíciles de comprender (el sacrificio de Isaac, el ataque a Moisés camino a Egipto). Durante este período, a muchos de los demonios les atribuyen nombres y ciertos aspectos de la personalidad.
Nuevo Testamento
En el tiempo del NT, la doctrina de Satanás fue ampliamente desarrollada. El origen del mal se le atribuyó a Satanás reconociendo, de esa manera, que el mal existe más allá del ámbito de la voluntad humana. El NT menciona más de 35 veces a Satanás, y le da diferentes nombres. Los Evangelios lo llaman “tentador” (Mat 4:3); “príncipe de los demonios” (Mat 9:34; Mat 12:24; Mar 3:22; Luc 11:15); “maligno” (Mat 13:38), “enemigo” (Mat 13:39), “padre de mentira” (Jua 8:44); “asesino” (Jua 8:44) y “príncipe de este mundo” (Jua 12:31; Jua 14:30; Jua 16:11). Pablo se refiere a él como “el dios de este mundo” (2Co 4:4); “príncipe de la potestad del aire” (Efe 2:2); “gobernador de las tinieblas de este siglo” (Efe 6:12) y “tentador” (1Ts 3:5). Pablo les advirtió a los corintios que Satanás podía aparecer como “ángel de luz” (2Co 11:14). En las epístolas universales se lo menciona como “adversario” (1Pe 5:8) y “el maligno” (1Jn 5:19). El Apocalipsis lo llama “engañador” (Apo 12:9) “acusador” (Apo 12:10); “serpiente” (Apo 12:9); y “dragón” (Apo 12:3-17; Apo 13:2; Apo 13:11).
En los Evangelios sinópticos, Satanás es responsable de la tentación de Cristo en el desierto (Mat 4:1); es el líder de las fuerzas demoníacas que pueden causar enfermedad (Mat 17:14-18; Luc 13:16) y tomar posesión de las personas (Luc 22:3). Es el jefe principal de las fuerzas demoníacas nombradas a menudo como “potestad del aire” (Efe 2:2; Efe 6:12). Las epístolas universales retratan a Satanás como león rugiente que busca a quien devorar (1Pe 5:8). Segunda Pedro 2Pe 2:4 y Jud 1:6 se refieren a los ángeles que no guardaron su lugar y de esa manera pecaron.
Aunque el NT enseña que este mundo está bajo el poder de Satanás, se debe recordar que ni él ni los demonios son iguales a Dios. Satanás y los seres demoníacos son criaturas que están sujetas a la voluntad soberana de Dios. Las huestes del mal pueden tentar pero no forzar a la persona a pecar. El NT expresa claramente que Satanás y sus seguidores demoníacos ya han sido juzgados y definitivamente han sido vencidos por la muerte y la resurrección de Jesucristo (Col 1:13; Col 2:15). Los creyentes tienen la armadura de Cristo como protección espiritual (Efe 6:11-19).

Joe Cathey

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