Significado de SEOL Según La Biblia | Concepto y Definición

SEOL Significado Bíblico

¿Qué Es SEOL En La Biblia?

Según la Biblia hebrea, morada de los muertos o, más específicamente, de los injustos que han muerto. Es una de las muchas palabras y frases que designan la muerte, los muertos y el destino de quienes pasaron más allá de esta vida. Las Escrituras hablan de Dios como quien produce la muerte de un hombre (Job 30:23). Se dice que al morir, algunos de los patriarcas se fueron para estar con sus padres (Gén 15:15) o que descansaron con sus padres (Deu 31:16). A las personas del AT se les recordaba que eran polvo y que al morir volverían a esa condición (Gén 3:19; Ecl 3:20).
Se desconocen los orígenes de la palabra she’ol, aunque se la ha vinculado con una deidad acadia del infierno de nombre similar. De cualquier modo, el uso bíblico no tiene conexión alguna con la mitología de dicha cultura. En varios textos se habla de personas que descienden al Seol o a lugares profundos (Sal 88:6-10; Amó 9:2). Esto probablemente indique que los hebreos consideraban que el Seol estaba debajo de sus pies. Los muertos, desde luego, se colocaban en sepulcros o tumbas, o bien en osarios de la familia; por esta razón, el lenguaje sobre un reino de los muertos debajo de la tierra es fácilmente comprensible. Esto no significa que los escritores del AT simplemente adoptaron el punto de vista de los pueblos vecinos. Aunque muchas culturas del antiguo Cercano Oriente creían en algún tipo de infierno, la visión del AT es única tanto en el lenguaje que utiliza como en el contenido de la enseñanza. No implica que los hebreos creyeran en un universo de tres niveles, con dioses arriba, demonios debajo de la tierra y seres humanos sobre la superficie de la tierra. Es probable que hayan usado el lenguaje como metonimia, donde una palabra sustituye la realidad que indica. Es improbable que creyeran en la existencia de un conjunto de cavernas donde los muertos moraban como habitantes de algún reino subterráneo.
La palabra “Seol” aparece 20 veces en la literatura salmódica (Sal 6:5; Sal 9:17; Sal 16:10; Sal 18:5; Sal 30:3; Sal 31:17; Sal 49:14-15; Sal 55:15; Sal 86:13; Sal 88:3; Sal 89:48; Sal 116:3; Sal 139:8; Sal 141:7; 1Sa 2:6; 2Sa 22:6; Isa 38:10; Isa 38:18; Jon 2:2), 20 en la de reflexión (Job 7:9; Job 11:8; Job 14:13; Job 17:13; Job 17:16; Job 21:13; Job 24:19; Job 26:6; Pro 1:12; Pro 5:5; Pro 7:27; Pro 9:18; Pro 15:11; Pro 15:24; Pro 23:14; Pro 27:20; Pro 30:16), 17 en la profética (Isa 5:14; Isa 7:11; Isa 14:9; Isa 14:11; Isa 14:15; Isa 28:15; Isa 28:18; Isa 57:9; Eze 31:15-17; Eze 32:21; Eze 32:27; Ose 13:14; Amó 9:2; Hab 2:5) y 8 en la narrativa (Gén 37:35; Gén 42:38; Gén 44:29; Gén 44:31; Núm 16:30; Núm 16:33; 1Re 2:6; 1Re 2:9). Esta lista pareciera indicar que la palabra se utilizaba principalmente en contextos poéticos (profecía, salmos o sabiduría) y en discursos sobre la muerte. Connotaba un compromiso serio con la realidad de la muerte, la mortalidad y cómo influía la vida de una persona en el destino.
La palabra hebrea se traduce de diversas maneras. La RVR1960 suele traducirla “infierno”, presumiblemente porque se encuentra “dentro de la tierra” y porque en líneas generales los malvados son sus habitantes. Pero indudablemente es una traducción poco feliz ya que el infierno como lago de fuego, no es la morada de nadie hasta el juicio final (Apo 20:14). En otros pasajes, se traduce “el sepulcro” o “el hoyo”. Las traducciones más recientes suelen dejar la palabra sin traducir y simplemente transcriben el hebreo “Seol”. Es probable que este sea el mejor enfoque ya que la palabra a veces requiere interpretación literal y a veces metafórica.
El Seol es un lugar que se opone a la obra de Yahvéh. Los que moran allí están espiritual y moralmente separados de Dios (Isa 38:18; Sal 6:5-6) pero no físicamente, ya que en realidad es imposible escapar de Dios, ni siquiera en el Seol (Sal 139:8; Amó 9:2). Es un lugar donde la persona está cautiva (Sal 18:5; Sal 116:3); un lugar de oscuridad (Sal 88:6) y silencio (Sal 115:17). También es un sitio donde desaparecen el rango y el privilegio. En Isa 14:1-32, el profeta habla de alguien que fue rey pero que ahora se encuentra en el Seol donde otros le dicen: “¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama y gusanos te cubrirán” (Isa 14:10-11). El Seol nivela a los hombres, en especial a aquellos que se exaltaron a sí mismos en esta vida en vez de humillarse frente al verdadero Rey (ver también Eze 32:1-32).
El Seol es el destino de quienes terminan la vida de modo impenitente. Los ricos necios acabarán en el Seol (Sal 49:14), al igual que los inmorales (Pro 5:5) y los que se complacen en hacer el mal (Isa 5:14). Estarán allí los egipcios (Eze 31:15-17); también algunas personas en particular, como por ej. Coré (Núm 16:30). Algunos textos parecen indicar que aun los justos irán al Seol. Por eso Job se lamenta por dirigirse hacia ese destino tan temido (Job 17:13-16), tal como lo hacen Jacob (Gén 37:35) y Ezequías (Isa 38:10). No obstante, si se examinan cuidadosamente estos textos, se advierte que estas personas se encontraban sumidas en la tristeza o en circunstancias trágicas. En estos textos Seol adopta un significado más metafórico, como si una persona hoy dijera: “He estado en un pozo profundo estos últimos días”.
Dos textos (Sal 89:48-49 y Ecl 9:7-10) aparentemente enseñan que todas las personas acabarán en el Seol. Pero el primer pasaje indica con claridad que los destinados a ese lugar son los seres humanos bajo juicio. El último texto se encuentra en la sección de Eclesiastés donde Salomón se lamenta de lo absurda que pareciera la vida pero, por supuesto, esa no es su conclusión final (ver Ecl 12:14). Varias razones hacen inconcebible que el Seol sea la morada de los justos que murieron. Allí no existe la adoración a Yahvéh (Sal 6:5; Sal 115:17), lo cual indica que no es la morada de los justos. Es un lugar de dolor y angustia (Sal 116:3), debilidad (Isa 14:10), impotencia (Sal 88:4), desesperanza (Isa 38:10) y destrucción (Isa 38:17).
Los justos esperan algo diferente. Si bien el AT no habla tan claramente como el NT sobre el tema de la vida después de la muerte, sí lo hace de manera complementaria. Un erudito señaló que el AT es como una habitación lujosamente amoblada pero mal iluminada. Muchas personas del AT esperaban permanecer en comunión con Dios después de la muerte y no ser condenadas a oscuridad y vacío. “Porque no dejarás mi alma en el Seol […] en tu presencia hay plenitud de gozo […] para siempre” (Sal 16:10-11). “El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días” (Sal 23:6). En cuanto a los ricos necios, “como a rebaños que son conducidos al Seol, la muerte los pastoreará” (Sal 49:14), pero no así con los justos: “Pero Dios redimirá mi vida del poder de Seol, porque Él me tomará consigo” (Sal 49:15). Otros textos hablan de la expectativa de la resurrección de los justos para vida eterna (Deu 32:39; Dan 12:2; Isa 26:19).
El Seol del AT es básicamente análogo al Hades del NT. Jesús habló del hombre rico atormentado en el Hades mientras Lázaro estaba en el seno de Abraham morando gozoso y en paz (Luc 16:19-31). Jesús les dijo a Sus discípulos que las puertas del Hades no prevalecerían contra Su iglesia (Mat 16:18). En este caso el Hades es nuevamente el reino que se opone a Dios y a Su reino de justicia; la morada de los impíos y su “rey”. Por último, la muerte y el Hades son arrojados al lago de fuego (Apo 20:14). El destino final de aquellos que moran en el Seol/Hades es la separación eterna de la justicia y el amor de Dios. Así como procuraron estar separados de Él en vida, así se hallarán eternamente cuando mueran.

Chad Brand

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