Significado de PREDESTINACIÓN Según La Biblia | Concepto y Definición

PREDESTINACIÓN Significado Bíblico

¿Qué Es PREDESTINACIÓN En La Biblia?

Propósitos de la gracia de Dios hacia aquellos a quienes finalmente salvará por la eternidad.
La palabra “predestinar” como verbo que tiene a Dios como sujeto se usa cinco veces en el NT (Rom 8:29-30; 1Co 2:7; Efe 1:5; Efe 1:11). La palabra proviene del latín praedestinare, que en la Vulgata se usa para traducir el término griego proorizo, que significa esencialmente “decidir de antemano”. Otras palabras transmiten una idea similar: determinar, elegir, conocer de antemano (presciencia). (“Elección” y “presciencia” se tratan como artículos separados en esta obra.)
Textos principales
Tanto en Rom 8:1-39 como en Efe 1:1-23, Pablo alega poderosamente a favor de la prioridad de la gracia de Dios en la salvación. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Rom 8:29). El Padre determinó que Él moldearía a la imagen de Cristo a aquellos que conoció de antemano. Los predestinó completamente santificados. Para dejar en claro cómo encaja esta predestinación en el plan global divino de salvación, Pablo luego enumera una especie de “cadena de gracia”: “Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó” (v. Rom 8:30). En cada eslabón de la cadena, Dios es el que actúa y las personas son los objetos de la acción. Dios conocía anticipadamente a las personas, no algo casual acerca de ellas (por ejemplo, que iban a creer) sino que más bien conocía de antemano a las personas en sí. Aquellos a los que conocía anticipadamente, son los mismos a los que predestinó, los mismos a los que llamó, los mismos a los que justificó, y los mismos a los que glorificó. No hay ruptura en ninguno de los eslabones. Es decir, no existe posibilidad de que alguien que inicialmente fue predestinado no sea finalmente glorificado. En esto, lo que declara Pablo está completamente de acuerdo con lo que declara Jesús, quien en Jua 6:37-40 deja en claro que todos los que el Padre le ha dado (predestinación) creerán en Él y finalmente serán resucitados en el día final (glorificación). Ningún salvado dejará de ser completamente salvo.
En Efe 1:3-6; Efe 1:11, Pablo retoma el tema de la predestinación. Aquí establece varios puntos que se observan fácilmente en el texto. Usa tanto el término “predestinó” como “escogió” (eklegomai) en forma sinónima. Primero, en el v. Efe 1:4 dice que Dios “nos” escogió (a los creyentes) antes de la fundación del mundo. Segundo, Pablo afirma que esta elección fue “en Él” (Cristo). Tercero, esta elección tiene el objetivo de que seamos “santos y sin mancha delante de Él”. Cuarto, nos predestinó “en amor” (vv. Efe 1:4-5). Quinto, esta predestinación fue para adoptarnos como hijos. Sexto, la predestinación fue “según el puro afecto de su voluntad” (v. Efe 1:5). Séptimo, nos hace alabar “la gloria de su gracia” (v. Efe 1:6). En el v. Efe 1:11, el apóstol vuelve a enfatizar uno o dos puntos que destacó en los primeros versículos: “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”. Aquí Pablo conecta la predestinación de los creyentes con el ser adoptados como hijos (de ahí, la herencia), y vuelve a destacar que esta elección se hizo según los propósitos de Dios que hace todo de acuerdo a Su voluntad. Estas son poderosas declaraciones a fin de establecer que Dios es un Dios de gracia y que la única esperanza que podemos tener en este mundo es que Dios nos conceda esa gracia.
Dos textos finales usan la palabra proorizo. En 1Co 2:7 Pablo les dice a sus lectores que Dios “predestinó” el misterio de Su sabiduría oculta. Este misterio es el propósito divino de la salvación por medio de Cristo que es dada tanto a judíos como a gentiles sobre la base de la gracia de Dios y que solo se recibe mediante la fe (comp. 1Co 2:1; 1Co 4:7; Rom 11:25; Rom 16:25; Efe 1:9; Efe 3:3-4; Efe 3:9; Efe 6:19-20; Col 1:25; Col 1:27; Col 2:2; Col 4:3). Aquí Pablo afirma que Dios ha predestinado a Cristo y Su obra expiatoria como la única esperanza de salvación. En Hch 4:27-28, la iglesia de Jerusalén ora diciendo: “Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera”. Estos creyentes afirman que Dios usó a hombres malvados para llevar a cabo Su plan de salvación, ya que al crucificar a Jesús estaban poniendo en acción el plan predestinado de Dios.
El lector de la Escritura no debiera sorprenderse de que está frente a un Dios verdaderamente soberano y poderoso. Sus planes siempre se cumplirán (Sal 33:10-11; Job 9:12; Dan 4:35). Él tiene control de toda la historia al punto tal que hasta los detalles menores forman parte de Su obra (Pro 21:1; Pro 16:1; Pro 16:9; Pro 16:33). No hay nada que pueda impedir el cumplimiento de Sus predicciones (Isa 14:24-27; Isa 44:24-28; Pro 19:21).
Consideraciones teológicas
Desde el punto de vista teológico, esta enseñanza presenta un desafío para algunos cristianos. Junto con estos pasajes que enfatizan la prioridad de la gracia de Dios, hay muchos textos que afirman la importancia del arrepentimiento y de la fe (Rom 10:9-14; Hch 2:38), y la necesidad del pecador de “venir” a Cristo (Apo 22:17). Aunque el concepto de la predestinación pareciera en conflicto con la responsabilidad del individuo para responder al llamado del evangelio, los dos deben ser compatibles, ya que los mismos maestros inspirados de la Escritura hicieron énfasis en ambos. Pablo puede decir que los cristianos están predestinados por Dios y, sin embargo, en una de las páginas siguientes insta a que “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Rom 10:9-13). Quien escribió que somos predestinados según el puro afecto de la buena voluntad de Dios, pocas declaraciones más tarde apunta: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efe 2:8). Para Jesús y para Pablo, las dos ideas son complementarias, no contradictorias (comp. Jua 10:25-30).
Se han hecho varios intentos por “reconciliar” la soberanía de Dios en la predestinación con la responsabilidad humana. Algunos argumentan que Dios predestina a los creyentes basándose en Su conocimiento anticipado de quiénes creerán algún día en el evangelio. El problema es que ningún texto lo enseña. El pasaje en Rom 8:29 no dice: “A los que antes conoció que iban a creer, a estos predestinó para que fueran salvos”. Como vimos anteriormente, la palabra “presciencia” (“conocer de antemano”) se refiere a la gente a la que Dios conoció y no a algo acerca de esa gente (que algún día creería). Además, Efe 1:11 deja en claro que la predestinación no se basa en algo que Dios ve en esas personas. Es decir, no se basa en obras conocidas de antemano, en fe conocida de antemano, en perseverancia conocida de antemano ni en ninguna otra cosa. Dice que la predestinación se basa en los propósitos de Dios, aunque no especifica precisamente qué significa eso. En el otro extremo del espectro, algunos han argumentado que Dios comenzó planeando salvar a algunos y luego reprobar a otros, para Su propia gloria, y que posteriormente se dispuso a crear el mundo de modo tal que eso se llevara a cabo. Ambas “soluciones” a esta dificultad lógica poseen algo en común: son soluciones filosóficas que no están basadas en ningún estudio a fondo del texto.
Es importante mantenernos fieles a la Biblia y a sus enseñanzas en este tema. Ella dice lo siguiente acerca de la predestinación: Dios predestinó a las personas en Su amor divino antes de que el mundo fuera hecho, para adoptarlas en Cristo, a fin de que esas personas pudieran ser santas y sin mancha, conformadas a la imagen de Cristo, para que pudieran dedicarse a la tarea de alabar a Dios por Su gracia y servirlo como resultado de la consecuente gratitud. No lo hizo basándose en nada que hubiera visto en ellos sino de acuerdo a Sus propósitos, desconocidos para la sabiduría humana, de modo tal que una gran multitud pudiera estar en Su reino eterno (Rom 8:29-30; Efe 1:3-6; Efe 1:11). Dios planeó esta redención mediante la obra preestablecida de Cristo en el Calvario, a quien el Padre había determinado desde antes de los tiempos que fuera crucificado. A pesar de que era Su voluntad que mataran a Cristo de esta manera, los que lo mataron lo hicieron por su propia voluntad y sus propios propósitos perversos, no obligados por Dios y, por lo tanto, son culpables delante de Él por el crimen que realizaron (Hch 4:28; Hch 2:22-23; Apo 13:8). Además, sabemos que el Dios que predestina también envía a Sus obreros a la cosecha para llevar a cabo Sus propósitos en la misión. No hay un ápice de razón para que la iglesia se torne perezosa en la evangelización, porque si no hay quien les predique, los pecadores nunca se salvarán. Es tarea de la iglesia testificar de la verdad y creer que el Señor abrirá los corazones de los incrédulos (Hch 16:14), como en el caso de los gentiles que oyeron a Pablo y a Bernabé y “creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna” (Hch 13:48).
Aunque los cristianos de hoy puedan no estar en condiciones de entender cómo funciona todo esto, sí pueden afirmar que es verdad y, por cierto, deben obedecer el llamado de Dios para trabajar en el ministerio. Ver Antropomorfismo; Elección; Presciencia; Salvación; Soberanía de Dios.

Chad Brand

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