Significado de JUEGOS Según La Biblia | Concepto y Definición

JUEGOS Significado Bíblico

¿Qué Es JUEGOS En La Biblia?

Los descubrimientos arqueológicos del antiguo Cercano Oriente proveen amplia evidencia sobre la existencia de diversas clases de juegos en la antigüedad, que incluyen formas primitivas de damas y ajedrez. Asimismo, el descubrimiento de numerosos juguetes en Palestina confirma que los niños hebreos jugaban juegos de inteligencia al igual que sus pares de casi todas las otras culturas y épocas. Sin embargo, en el AT no se mencionan específicamente juegos organizados de ninguna clase. Las habilidades que con frecuencia se mencionan en el AT, tales como maratón (1Sa 8:11), arquería (1Sa 20:20), tiro con honda (1Sa 17:49) o lucha (Gén 32:24), implican entrenamiento y práctica; sin embargo, no hay referencias específicas a eventos competitivos. O los israelitas evitaban la competencia atlética o bien se abstenían de escribir acerca de esto.
En contraste con la cultura hebrea, para la cultura helenista los juegos y los eventos competitivos ocupaban una parte central en la vida. Para convertirse en buenos ciudadanos, los jóvenes griegos recibían entrenamiento intelectual y físico. Una educación bien programada en el gimnasio incluía habilidades tales como boxear y correr. El gimnasio, parte central de ciudades y pueblos helenistas, era asimismo el sitio donde funcionaba el mercado y el lugar de entrenamiento para los atletas maduros. Eventos competitivos como carrera de carros, combates, carreras pedestres, boxeo y arquería ocupaban un lugar preponderante en la cultura helénica. Los juegos olímpicos representan un ejemplo claro del relevante rol que desempeñaban las competencias atléticas en la cultura helenista. En la era romana, los eventos competitivos continuaron pero con un énfasis adicional en eventos de combate como lucha entre gladiadores y con animales salvajes. Tanto para los griegos como para los romanos, estos eventos tenían conexión con la idolatría.
Cuando Alejandro Magno conquistó Palestina en el 332 a.C., la cultura helenista se introdujo en Israel incorporando juegos y competencias. Como resultado, en Israel comenzaron a aparecer estadios y gimnasios. Antíoco IV Epífanes, descendiente de uno de los generales de Alejandro que reinó sobre Palestina (175–164 a.C.), incluso hizo construir un gimnasio en Jerusalén. Aparentemente, muchos judíos y aun algunos sacerdotes participaban de los eventos en el lugar (ver 1Ma 1:14; 2Ma 4:9). Para muchos otros judíos, la presencia de un gimnasio en Jerusalén era repulsiva (particularmente porque los atletas competían desnudos). Aunque los juegos helenistas tuvieron menos importancia en Israel luego de la revuelta de los macabeos (167 a.C.), la presencia del helenismo y la competencia atlética permanecieron. Herodes el Grande (47 a.C.–4 d.C.) construyó entre otras cosas un estadio y un hipódromo en Cesarea, un teatro en Jerusalén y posiblemente un hipódromo en Jericó. Para el siglo I, los judíos de Palestina y en la diáspora, y por supuesto los gentiles a lo largo del Mediterráneo, estaban familiarizados con los juegos de competición.
En el NT hay referencias directas a juegos y competencias, particularmente en las epístolas de Pablo. Para los que vivían en Corinto en el siglo I, las ilustraciones de los juegos deportivos eran fáciles de interpretar, no solo a través de la vida cotidiana sino además porque en Corinto se celebraban los Juegos Ístmicos (51 d.C.), un evento que seguía en prestigio a las Olimpíadas. Pablo utilizó la carrera como ilustración de la resistencia cristiana, y les recordó a los corintios que aunque todos los competidores corren la carrera, solo el que gana recibe el premio (1Co 9:24). Utilizó el entrenamiento estricto y severo de los atletas como analogía de la disciplina que se requiere en la vida cristiana, y les recordó a sus lectores que los atletas entrenan para ganar una “corona corruptible”. Es posible que haya evocado la corona de hojas de apio que recibían los ganadores en los Juegos Ístmicos. El mensaje de Pablo era claro: si los atletas se entrenaban de esta manera para ganar una corona corruptible, cuánto más debían los cristianos soportar y someterse a disciplina para recibir una “corona incorruptible” (1Co 9:25). Pablo utilizó su propia vida como ejemplo de alguien que no corre “como a la ventura”. Los corredores en los juegos corrían hacia una marca fija, tal vez una piedra (lo que llamaríamos “la meta”). No corrían descuidadamente sino con propósito: terminar la carrera (Pablo utilizó una analogía similar en Flp 3:12-14). Además dice: “de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” (1Co 9:26-27). Pablo combatió sus deseos pecaminosos con implacable intensidad, lo mismo que los boxeadores en el cuadrilátero. De esta manera, Pablo utiliza dos de los eventos más famosos para ilustrar claramente la vida cristiana.
El apóstol utilizó los juegos atléticos como analogía de toda su vida. Concluyó declarando que había “terminado la carrera” y que por lo tanto recibiría la “corona de justicia” (2Ti 4:7).
El escritor a los Hebreos también utilizó los juegos de competición para ilustrar la perseverancia, diciendo: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos”. Aquí compara a los santos que habían partido con las multitudes reunidas en los estadios, por lo tanto se debería hacer todo el esfuerzo necesario “para correr con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Además, el objetivo, la meta es Jesús, “el autor y consumador de la fe” (Heb 12:1-4).

Bryan J. Vickers

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