Significado de LOGOS Según La Biblia | Concepto y Definición

LOGOS Significado Bíblico

¿Qué Es LOGOS En La Biblia?

Juan utilizó deliberadamente el término logos (traducido “Verbo” o bien “Palabra”) para describir a Jesús (Jua 1:1). Logos tenía un profundo significado cultural en el trasfondo de los cristianos primitivos, tanto judíos como griegos.
La palabra griega logos (“verbo”, “palabra”) comúnmente se refería a una explicación o razón de algo que de otro modo carecería de significado. Logos posee una variedad de usos según el contexto. En relación con el lenguaje o la gramática, puede significar “oración” o “declaración”, mientras que ligado a la lógica y el conocimiento puede referirse a “razón”, “explicación”, “ciencia” o “fórmula”. Una forma de logos se utiliza en palabras españolas para describir una disciplina o ciencia en particular, por ej. teología, antropología, etc.
Los filósofos griegos, comenzando con Heráclito, le otorgaron a logos un importante significado. Los estoicos enfatizaban en profundidad el logos spermatikos (“palabra seminal”), el principio racional que impregna toda la realidad y provee significado y orden a las personas y al universo. El logos crea coherencia y unidad, proporciona un modelo ordenado de existencia y mantiene las cosas unidas.
No obstante, para el uso bíblico de logos es fundamental el concepto del AT de la “palabra” (dabar) de Dios. Los hebreos no consideraban la palabra de Dios como meras expresiones sino como un medio poderoso y efectivo para llevar a cabo los propósitos divinos (Isa 40:8; Isa 55:11; Jer 23:29). Por Su palabra, Dios hizo que el mundo existiera (Gén 1:3-31; Sal 33:6; 2Pe 3:5). Dios le comunicó Su palabra a la gente en forma directa, especialmente en el caso de la ley (Éxo 20:1-17; Éxo 34:28; Deu 5:4-5) y los profetas (1Sa 15:10; 2Sa 7:4; 2Sa 23:2; 2Re 7:1; Isa 38:4; Jer 1:4; Jer 1:11; Eze 7:1; Eze 11:14; Ose 1:1; Joe 1:1; Jon 1:1; Miq 1:1; Hag 1:1; Mal 1:1). La persona sabia vive conforme a la palabra de Dios (Gén 15:1; Éxo 9:20-25; Núm 3:16; 1Re 6:11-12; Sal 106:24; Sal 119:1-176).
A medida que la cultura griega y hebrea se iban superponiendo, estos conceptos de “palabra” interactuaban. Cuando los eruditos judíos de Alejandría, Egipto, tradujeron el AT hebreo al griego (la Septuaginta, LXX. 275 a.C.), utilizaron logos para traducir dabar. Filón, un judío alejandrino (30 a.C.–40 d.C.), describía el judaísmo en términos neoplatónicos al creer que los pensadores griegos habían tomado prestadas expresiones de Moisés. Filón creía que conceptos griegos tales como logos no se contradecían con la opinión del AT sobre la palabra y la sabiduría de Dios tal como se personifican en Pro 8:1-36 y en los libros apócrifos La Sabiduría de Salomón y Sirac. Así como el logos de los estoicos proporcionaba un orden racional para todo lo creado, Filón reinterpretó que la creación en Génesis se produjo mediante el Logos, el primogénito de la creación.
En esta situación cultural, Juan describió a Jesús como Logos (Jua 1:1-14), pero no se remitió a copiar conceptos culturales comunes. Al escribir bajo la inspiración del Espíritu Santo, imbuyó un nuevo significado al concepto de Logos. En relación con Dios, Jesús como Logos no era simplemente un ángel ni un ser creado constituido agente de la creación, ni era otra palabra para referirse a Dios o a Su sabiduría sino que Él era Dios mismo (Jua 1:1-4). Con respecto a la humanidad, Jesús el Logos no era el principio impersonal de los estoicos sino un Salvador personal que tomó forma humana en la encarnación (Jua 1:4-14). La Palabra que se hace carne y habita entre nosotros (Jua 1:14) está en completo contraste con las ideas griegas. Al describir a Jesús como Logos, Juan lo presenta como Creador preexistente del universo, como Dios e idéntico a Dios. En base a esta perspectiva de la divinidad y eternidad de Jesús, es imposible sostener que Él era un simple profeta o maestro (Flp 2:5-11; Col 1:13-20; Col 2:9-10; Heb 1:1-4; 1Jn 1:1-3; Apo 19:13).
En otros textos del NT, logos se utiliza para referirse a las Escrituras, en particular en cuanto a la manera en que estas se proclaman al predicar el evangelio (Luc 5:1; Luc 8:11-15; Hch 4:31; Hch 8:14; Hch 12:24; Rom 10:8; 1Ts 2:13; 1Pe 1:23-25; Heb 4:12). Dicha predicación concede orden y significado a las vidas destruidas por el pecado. Quienes colocan la fe en Jesús, el Logos, serán bienvenidos a la familia de Dios (Jua 1:11-12).

Steve W. Lemke

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