Significado de JUSTICIA Según La Biblia | Concepto y Definición

JUSTICIA Significado Bíblico

¿Qué Es JUSTICIA En La Biblia?

Orden que Dios procura restablecer en Su creación donde todas las personas reciben el beneficio de la vida con Él. Tal como el amor es en el NT, así la justicia constituye el tema ético central del AT. El lector a veces no capta la importancia del concepto por no darse cuenta del amplio espectro de significado de la palabra hebrea mishpat, particularmente en pasajes que tratan sobre las necesidades materiales y sociales de la vida, y de la palabra hebrea tsadiq, traducida por la palabra griega dikaiosune y sus varias formas tanto en la LXX como en el NT.
Justicia según el hebreo mishpat
 
Naturaleza de la justicia
La justicia tiene dos aspectos principales. Primero, es el parámetro en función del cual se determinan penas por quebrantar las obligaciones correspondientes a la sociedad. Segundo es la medida por la cual se aplican las ventajas de la vida social, incluyendo bienes materiales, derechos de participación, oportunidades y libertades. Es el parámetro tanto para el castigo como para los beneficios y, en consecuencia, se lo puede considerar como una plomada. “Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia” (Isa 28:17).
Muchas veces, la gente piensa en la justicia en la Biblia solo en el sentido primario de la ira de Dios sobre el mal. Este aspecto sin duda está presente, tal como el juicio mencionado en Jua 3:19. Para describir la justicia punitiva, con frecuencia se utilizan palabras más vívidas como “ira” (Rom 1:18).
Muy a menudo, la justicia de la Biblia también trata sobre los beneficios. Las culturas difieren ampliamente en cuanto a la determinación de la base sobre la cual se deben distribuir con justicia los beneficios. Para algunas, es por nacimiento y nobleza. Para otras, la base es poder, capacidad o méritos. Por otra parte, podría simplemente referirse a lo que es la ley y lo que se ha establecido mediante contratos. La Biblia asume otra posibilidad. Los beneficios se distribuyen conforme a las necesidades. La justicia, pues, está muy cerca del amor y de la gracia. Dios “hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido” (Deu 10:18; comp. Ose 10:12; Isa 30:18).
Los receptores de justicia son diversos grupos de necesitados. Estos grupos incluyen a viudas, huérfanos, extranjeros, asalariados, pobres, prisioneros, esclavos y enfermos (Job 29:12-17; Sal 146:7-9; Mal 3:5). Cada uno de estos grupos tiene necesidades específicas que impiden que sus miembros puedan participar en algunos aspectos de la vida comunitaria. Incluso la vida misma podría verse amenazada. La justicia incluye suplir dichas necesidades. Las fuerzas que impiden que las personas gocen de las cosas básicas de la vida comunitaria son condenadas como formas de opresión (Miq 2:2; Ecl 4:1). Oprimir es usar el poder para beneficio propio, privando a los demás de sus derechos básicos dentro de la comunidad (Mar 12:40). Hacer justicia es corregir ese abuso y suplir esas necesidades (Isa 1:17). Injusticia es privar a los demás de necesidades básicas o no corregir la situación cuando esos derechos no se suplen (Jer 5:28; Job 29:12-17). La injusticia es un pecado tanto de comisión como de omisión.
Se puede identificar el contenido de la justicia, los beneficios que se deben distribuir como derechos básicos de la comunidad, al observar lo que está en juego en pasajes donde aparecen los términos “justicia”, “rectitud” y “juicio”. Las necesidades que se deben suplir incluyen tierra (Eze 45:6-9; comp. Miq 2:2; Miq 4:4) y medios para la producción, tales como animales de tiro y molinos (Deu 22:1-4; Deu 24:6). El interés en la producción es fundamental para obtener otras necesidades esenciales y, en consecuencia, evitar la dependencia. Por lo tanto, al molino se lo denomina la “vida” de la persona (Deu 24:6). Otras necesidades son las esenciales para la mera existencia y el bienestar físico: comida (Deu 10:18; Sal 146:7), ropa (Deu 24:13) y morada (Sal 68:6; Job 8:6). Job 22:5-9; Job 22:23; Job 24:1-12 censura la injusticia de privar a la gente de dichas necesidades, que son materiales y económicas. La protección equitativa de cada persona en los procedimientos civiles y judiciales está representada en la exigencia de un proceso apropiado (Deu 16:18-20). La libertad de la esclavitud es comparable a no estar “con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas” (Deu 28:48).
La justicia presupone que la intención de Dios es que las personas vivan en comunidad. Cuando se empobrecían o se debilitaban en comparación al resto de la comunidad, tenían que ser fortalecidas a fin de poder continuar siendo miembros eficientes del grupo, viviendo con ellos y junto a ellos (Lev 25:35-36). Por lo tanto, la justicia bíblica restaura a las personas a la comunidad. Los que carecían de poder y de recursos para participar en los aspectos significativos de la comunidad tenían que ser fortalecidos mediante la justicia a fin de que pudieran ejercer dicha participación. Este interés que se expresa en Lev 25:1-55 se ilustra con la provisión del año de jubileo en el que, después de transcurrido un período de 50 años, se debía devolver la tierra a aquellos que la habían perdido a través de una venta o la ejecución de una deuda (v. Lev 25:28). En consecuencia, recuperaban el poder económico y eran restituidos a la comunidad mercantil. De manera similar, los intereses sobre préstamos estaban prohibidos (v. Lev 25:36) por considerarse opresión, y ponía en peligro su posición dentro de la comunidad.
Estas disposiciones legales expresaban una característica adicional de la justicia: libera; no solo alivia necesidades inmediatas de los que se hallan en un gran aprieto (Sal 76:9; Isa 45:8; Isa 58:11; Isa 62:1-2) sino que además libera. Ayudar a los necesitados significa volver a colocarlos de pie, darles un hogar, guiarlos hacia prosperidad, restauración, y al fin de la opresión (Sal 68:5-10; Sal 10:15-16; comp. Sal 107:1-43; Sal 113:7-9). Una justicia de esta clase puede ser problemática en el aspecto social. En el año de jubileo, cuando a algunos se les devolvía la tierra, otros perdían propiedad adicional adquirida recientemente. La ventaja para algunos es desventaja para otros. En ciertos casos, ambos aspectos de la justicia van unidos. En el acto de restauración, los que eran víctimas de la justicia recibían beneficios, en tanto que los explotadores eran castigados (1Sa 2:7-10; comp. Luc 1:51-53; Luc 6:20-26).
La fuente de justicia
Como Creador soberano del universo, Dios es justo (Sal 99:1-4; Gén 18:25; Deu 32:4; Jer 9:24), en particular como defensor de todos los oprimidos de la tierra (Sal 76:9; Sal 103:6; Jer 49:11). La justicia, por lo tanto, es universal (Sal 9:7-9) y se aplica a cada pacto o dispensación. Jesús reafirmó en Su época el carácter central de la exigencia de justicia del AT (Mat 23:23). La justicia es la obra del pueblo de Dios en el NT (Stg 1:27).
La justicia de Dios no es un parámetro externo y distante. Es la fuente de toda justicia humana (Pro 29:26; 2Cr 19:6; 2Cr 19:9). Es gracia recibida y gracia compartida (2Co 9:8-10).
El más destacado agente humano de justicia es el gobernante. El rey recibe la justicia de parte de Dios y es un canal de justicia (Sal 72:1; comp. Rom 13:1-2; Rom 13:4). No existe distinción entre justicia personal y voluntaria, y justicia legal y pública. Al gobernante se le exige el mismo grado de interés por los grupos necesitados de la sociedad (Sal 72:4; Eze 34:4; Jer 22:15-16). Dicha justicia también se les requería a gobernantes paganos (Dan 4:27; Pro 31:8-9).
La justicia es también una exigencia esencial para todos los que confiesan a Dios. La exigencia de justicia es tan básica que sin ella, otras exigencias y provisiones de Dios no son aceptables a Él. La justicia debe estar presente en el sistema de sacrificios (Amó 5:21-24; Miq 6:6-8; Isa 1:11-17; Mat 5:23-24), en el ayuno (Isa 58:1-10), en el diezmo (Mat 23:23), en la obediencia a otros mandamientos (Mat 19:16-21) y para morar en el templo de Dios (Jer 7:1-7).
La justicia en la salvación
Aparte de describir la condenación del pecado por parte de Dios, Pablo utilizó el lenguaje y el significado de la justicia para hablar de la salvación personal. La “justicia de Dios” representa a Dios, en Su gracia, haciendo entrar en la comunidad divina por medio de la fe en Cristo a los que habían estado fuera del pueblo de Dios (particularmente en Romanos, pero también comp. Efe 2:12-13). Ver Asistencia social, Bienestar Social; Gobierno; Ley; Pobreza.

Stephen Charles Mott

Justicia según el hebreo tsadiq
 
Antiguo Testamento
En la Torá, a los objetos se los considera justos. Lev 19:36 y Deu 25:15 hablan de “pesas justas y medidas justas” y “pesa exacta y justa”. De igual modo, Deu 4:8 y Deu 33:19 hablan de estatutos y juicios justos y de sacrificios justos respectivamente. A menudo se hace referencia a personas justas. Noé (Deu 6:9), Jezreel (1Re 10:9) y en cierto modo Is-boset (2Sa 4:11-12) son considerados justos. A Abraham (Gén 15:6) y Finees (Sal 106:31) Dios los consideró justos. En el AT, la justicia se utilizaba en un sentido moral comparativo (Gén 38:26; 1Sa 24:17). Los individuos (Tamar y David) no son justos debido a su inocencia si no en virtud de la comparación con Judá y Saúl.
En el AT el atributo de ser justo aparece como cualidad forense. Al transformarse en un juez sedicioso Absalón pretende usurpar la autoridad de su padre (2Sa 15:4), mientras este aparentemente lleva a cabo las obligaciones de un rey justo (2Sa 8:5). Las palabras juicio y justicia, y derecho y justicia, que se asocian a las acciones de David en 2Sa 8:5, también aparecen en otros pasajes (Isa 9:7; Isa 32:16; Jer 4:2; Jer 9:24; Jer 33:15; Eze 18:5; Eze 18:19; Eze 18:21; Eze 18:27; Eze 45:9; Amó 5:7; Amó 5:24).
En los profetas, la justicia a menudo representa la idea de justicia social y con relación al pacto. Amó 5:24 presenta el día del Señor, que traerá “justicia” y “juicio”. En Isaías, la presencia de la justicia da como resultado paz (Isa 9:2-7; Isa 32:16-17; Isa 60:17). Isaías también describe la justicia en sentido escatológico y salvífico (Isa 56:1; Isa 59:4; Isa 62:1-2; Isa 64:5). Oseas la ve en el contexto de falta de fidelidad de Israel hacia Dios (Ose 2:19; Ose 10:12; comp. Ose 14:9). Jeremías, Habacuc y Ezequiel hablan de la justicia como una obligación propia del pacto, ya sea en el caso del rey (Jer 22:15; Jer 23:5) o de cualquier israelita (Eze 3:20-21; Eze 14:12-20; Eze 18:5-32; Eze 33:12-20). Hab 2:4 afirma que el justo vivirá por su fe (comp. Rom 1:16-17). Malaquías y Zacarías ven la justicia como tema escatológico (Mal 3:17-18; Zac 3:7-8).
La literatura sapiencial presenta una imagen multifacética de la sabiduría. La pregunta que se deja entrever en Job 3:1-26Job 41:1-34 es: “¿Puede un simple mortal ser más justo que Dios?” (Job 4:17 NVI). Esta pregunta brinda el contexto para el debate que sigue. En Proverbios, la persona justa se caracteriza por ser honesta (Pro 10:20; Pro 13:5), generosa (Pro 21:26), constante y valiente (Pro 11:8-10; Pro 12:7; Pro 18:10), misericordiosa y justa (Pro 12:10; Pro 29:7; comp. Pro 31:9), y porque sus caminos conducen a la vida (Pro 10:16; Pro 11:19; Pro 12:28; Pro 21:21). Si bien ni Proverbios ni Job expresan un estándar específico de justicia, justo es aquel que guarda el pacto por excelencia; una persona comprometida con Dios y que vive de manera recta entre Su pueblo.
En Salmos, la justicia a veces denota lo que es correcto (Sal 4:5; Sal 23:3). El justo puede experimentar bendición de Dios (Sal 18:20; Sal 18:24) o aflicciones, algunas de las cuales son de origen divino (Sal 34:19; Sal 69:26; Sal 119:75; Sal 146:8). Sal 111:1-10; Sal 112:1-10 brinda una imagen holística de la justicia de Dios y del hombre justo. La justicia está arraigada en el carácter de Dios (Éxo 9:27; Deu 32:4; Jue 5:11; 1Sa 12:7; Miq 6:4; comp. Sal 103:6; Dan 9:16; 2Cr 12:6; Esd 9:15; Neh 9:8; Sal 119:137; Sal 129:4). Él es justo, Su ley es justa y solo Él puede hacer justos a los hombres.
Nuevo Testamento
En el NT, al igual que en el AT, Dios y todo lo que viene de Él es justo. Sus juicios son justos (2Ts 1:5-6; Apo 16:7; Apo 19:2; 2Ti 4:8), ya que Él es el juez (Jua 17:23). Toda la voluntad divina revelada en las enseñanzas de Jesús es justicia (Mat 6:23; Jua 16:8-10).
En los Evangelios y en Hechos, la idea de justicia se aplica a Cristo (Mat 27:19; Mat 27:24; Luc 23:47; Hch 3:14; Hch 7:52; Hch 22:14). Marcos describe a Juan el Bautista como justo (Mar 6:20). En Jua 16:8, al Espíritu Santo se lo describe como justo.
Pablo emplea la idea de justicia más que el resto de los escritores del NT. Dios demuestra Su justicia de manera perfecta en la muerte propiciatoria de Su Hijo (Rom 3:21; Rom 3:25-26), cuya muerte en la cruz fue ordenada por Dios, está en conformidad con Su carácter y logra los propósitos justos de Él para con los pecadores (Rom 5:16; Rom 5:18). En el evangelio, la justicia se revela claramente (Rom 1:16-17). Por ello, tanto la indignación de Dios hacia el pecado como Su pacto de amor al justificar a los pecadores se hacen realidad en la muerte de Jesús. Rom 3:6 compara la justicia de Dios con Su amor y fidelidad (comp. Sal 116:5; Sal 145:17). La resurrección de Cristo lo reivindica (Hch 3:14-15; 1Pe 2:23; 1Pe 3:18; 1Ti 3:16) y completa la transacción de Dios entre la humanidad caída y Jesús. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2Co 5:21). Dios aparece al mismo tiempo como justo y justificador de aquellos que creen en Cristo (Rom 3:26). De este modo, los justos pueden vivir solo por fe (Hab 2:4; comp. Rom 1:16-17), pues a través de ella alcanzan la justicia de Dios.
El hombre no es justo por naturaleza (Sal 14:1; Sal 53:1, comp. Rom 3:10-18). La justicia no es innata del ser humano; solo de Dios. En la enseñanza de Jesús, la justicia de los fariseos no es suficiente para entrar al reino de Dios (Mat 5:20; comp. Mat 23:13-36). Pablo argumenta en Rom 3:1-31 que ningún hombre es naturalmente justo. Aun después de su conversión, Pablo habla de la lucha para seguir la ley de justicia y no la que descubre en su “cuerpo de muerte” (Rom 7:14-25; Rom 8:1). Dios les concede justicia a aquellos que colocan la fe en Él (Rom 4:15). En Cristo uno se transforma en lo que Dios requiere (2Co 5:21; comp. Rom 4:6; Rom 4:14). El resultado de transformarse en la justicia de Dios es una vida de justicia ante Él. Pablo insta a los creyentes a continuar ofreciendo a Dios sus miembros como instrumentos de justicia (Rom 6:13). Al cristiano se lo anima a vestirse con la coraza de justicia (Efe 6:14). A Timoteo se lo exhorta a huir de las pasiones juveniles, buscar a Dios con corazón puro y seguir la justicia (2Ti 4:8). Quienes han sido ejercitados en la disciplina producen el fruto apacible de justicia (Heb 12:9-11).
En Santiago, la ira del hombre no obra la justicia de Dios (Stg 1:20), pero la oración del justo puede mucho (Stg 5:16). En Apocalipsis, Jesús regresa a juzgar con justicia (Apo 16:7; Apo 19:2). Ver Ética; Gracia; Ley; Misericordia; Salvación.

Jeff Mooney

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