Significado de GRACIA Según La Biblia | Concepto y Definición

GRACIA Significado Bíblico

¿Qué Es GRACIA En La Biblia?

Aceptación y amor inmerecido que se recibe de otra persona. Aunque las palabras bíblicas para “gracia” se emplean de diversas maneras, el uso más característico alude a un favor inmerecido que un superior le prodiga a un inferior. Cuando se refiere a la gracia divina hacia la humanidad, refleja un favor de Dios no merecido que provee salvación para los que merecen condenación. En el sentido cristiano más específico se refiere a la actividad salvadora de Dios que se manifestó a través del regalo de Su Hijo para que muriera en lugar de los pecadores.
Antiguo Testamento
En el AT, “gracia” es la traducción del sustantivo hebreo chen y del verbo chanan. El verbo chanan aparece 56 veces. Alude a la actitud bondadosa de Dios o de los seres humanos que se manifiesta mediante ayuda en tiempos de necesidad (Pro 14:31; Sal 4:1). El sustantivo chen aparece 69 veces en gran parte de la literatura del AT y generalmente se traduce con las palabras españolas “gracia” o “favor”, que no parecen diferenciarse entre sí. Aparece con mucha frecuencia en la expresión idiomática “hallar gracia o favor ante los ojos de alguien” (comp. Gén 19:19; Gén 32:5; Gén 33:8; Gén 34:11; Gén 47:25). La persona de la que se procura obtener gracia se encuentra, casi sin excepción, en una posición de superioridad o autoridad sobre la persona que busca el favor. El superior no tiene obligación de mostrar su gracia. Esta depende de su generosidad. En el AT, el uso más frecuente del término alude a personas que buscan u obtienen favor de otra: José de Potifar (Gén 39:4); los hermanos de José de José (Gén 47:25); Rut de Booz (Rut 2:10); David de Saúl (1Sa 20:12; 1Sa 20:28) y Joab de David (2Sa 14:22).
Si bien no es lo más frecuente, el uso más significativo de gracia en el AT expresa una relación divina/humana. Como la palabra hebrea expresa un favor no merecido otorgado por un superior, nunca se implica que Dios busca obtener “favor ante los ojos” de Sus criaturas. Por otro lado, hay ejemplos de personas que procuran o encuentran favor ante los ojos del Señor: Noé (Gén 6:8); Moisés (Gén 33:12); Gedeón (Jue 6:17); Samuel (1Sa 2:26) y el remanente del exilio (Esd 9:8; Jer 31:2). En estos ejemplos, “gracia” denota mayormente un regalo inmerecido por elección de Dios. Es una expresión de Su amor soberano (Éxo 33:19). Además, la “gracia” constituye la base de toda la relación de Dios con el hombre y de Su obra a favor de él. La gracia liberó a Noé y a su familia del diluvio (Gén 6:8), y a Lot de la destrucción de Sodoma y Gomorra (Gén 19:19). La gracia le dio a Moisés un conocimiento personal de Dios y Sus propósitos (Éxo 33:12-13); le aseguró la presencia de Dios con Israel y el perdón de los pecados del pueblo (Éxo 33:17; Éxo 34:9) y le permitió ver la gloria de Dios (Éxo 34:18-23). Por medio de la gracia Dios escogió a Israel como Su herencia (Éxo 33:16) y preservó al remanente de la cautividad (Esd 9:8). La gracia escogió a David como rey (1Sa 16:22) y luego de una rebelión exitosa en su contra le restituyó el trono (2Sa 15:25). La gracia hará que Israel un día reconozca al Mesías (Zac 12:10). La gracia trae consigo misericordia (Núm 11:15; Isa 60:10), y el retenerla desencadena juicio (Jos 11:20).
Nuevo Testamento
En el NT, la palabra griega charis se traduce “gracia” y se utiliza aprox. 150 veces. El término tiene una larga historia en el griego secular antes del NT. Originalmente se refería a una característica encantadora o hermosa de una persona, una cosa o un acto que producía placer a otros. De este contexto proviene la idea de favor o regalo que produce placer a otro. Desde el punto de vista del favorecido adquirió el significado de “gracias” o “gratitud”. Finalmente comenzó a utilizarse con un sentido ético para referirse a un favor que se hacía gratuitamente sin reclamo ni expectativa de obtener algo a cambio. Cuando el AT se tradujo al griego se utilizó charis para traducir el término hebreo chen, y así el término griego de la Biblia comenzó a asociarse con una relación objetiva correspondiente a un favor no merecido de parte de un superior a alguien inferior. Esta relación de parte de Dios para los hombres constituye el trasfondo del significado cristiano en particular del término gracia en el NT.
Charis aparece en raras ocasiones en los Evangelios. No se encuentra en Mateo ni en Marcos. Lucas utiliza el término ocho veces, de las cuales cuatro emplea Jesús, pero solo con el sentido corriente de “gracias” (Luc 6:32-34; Luc 17:9). Tres de los cuatro usos restantes denotan “favor” en el sentido del AT (Luc 1:30; Luc 2:40; Luc 2:52). En una de las referencias, Lucas describe las palabras de Jesús como “palabras de gracia”, tal vez con el significado secular de “hermosas” o “atractivas”. Sin embargo, también puede aludir al contenido de Su mensaje, lo cual la convertiría en sinónimo de evangelio. En el Evangelio de Juan aparece cuatro veces, todas ellas en el prólogo (Jua 1:14; Jua 1:16-17). Se emplea para describir la encarnación de Cristo (v. Jua 1:14) y aquello que reciben los que creen en él en contraste con la ley (vv. Jua 1:16-17). La expresión inusual de Juan “gracia sobre gracia” conlleva la idea de provisión continua e inagotable de la gracia de Dios a los creyentes. No se interrumpe nunca y no tiene límites.
En Hechos, charis se emplea en tres sentidos. El uso más frecuente se refiere a un poder que fluye de Dios o del Cristo exaltado. Ayudaba a los apóstoles a tener éxito en su misión (Hch 4:33; Hch 11:23; Hch 13:43; Hch 14:26), les daba poder a los incrédulos para que creyeran (Hch 18:27) y poder para edificar a los creyentes (Hch 20:32). Se utiliza con el sentido de favor humano, por lo tanto, generalmente se traduce “favor” o “placer” (Hch 2:47; Hch 7:10; Hch 7:46; Hch 24:27; Hch 25:3; Hch 25:9). El uso teológico más significativo y a su vez el más raro se refiere al método de salvación de Dios en oposición al legalismo de los judaizantes. Tanto los judíos como los gentiles se salvan por la “gracia del Señor Jesucristo” (Hch 15:11). La referencia específica a la gracia de Jesús más que la alusión generalizada a la “gracia de Dios” indica que Pedro y los judíos cristianos creían que la gracia salvadora de Dios se había manifestado en la obra redentora de Cristo.
De las 150 veces que aparece charis en el NT, la gran mayoría se encuentra en las cartas paulinas con un amplio rango de significado. A veces Pablo emplea el término con el significado más secular para referirse a un regalo o acción que produce placer al que lo recibe. Su visita a Corinto fue charis (2Co 1:15). La colecta para los santos de Jerusalén se denomina charis y fue motivada por charis (1Co 16:3; 2Co 8:1; 2Co 8:4; 2Co 8:6-7; 2Co 8:19). A menudo utilizaba charis simplemente para decir gracias (1Co 10:30; Col 3:16), y con frecuencia se lo empleaba en la expresión habitual “gracias (charis) a Dios” (Rom 6:17; Rom 7:25; 1Co 15:57; 2Co 2:14; 2Co 8:16; 2Co 9:15; 1Ti 1:12; 2Ti 1:3).
Pablo empleaba charis para referirse a la gracia de Dios, y este era el uso más frecuente y teológicamente más significativo. Utiliza 25 veces las expresiones “gracia de Dios” o “gracia de nuestro Señor Jesucristo”. No hay diferencia intencional en las expresiones. En una ocasión combinó los términos con la expresión “la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo” (2Ts 1:12). Comúnmente se refiere a “su gracia”, donde el antecedente de la expresión es Dios o Cristo. Para Pablo, la gracia de Dios no es tanto un atributo eterno como una actividad divina. Es la actividad redentora de Dios que se manifiesta en la obra redentora de Cristo mediante la cual perdona y acepta a los pecadores. En el pensamiento de Pablo, la gracia de Dios es necesaria debido a que el hombre es incapaz de hacer algo para salvarse y es indigno de ser salvo. La experiencia paulina ilustra en forma particular el uso del término gracia para referirse a la naturaleza inmerecida de la salvación de Dios. Debido a su vida pasada como perseguidor de los cristianos, Pablo tenía un profundo sentido de indignidad. Fue por gracia de Dios que Cristo se le apareció, lo transformó y lo designó apóstol (1Co 15:9-10; 1Ti 1:12-14).
Pablo tenía un sentido tan intenso de la gracia que se refiere a ella al principio y al final de cada una de sus cartas. Para él, la vida cristiana se resumía en la gracia de Dios. La salvación dependía completamente de la gracia. No se podía mezclar la gracia con las obras pues de lo contrario ya no sería gracia (Rom 11:6-7). La gracia es sinónimo del evangelio de Cristo, y apartarse de ella significa volverse a un evangelio falso (Gál 1:6). La gracia de Dios concibió la salvación de los pecadores desde la eternidad pasada antes de la fundación del mundo (Efe 1:4; 2Ti 1:9). La salvación proviene de la gracia manifestada en la muerte histórica de Cristo (Rom 3:24). La gracia nos capacita para apropiarnos de la salvación, nos llama a la salvación, nos revela a Cristo e incluso nos da la fe que es condición para la salvación (Gál 1:6; Gál 1:15; Efe 2:8-9; Flp 1:29). La gracia de Dios llama y equipa para servicio en la vida cristiana (Rom 15:15-16; 1Co 3:10). De manera muy similar a Lucas en Hechos, Pablo habla de la gracia de Dios como un poder, casi como si fuera una persona. La gracia de Dios era algo que estaba con él y lo capacitaba para trabajar, ser humilde, piadoso y lo sostenía en tiempos de dificultad (1Co 15:10; 2Co 1:12; 2Co 12:7-10). Por lo tanto, todo desde el principio al fin es por gracia.
En las Epístolas Generales y en Apocalipsis, charis aparece 24 veces, mayormente en Hebreos y 1 Pedro. Se utiliza con todos los significados que se encuentran en los escritos de Pablo, los Evangelios y Hechos. En Hebreos, la gracia se relaciona con la muerte expiatoria de Cristo (Heb 2:9). Es por gracia que podemos acercarnos a Dios confiadamente a buscar ayuda “para el oportuno socorro” (Heb 4:16). La gracia fortalece el corazón del creyente y lo capacita de toda cosa buena para hacer la voluntad de Dios (Heb 13:5). En Heb 12:28 se utiliza con el sentido secular de “acción de gracias” o “gratitud”. En Santiago, gracia se usa para referirse al poder que recibe el humilde para resistir al maligno y evitar el adulterio espiritual (Heb 4:6-7). En las cartas de Pedro, la gracia tiene su origen en Dios (1Pe 5:10) y posee naturaleza múltiple (1Pe 4:10). Pedro equipara gracia con salvación y, al igual que Pablo, considera que la salvación es por gracia desde el principio al fin. Los profetas la anunciaron, el Cristo sufriente la consumó, el llamado soberano la aplicó a las personas (1Pe 1:10-11; 1Pe 5:10) y ella capacita a los creyentes para el servicio (1Pe 4:10-11). Todos los cristianos sostienen una relación con Dios por medio de la gracia (1Pe 5:12; 1Pe 3:7). La manera de evitar que el diablo nos guíe a infidelidad es “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2Pe 3:18). Charis no aparece en 1 y 2 Juan, y solo se halla en los versículos finales de Apocalipsis. Sin embargo, el NT muy apropiadamente concluye con una bendición de gracia (Apo 22:21). Ver Amor; Justificación; Misericordia.

Jimmy a. Millikin

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