Significado de SALVACIÓN Según La Biblia | Concepto y Definición

SALVACIÓN Significado Bíblico

¿Qué Es SALVACIÓN En La Biblia?

Uno de los conceptos clave de la revelación de Dios a la humanidad. La idea bíblica de la salvación implica tres nociones. Primero se refiere a rescatar del peligro, del daño o incluso de la muerte a un individuo, grupo o nación. Más específicamente, salvación es el rescate del pecado y de la muerte. En segundo lugar se encuentra la renovación del espíritu. Las Escrituras explican que la humanidad cayó del estado original de pureza moral a la condición de pecado. La salvación divina siempre renueva el espíritu de la persona para que lleve una vida moralmente agradable a Dios. La tercera noción es la restauración a una relación correcta con Dios. Uno de los efectos del pecado es la separación de Dios. Su Palabra escrita deja en claro que la salvación restaura la relación del ser humano con Él, tal como lo expresa Rom 5:10 : “Porque […] siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo”. Tanto en el AT como en el NT, la salvación de Dios incluye rescate, renovación y restauración, y se produce mediante la persona y la obra de Su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Antiguo Testamento
El AT ofrece muchos ejemplos de tipos de salvación física para enseñar sobre la salvación espiritual, que es más importante. Esta enseñanza comienza en los tres primeros capítulos de Génesis. Los dos primeros relatan cómo creó Dios los cielos y la tierra, los peces del mar, las aves del aire, los animales de la tierra y el primer hombre y la primera mujer. Todo lo que Dios creó era muy bueno (Gén 1:31). El cap. Gén 3:1-24 explica cómo entró el pecado en el orden creado por Dios y la promesa de salvación que Él hizo a través de la simiente de la mujer (Gén 3:15). Aunque el hombre y la mujer fueron creados a imagen de Dios, esta imagen ahora está estropeada en la humanidad. Los resultados del pecado incluyen muerte y separación de Dios.
La degradación de la naturaleza humana hasta convertirse en impiedad se evidencia en la historia de Noé. Dado que Dios es santo, no puede tolerar ni aprobar lo pecaminoso. El juicio de Dios contra el pecado y los pecadores es real y quedó demostrado en el diluvio mundial. Sin embargo, Dios reveló Su gracia y misericordia al proveer un arca de salvación para Noé y su familia (Gén 6:1-22; Gén 7:1-24; Gén 8:1-22; Gén 9:1-29). Este es un cuadro viviente de la salvación que Dios concretó para los pecadores en y a través de Jesús.
El Señor hizo un pacto con Abraham donde le prometió bendecir por medio de él a todas las naciones de la tierra (Gén 12:1-3). Esta promesa es otra ilustración de la intención de Dios de proveer salvación. Más tarde en la historia de Israel, Moisés sacó a la nación del cautiverio para llevarla a la Tierra Prometida. Dios demostró ser más fuerte que los falsos dioses de Egipto, más sabio que la sabiduría de Faraón y más poderoso que el ejército egipcio. Dios proveyó salvación para Su pueblo.
Moisés además instruyó al pueblo de Dios sobre la necesidad de efectuar sacrificios de sangre para expiar el pecado. Levítico describe el método y los instrumentos adecuados para los sacrificios, y el cap. Gén 16:1-16 explica en cuanto al Día de Expiación. El sumo sacerdote entra al lugar santísimo con la sangre de un toro para hacer expiación primero por sí mismo y luego por el pueblo. La lección ilustraba además el concepto de la santidad de Dios y la necesidad de un sacrificio para experimentar salvación divina.
Mientras que gran parte del AT trata de la salvación de la nación de Israel, los Salmos se concentran más en la salvación del individuo y los profetas extienden el plan divino de salvación para las naciones (Sal 13:1-6; Sal 18:1-50; Sal 51:1-19; Isa 2:2-4; Miq 4:1-4; Zac 8:20-23). El AT sienta bases para entender el concepto bíblico de la salvación. Dios es santo y no puede tolerar el pecado; los seres humanos son criaturas caídas y pecaminosas; Dios inicia y provee un camino de salvación, y finalmente las personas responden al ofrecimiento de salvación que Él hace. Dios es siempre el que salva y redime a Su pueblo, y la redención generalmente llega con un sacrificio de sangre.
Nuevo Testamento
En el NT, el tema dominante es la salvación otorgada solo por gracia por medio de la fe en la persona y obra de Jesucristo. La salvación comienza con el amor de Dios, que toma la iniciativa (Jua 3:16; Efe 1:3-6). El propósito eterno de Dios es salvar a los pecadores por medio de la muerte expiatoria de Jesús en la cruz. De este modo, la cristología es un componente vital del NT y se relaciona directamente con la doctrina de la salvación. Los elementos esenciales son específicamente la naturaleza de Jesús como el Dios-hombre y Su muerte sustitutoria en la cruz. El NT no se puede entender de manera adecuada sin poseer una visión correcta de quién es Jesús y qué hizo. Como dice Juan: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Jua 20:30-31).
Todos los escritores del NT dan testimonio de la importancia de la muerte, la sepultura y la resurrección de Jesús para la salvación (Rom 1:6; 1Co 15:3-11; 1Pe 2:21-25). La predicación tanto de Pedro como de Pablo en Hechos da testimonio del carácter esencial de la expiación y la resurrección en el mensaje del Evangelio (Hch 2:14-39; Hch 3:11-26; Hch 10:34-48; Hch 13:26-43; Hch 17:22-34; Hch 24:2-21). En el NT, la salvación se encuentra únicamente en el nombre de Jesús (Hch 4:12).
El NT identifica varias doctrinas o elementos adicionales relevantes que ayudan a entender completamente el tema de la salvación. Una es la obra del Espíritu Santo que convence de pecado y produce el nuevo nacimiento. En el Evangelio de Juan, Jesús explica que el ministerio del Espíritu Santo incluye convencer de pecado, de justicia y de juicio (Jua 16:5-11). Al comienzo de este Evangelio, Jesús sostiene una conversación con Nicodemo donde le enseña al fariseo sobre la necesidad del nuevo nacimiento (Jua 3:3-8). A este nuevo nacimiento Pablo lo denomina regeneración (Tit 3:5). Él utiliza el término “llamamiento” para referirse a la obra del Espíritu Santo que produce convicción de pecado y convence a las personas sobre la necesidad de un Salvador (Rom 11:29; 1Co 1:26).
“Conversión” es el término que se suele utilizar para describir el momento cuando alguien recibe la salvación. Es el instante en que la persona se arrepiente y cree. Según el NT, las condiciones necesarias para la salvación son la fe y el arrepentimiento (Mar 1:15). Este consiste en alejarse del yo y del pecado para acercarse a Dios y a la santidad, mientras que la fe significa creer los datos históricos acerca de Jesús y confiar únicamente en Él para alcanzar el perdón de los pecados y la salvación eterna (Heb 11:1-6). La promesa de la salvación es vida eterna con Jesús en el cielo (Jua 3:16; 1Jn 2:25).
El NT enseña que creer en el evangelio da como resultado justificación ante Dios. La doctrina de la justificación por fe es fundamental en la teología paulina y tuvo gran influencia en la historia de la iglesia. En Romanos, Gálatas y Filipenses, Pablo trata ampliamente el tema (Rom 3:21-31; Rom 4:1-25; Rom 5:1-21; Gál 3:1-29; Gál 4:1-31; Flp 3:2-16). El punto esencial de la salvación es que cuando el pecador se convierte es declarado inocente delante Dios por medio de la sangre de Jesús. Al creer en Jesús y solo en Jesús para la salvación, la justicia de Cristo se le imputa al pecador de modo que Dios ahora lo trata a la luz de esa justicia (Rom 3:21-26).
En el momento de la conversión, el pecador se torna santo. Esto no significa que esté libre del pecado en esta vida sino libre de la pena de muerte que lo acompaña. La Biblia enseña que el Espíritu Santo habita en el pecador desde el momento de la conversión. Allí comienza un proceso de crecimiento a la semejanza de Cristo llamado “santificación”, y dura toda la vida. Dado que la salvación es un regalo de Dios, el creyente nunca puede perderla. Esto da testimonio de la plenitud de la gracia de Dios. El futuro eterno del cristiano está asegurado porque Dios no solo inicia la salvación sino que también preserva al cristiano pues el Espíritu Santo mora en su interior. La salvación es un regalo de Dios que rescata al creyente del pecado y sus consecuencias, lo renueva para una vida santa y restaura su relación con Él para toda la eternidad. Ver Arrepentimiento; Conversión; Elección; Escatología; Esperanza; Expiación; Gracia; Justificación; Nuevo nacimiento; Predestinación; Perdón; Reconciliación; Redimir, Redención, Redentor; Santificación; Seguridad de la salvación.

Douglas C. Walker

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