Significado de FUEGO Según La Biblia | Concepto y Definición

FUEGO Significado Bíblico

¿Qué Es FUEGO En La Biblia?

En el AT, “fuego” generalmente es la traducción del término hebreo esh, y en el NT de la palabra griega pur (la raíz de donde deriva la palabra “piromaniaco”). Ambos términos se refieren a manifestaciones físicas de algo que arde: calor, luz y llamas. En la antigüedad, la gente encendía fuego frotando entre sí trozos de leña seca a fin de provocar una fricción suficiente como para encender ramas secas, o golpeando rocas de sílice (pedernal) para producir chispas (comp. 2Ma 10:3). Generalmente, los fuegos se mantenían y perpetuaban para no tener que volver a encenderlos. Por ejemplo, mientras Abraham iba camino al lugar donde debía sacrificar a Isaac, aparentemente llevaba consigo una antorcha para evitar tener que encender otro fuego en el altar (Gén 22:6-7).
A lo largo del AT y del NT, el fuego conlleva una función teológica significativa. Con frecuencia se asocia con conceptos tan importantes como la presencia de Dios, el juicio de Dios y la purificación divina. En realidad, en el AT el fuego era el principal medio por el que Dios manifestaba Su presencia y aplicaba juicio. Debido al sistema de sacrificios, el fuego constituyó un aspecto importante en el comienzo de la adoración de los israelitas; era el medio por el que se ofrecían sacrificios de animales a Dios como un “olor grato” (Éxo 29:18; Éxo 29:25; Éxo 29:41).
La primera vez que Dios se le apareció a un ser humano en las Escrituras, tomó la forma de un “horno humeando” y una “antorcha de fuego” (Gén 15:17). Del mismo modo, cuando Dios reveló por primera vez Su nombre en relación al pacto, se le apareció a Moisés en una zarza que ardía (Éxo 3:2). También habló en medio de un fuego abrasador sobre el Monte Sinaí cuando le entregó los Diez Mandamientos a Israel (Éxo 19:8; Éxo 24:17; Deu 4:11-15). Dios asimismo condujo a los israelitas por el desierto mediante una columna de nube durante el día y otra de fuego por la noche (Deu 1:32-33).
Con frecuencia, Dios también comunica la naturaleza protectora de Su presencia por medio de fuego. El profeta Eliseo estaba rodeado de un ejército angelical de caballos y carros de fuego cuando el rey de Siria intentó atacarlo (2Re 6:17). Zacarías anticipó una Jerusalén futura sin la muralla protectora acostumbrada porque Dios le dijo: “Yo seré para ella […] muro de fuego en derredor” (Zac 2:5).
El NT sigue representando la presencia de Dios en forma de fuego, especialmente en la persona del Espíritu Santo. El bautismo del Espíritu en Pentecostés se manifestó por la aparición de lenguas de fuego sobre la cabeza de cada creyente (Hch 2:3). Pablo advierte a los creyentes diciendo, “no apaguéis al Espíritu” (1Ts 5:19). Como Dios con tanta frecuencia indicaba Su presencia por medio del fuego, este llegó a ser una metáfora para Él donde se destacaba tanto Su santidad como Su justicia punitiva (Deu 4:24; Heb 12:29).
Además de simbolizar la presencia de Dios entre Su pueblo, el fuego sirve como instrumento de justicia divina. La destrucción de Sodoma y Gomorra es el primer ejemplo de cómo Dios usó el fuego para juzgar y destruir la maldad (Gén 19:24). Más adelante en las Escrituras, la destrucción de estas ciudades llegó a ser ejemplo tipológico para indicar la severidad del juicio futuro (Deu 29:22-23; Isa 13:19; Lam 4:6; Luc 17:29; 2Pe 2:6; Jud 1:7). Un fuego especial llamado “fuego del cielo” consumió los bordes externos del campamento de Israel en el desierto cuando los israelitas se quejaron. El mismo fuego sobrenatural cayó del cielo y consumió a los soldados que el rey Ocozías había enviado para prender al profeta Elías (2Re 1:12). En numerosas ocasiones, Jesús describió el castigo eterno de los condenados en términos de un fuego inextinguible (Mat 5:22; Mat 13:40; Mat 18:8; Mat 25:41; Mar 9:48; Jua 15:6).
Incluso en contextos donde el juicio divino no se menciona explícitamente, el fuego era la forma preferida de destrucción, en especial en casos de corrupción o maldad extrema. Por ejemplo, la ciudad de Jericó, junto con algunas otras ciudades cananeas, fue completamente quemada junto con todos sus habitantes, animales y bienes como un acto de devoción a Dios y un medio de purgar la tierra de las prácticas abominables de sus habitantes (Jos 6:24). También a los ídolos se los destruía frecuentemente con fuego (Deu 7:5; Deu 9:2; Deu 12:3; 2Re 19:18).
Por supuesto, el fuego jugaba un papel importante en las actividades domésticas diarias, tales como cocinar (Éxo 12:8), calentar las casas (Isa 44:16) y purificar los metales (Jer 6:29). Sin embargo, la mayoría de las referencias bíblicas al fuego expresan su poder como símbolo de la presencia, la protección y el juicio divinos. Ver Bautismo de fuego; Moloc.

Kevin J. Youngblood

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