Significado de SALMOS, LIBRO DE Según La Biblia | Concepto y Definición

SALMOS, LIBRO DE Significado Bíblico

¿Qué Es SALMOS, LIBRO DE En La Biblia?

El título hebreo del libro significa “alabanzas”. El título en español (Salmos) proviene de la LXX, la antigua traducción griega del AT hebreo. La palabra griega psalmoi significa “canciones”, de la que surge la idea de “canciones de alabanza”.
Los distintos salmos provienen de varios autores. David, el dulce cantor de Israel (2Sa 23:1), escribió aproximadamente la mitad de los 150 salmos del libro. Sus salmos se convirtieron en la norma que siguieron otros, imprimiéndole así un carácter davídico a todo el libro. Otros autores incluyen Asaf (doce), los hijos de Coré (diez), Salomón (dos), Moisés (uno), Emán (uno) y Etán (uno). Aproximadamente 48 salmos son anónimos.
El salterio contiene salmos individuales que cubren un período de 1000 años, desde la época de Moisés (siglo XV a.C.) hasta el período posexílico (siglo V a.C.). La mayoría de los salmos se escribieron en la época de David y de Salomón (1010–930 a.C.). Probablemente, el compilador final de la obra fue Esdras (450 a.C.).
Los títulos o encabezamientos de los salmos son muy antiguos y, en muchos casos, es probable que provengan de cada autor. Ciertas palabras o frases de los títulos que no resultan claras y la ausencia de estos en ciertos salmos (los rabinos se refieren a estos salmos como salmos “huérfanos”) sugieren con peso la fiabilidad y la antigüedad de esos títulos. Si escribas posteriores los añadieron arbitrariamente, ¿por qué no añadírselos a todos los que tenían aspectos poco claros?
Bosquejo
Tradicionalmente, al libro se lo ha dividido en cinco secciones correspondientes a los cinco libros de Moisés, cada una de las cuales termina con una doxología (Libro 1: Sal 1:1-6Sal 41:1-13; Libro 2: Sal 42:1-11Sal 72:1-20; Libro 3: Sal 73:1-28Sal 89:1-52; Libro 4: Sal 90:1-17Sal 106:1-48; Libro 5: Sal 107:1-43Sal 150:1-6). Estas divisiones pueden sugerir que estos “libros” fueron independientes durante algún tiempo. (Observar que los Sal 14:1-7 y Sal 53:1-6 son muy similares y aparecen en diferentes “libros”.) A algunos salmos también se los puede agrupar de acuerdo a su función; por ejemplo, es probable que los cánticos graduales (Sal 120:1-7Sal 134:1-3) fueran canciones que los israelitas cantaban cuando se encontraban camino a las tres fiestas obligatorias en Jerusalén. Otro grupo de salmos (Sal 93:1-5; Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9) celebran la divina soberanía del Señor sobre el universo.
Los eruditos han discutido durante siglos las formas y las clasificaciones de los distintos salmos. El salterio incluye himnos (Sal 145:1-21; Sal 146:1-10; Sal 147:1-20; Sal 148:1-14; Sal 149:1-9; Sal 150:1-6), lamentos (Sal 38:1-22; Sal 39:1-13), canciones de acción de gracias (Sal 30:1-12; Sal 31:1-24; Sal 32:1-11), salmos reales (Sal 2:1-12; Sal 110:1-7), salmos de coronación (Sal 96:1-13; Sal 98:1-9), salmos penitentes (Sal 32:1-11; Sal 38:1-22; Sal 51:1-19), y salmos de sabiduría o didácticos (Sal 19:1-14; Sal 119:1-176).
Un lamento puede estar expresado por la comunidad (ver Sal 44:1-26; Sal 74:1-23; Sal 79:1-13) o por el individuo (Sal 22:1-31; Sal 38:1-22; Sal 41:1-13; Sal 54:1-7). En ambos casos son oraciones o clamores a Dios en situaciones de angustia. Las diferencias están relacionadas con las clases de problemas y con las experiencias de salvación. Para la comunidad, el problema puede ser un enemigo; en el caso de un individuo, puede ser una enfermedad. El modelo básico incluye una invocación a Dios, una descripción de la(s) queja(s) del peticionario, un recordatorio de experiencias pasadas de salvación (por lo general lamentos de la comunidad), peticiones, una respuesta divina (u oráculo) y una promesa final de alabanza.
Los salmos de acción de gracias también los expresa la comunidad (Sal 106:1-48; Sal 124:1-8; Sal 129:1-8) y el individuo (Sal 9:1-20; Sal 18:1-50; Sal 30:1-12). Están relacionados con los lamentos ya que son respuestas a la liberación que ha tenido lugar luego de la angustia. Son expresiones de gozo y formas más completas de las promesas de alabanza de los lamentos.
El himno (Sal 8:1-9; Sal 19:1-14; Sal 29:1-11) se acerca más en la forma al cántico de alabanza tal como se canta en las expresiones de culto modernas. Estos salmos son exclusivamente litúrgicos y se pueden cantar en forma antifonal; algunos tienen estribillos que se repiten (Sal 8:1-9; Sal 136:1-26). El himno normalmente incluye un llamado a la alabanza. Luego describe las razones para alabar a Dios. La estructura no es tan netamente definida como en otros tipos de salmos.
A algunos salmos se los considera salmos reales (Sal 2:1-12; Sal 18:1-50; Sal 20:1-9) pues se refieren al rey terrenal de Israel. En este caso, por lo general también se los considera salmos mixtos. Se los usaba para celebrar la coronación del rey. Probablemente hayan incluido un oráculo para el monarca. En algunos casos (como en el Sal 72:1-20) se hacían oraciones para interceder a favor del rey.
Otra categoría mixta es la de los salmos de coronación que celebran el reinado de Yahvéh (Sal 96:1-13; Sal 97:1-12; Sal 98:1-9; Sal 99:1-9). Están estrechamente relacionados con los himnos; la principal diferencia es que celebran a Yahvéh como rey sobre toda la creación.
Los salmos penitentes son expresiones de contrición y arrepentimiento. El salmista suplica ser restaurado a una relación correcta con Dios (Sal 38:1-22; Sal 51:1-19).
Una última categoría de salmo es el salmo de sabiduría. Esta clase tiene forma y estilo poético pero se distingue debido al contenido y a la tendencia hacia lo proverbial. Estos salmos contemplan cuestiones de teodicea (Sal 73:1-28), celebran la Palabra de Dios (la Torá, Sal 119:1-176), o tratan acerca de dos maneras diferentes de vivir: la de la persona piadosa o la de la persona malvada (Sal 1:1-6).
Como indican los salmos mixtos, no se encuentran prolija o fácilmente clasificados. Sin embargo, la identificación ayuda al lector a saber qué clase de salmo está leyendo, con un posible contexto original o un contexto actual adecuado para la adoración. Ver Música, instrumentos musicales, danza.
Sin embargo, estas clasificaciones no deberían tomarse de manera demasiado estricta. No son moldes rígidos. Las expresiones y los sentimientos genuinos en los Salmos pueden, a veces, cruzarse con muchas de estas clasificaciones o incluso trascenderlas. Unos pocos salmos (Sal 25:1-22; Sal 34:1-22; Sal 37:1-40; Sal 111:1-10; Sal 112:1-10; Sal 119:1-176; Sal 145:1-21) están acomodados de manera acróstica de acuerdo al alfabeto hebreo, probablemente para ayudar a memorizarlos.
La interpretación de los Salmos
Los Salmos representan meditaciones devotas e inspiradas del corazón en cuanto a la ley de Dios y Sus obras providenciales. Son la religión del AT internalizada en el corazón y en la vida del creyente. Tal como era la intención divina, siempre han sido el modelo del culto y de la devoción aceptables a Dios, tanto en privado como en público. Aunque en la Biblia hay otros salmos o canciones (por ejemplo, el cántico de Moisés en Deu 32:1-43), no se esperaba que formaran parte del culto permanente de Israel en el templo. Al libro de los Salmos, por lo tanto, se lo ha conocido apropiadamente durante muchos siglos como el libro de himnos de Israel y, por supuesto, de la iglesia. Como el libro inspirado de himnos, los Salmos amplían y desarrollan el AT. La ley se expande al dar lugar a su verdadera aplicación espiritual en el corazón del individuo y, a veces, al interpretar sucesos significativos y prácticas relacionadas a ella. Del mismo modo, a veces los Salmos interpretan sucesos de los libros históricos proporcionando reflexiones y respuestas a muchas situaciones de la vida. El libro de los Salmos ilumina los escritos de los profetas al mostrar los peligros de separar los rituales externos (como los sacrificios) de la verdadera devoción y la adoración interna.
El salterio abarca un amplio espectro de temas teológicos. Se confirma claramente el monoteísmo: los ídolos son creaciones del hombre que no tienen poder (Sal 115:1-18; Sal 96:1-13). La existencia y los atributos de Dios se afirman con frecuencia (omnisciencia y omnipotencia, Sal 139:1-24; rectitud y verdad, Sal 86:1-17; bondad, Sal 103:1-22; santidad, Sal 99:1-9); ateísmo teórico y práctico, que es perversidad y necedad (Sal 14:1-7; Sal 53:1-6). La revelación de Dios en la naturaleza y en Su Palabra es el tema del Sal 19:1-14 y del Sal 119:1-176. La relación de pacto del Señor con Su pueblo se enfatiza en el Sal 89:1-52, el Sal 105:1-45 y el Sal 68:1-35. La naturaleza pecaminosa del hombre se confirma en el Sal 51:1-19. La importancia del arrepentimiento y de la restauración es el tema del Sal 51:1-19, del Sal 32:1-11, del Sal 6:1-10, del Sal 143:1-12 y del Sal 38:1-22. Aunque el injusto a veces puede prosperar, el justo estará con Dios aquí y en el futuro (Sal 37:1-40; Sal 1:1-6). Más aún, el Señor cumplirá Sus promesas y, como refugio de Su pueblo, lo librará (Sal 40:1-17; Sal 2:1-12). Tal vez uno de los temas teológicos más controversiales de los Salmos es la oración imprecatoria (Sal 35:1-28; Sal 69:1-36; Sal 109:1-31; Sal 137:1-9), que buscan la justicia divina en contra de los enemigos de Dios (que también son los enemigos del escritor) por los agravios y los delitos cometidos. Estas oraciones no expresan venganza ni reivindicación individuales, son súplicas a Dios pidiendo que ejecute justicia, similares a ciertas oraciones del NT (Mat 11:25; 2Ti 4:16; Apo 6:10).
Lo relevante es que los Salmos se centran en el Mesías, la esperanza y el cumplimiento de toda la historia y la religión israelita. Las enseñanzas mesiánicas de los salmos se hallan entretejidas a lo largo de todo el libro. Por lo tanto, al Mesías se lo encuentra muchas veces cuando se quitan los límites humanos o se representa al hombre en un estado ideal (Sal 2:1-12; Sal 8:1-9). Cuando el Señor aparece o viene y se relaciona con el hombre, lo hace en la persona de Su Hijo (Sal 102:1-28; Sal 97:1-12). Por otra parte, al Mesías por lo general se lo ve tipológicamente a través de las experiencias de David y Salomón (Sal 22:1-31), con un lenguaje que a veces va más allá de los prototipos y se aplica directa y exclusivamente al Mesías (Sal 16:10; Sal 110:1-7). Los Salmos aluden a la encarnación del Mesías (Sal 40:1-17; Heb 10:5), a Su humillación y exaltación (Sal 8:1-9; Heb 2:5-10), a Su trono eterno (Sal 45:1-17; Heb 1:8-9), a Sus sufrimientos (Sal 22:1-31; Mat 27:1-66), a Su resurrección (Sal 16:1-11; Hch 2:24-31), y a Su oficio como profeta, sacerdote y rey (Sal 110:1-7). Ver Tipología.
El libro de los Salmos ha sido fuente de instrucción, consuelo y bendición para el pueblo de Dios al enseñarle a adorar, servir y glorificar a Dios para siempre.

David M. Fleming y Russell Fuller

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