Significado de EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE LA BIBLIA Según La Biblia | Concepto y Definición

EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE LA BIBLIA Significado Bíblico

¿Qué Es EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE LA BIBLIA En La Biblia?

La mayor parte de la enseñanza y el aprendizaje en la época bíblica consistía en instrucción informal con el objetivo de transmitir un enfoque de la vida orientado hacia un estilo moral y religioso. Durante la mayor parte del tiempo bíblico, la educación formal estaba limitada a la clase alta de la sociedad (los gobernantes y sus subordinados inmediatos). La instrucción básica, en el sentido de leer y escribir, normalmente se relacionaba con las clases gobernantes y sus auxiliares, ya que esa preparación requería de un ambiente más formal. Por otro lado, la aceptación gradual del AT como canon trajo consigo una mayor necesidad y propósito de enseñarle por lo menos a leer a un grupo más amplio de la población. Las sinagogas sirvieron como lugar para dicho entrenamiento (probablemente durante el tiempo del exilio). Sin embargo, en general las clases sociales inferiores no necesitaban educación para cumplir con las obligaciones diarias, ni tenían el tiempo libre que se requería para capacitarse en algo que hubiera sido un lujo innecesario para las exigencias básicas de la vida en ese tiempo. Por este motivo, la enseñanza informal es la modalidad educativa principal a la que se refiere el texto bíblico, y el hogar y la comunidad servían como canales de esa instrucción.
Aprendizaje informal y semiformal
En la Biblia se mencionan tres tipos principales de aprendizaje, cada uno con un énfasis diferente. El ámbito principal y más común era el hogar, donde informalmente los padres les transmitían a sus hijos orientación moral, modelos culturales, sucesos históricos y guía espiritual. En ocasiones, la familia extendida también participaba de la tarea. Un excelente ejemplo es Deu 6:1-25 (que incluye el “Shemá”), donde se les ordena a los padres que les repitan los mandamientos de Dios a sus hijos y los analicen con ellos a lo largo del día. El discipulado habitual que realizaban los padres era el canal preferido para transmitir la herencia religiosa. Casi todos los aspectos de la vida cotidiana se enseñaban en el hogar, pero aun la instrucción en este ámbito debía poseer un matiz religioso, ya que toda la vida tenía ese carácter. Un rasgo específico del AT es el esfuerzo consciente que se requiere para realizar esta tarea, cuyo contenido está definido en líneas generales desde la perspectiva religiosa. Otros ejemplos de educación en el hogar incluyen instrucción en las normas de la santidad (leyes acerca de lo limpio y lo inmundo, leyes sobre alimentación y normas para el día de reposo), enseñanza sobre acontecimientos históricos como la Pascua, y transmisión de capacidad laboral mediante el aprendizaje del oficio del padre. Un segundo tipo de aprendizaje se relacionaba especialmente con la necesidad de la elite política de contar con auxiliares como los escribas para registrar información sobre el gobierno y promover la imagen pública. Estas necesidades se reflejan en listas tributarias y relatos de las conquistas del período del AT que se encontraron en esa región en distintos descubrimientos arqueológicos. Restos en tablillas de arcilla dan testimonio de este tipo de registro entre sumerios, como así también entre babilonios y asirios, práctica que se incrementó durante el primer milenio a.c. , tal como puede comprobarse en los avances literarios durante ese lapso tanto en la cultura hebrea como en otras circundantes. El entrenamiento requerido para este trabajo de escriba era complejo, y solo un pequeño segmento fuera de la elite o clase alta alcanzaba un nivel elevado de entrenamiento literario. Esta estructura semiformal de educación se relacionaba en forma directa con la alfabetización y no abarcaba necesariamente el aprendizaje en otras áreas de estudio (que no formaban parte del entrenamiento de los escribas), a menos que los aprendices (ayudantes de la elite) estuvieran siendo capacitados para enseñarles a los niños de la clase alta en un contexto de educación formal.
En el contexto del AT, Esdras es el principal ejemplo de énfasis religioso en la preparación y el desempeño de un escriba. Él marca un hito en el surgimiento de una clase de escribas religiosos que se ocupaban de copiar los textos sagrados y de leerlos al pueblo. Los miembros de este grupo de escribas eran, a menudo, los intérpretes del texto durante el período intertestamentario y en tiempos del NT.
El desarrollo de reuniones en la sinagoga brindó nuevos contextos donde ofrecer entrenamiento en un nivel por lo menos mínimo de la capacidad de lectura requerida para leer textos sagrados en los cultos de la sinagoga. Además, durante la semana allí se les brindaba a los niños instrucción moral y orientación espiritual. En el período neotestamentario, es probable que este haya sido el ámbito del que dispusieron Jesús y los discípulos para la capacitación educativa fuera del hogar.
Enseñanza formal
Un tercer contexto para el aprendizaje en los tiempos de la Biblia era la educación de la elite, los que pertenecían a la clase alta de la sociedad. En esos ambientes existía un sistema de educación más formal que incluía a personas ajenas a la familia a quienes se contrataba con ese propósito (o bien se usaba a los esclavos). Si bien las menciones de este tipo de entrenamiento son escasas en el período del AT, un cuadro general de la época incluye la descripción de cortes reales y elites urbanas con, al menos, algunas colecciones de obras importantes. En Egipto y en los imperios babilónico, asirio y persa, el nivel de formalidad, de amplitud y de sofisticación del aprendizaje era bastante elevado. Hacia el siglo V, Atenas había alcanzado un notable nivel de alfabetización, capacitación y educación, y un amplio grado de participación que se extendía más allá de la alta sociedad de la ciudad. Gigantes de la filosofía como Sócrates, Platón y Aristóteles son ejemplos de la calidad de aprendizaje que en esa época comenzaba a alcanzar al público de las ciudades. Sin embargo, para la época de las conquistas griegas lideradas por Alejandro Magno volvió a prevalecer el esquema tradicional de educación formal como un privilegio de las elites, y la responsabilidad de la enseñanza con frecuencia recaía en los sirvientes (esclavos y empleados).
El esquema de la educación formal en la cultura grecorromana durante el período neotestamentario incluía una etapa inicial de instrucción gramatical durante los primeros años de la infancia, seguida por otra de orientación en el arte de la retórica y la oratoria. En algunos casos, el alumno recibía instrucción por medio de un tutor en el hogar, y en otros mediante asistencia a una escuela, con una variedad de combinaciones posibles entre estas dos opciones. Quintiliano, uno de los más grandes maestros de Roma durante el primer siglo, describió de manera detallada el sistema educativo y sus diversos componentes. El joven alumno comenzaba bajo el cuidado de un grammaticus (maestro de gramática) con el objetivo de aprender esa ciencia, y luego pasaba a manos de un rhetor para ser instruido en retórica y oratoria. La enseñanza gramatical abarcaba leer y escribir, y comenzaba con un proceso de copiar lo escrito por otros, reformular esos escritos en palabras propias, y finalmente redactar escritos originales. Este último paso se desarrollaba más plenamente durante la etapa siguiente de instrucción en la retórica. La formación moral por lo general se incluía en el proceso mediante lecturas, presentación de modelos y debates. Quintiliano también destacó la importancia del padre y de la familia en el proceso y en las metas educativas, la necesidad de una comprensión clara de la gramática, y el desafío de continuar aprendiendo a lo largo de toda la vida.
Aunque probablemente ninguno de los líderes de la iglesia primitiva o de los escritores del NT fueron miembros de las elites gobernantes, Pablo y Lucas quizás hayan tenido cierto grado de instrucción formal. Se dice que Pablo había estudiado bajo la orientación de Gamaliel en Jerusalén, y tal vez haya recibido instrucción en Tarso antes de ir a Jerusalén; pero aun así, su preparación seguramente fue de un nivel inferior al que estaba al alcance de las clases gobernantes. Pablo era fabricante de tiendas y, por lo tanto, no pertenecía a la elite; tendría una posición a lo sumo adecuada para los empleados de las clases altas, o podría haber estado vinculado a la clase mercantil de un nivel menor. Aceptar la tradición de que Lucas era médico implica que pertenecía a un estrato social no mayor que el de los empleados o los criados. De modo que probablemente Lucas no haya pasado por todo el proceso de preparación sistemática que estaba al alcance de las elites. Sin embargo, la referencia que Lucas hace al “excelentísimo Teófilo” podría reflejar su relación como criado de alguien de la clase gobernante. De cualquier manera, la introducción de Lucas a su Evangelio indica un nivel de instrucción adecuado como para asimilar e investigar fuentes tanto orales como escritas, lo cual implica que Lucas tenía, por lo menos, cierto grado de entrenamiento literario.
Bibliotecas
En conjunción con el entrenamiento de las elites y el prestigio de las oportunidades de aprendizaje surgieron bibliotecas en algunas de las principales ciudades del Imperio Romano. La biblioteca más famosa de la antigüedad era la de Alejandría, que en la cumbre de su prestigio tenía 500.000 rollos de escritos, entre la biblioteca principal y la “biblioteca hija” más pequeña contigua a la primera.
La meta era tener todas las obras conocidas de cualquier género existente. La excelencia de dicha biblioteca puede verse en la práctica de comparar (corregir) las copias de otras bibliotecas tomando como referencia las de Alejandría, debido a que allí se preservaban los “textos antiguos”. Como resultado, la Torá del AT fue traducida al griego e incorporada a la biblioteca hacia mediados del siglo III a.c. , y a lo largo del tiempo se agregaron a esa traducción los Profetas y los Escritos, como así también otros libros. Esta versión griega del AT llegó a ser de uso corriente en la iglesia primitiva.
Si bien la biblioteca de Alejandría era la más conocida del mundo antiguo y estaba acreditada con poseer el mayor número de obras, también había otras en ciudades como Antioquía, Pérgamo, Atenas, Rodas, Cartago y Roma. Cuando comenzó el cristianismo, la mayoría de las grandes ciudades contaba con bibliotecas, y en los centros más importantes el público tenía cierto grado de acceso a ellas. Durante la época del Imperio Romano, Alejandría siguió siendo el mejor lugar donde estudiar obras griegas, en tanto que Roma albergaba la mejor colección de obras de escritores latinos (además de una valiosa colección de obras griegas).
La función de las bibliotecas era proveer acceso a las obras de escritores griegos clásicos de la antigüedad, como por ej. Homero, Platón y Aristóteles, además de otras de menor jerarquía o de autores contemporáneos. Las copias de las obras se archivaban allí y se hacían duplicados para quienes deseaban usarlas fuera del ámbito del edificio. En ocasiones, el autor pagaba para que se hicieran copias para sus amigos y, en otros casos, el comprador abonaba para la reproducción del ejemplar. El préstamo de libros, si bien estaba permitido en algunos lugares, era una práctica restringida y tal vez reducida a solo algunos ciudadanos de cierta posición social. Ver Biblioteca.

Bill Warren

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