Significado de TENTACIÓN DE JESÚS Según La Biblia | Concepto y Definición

TENTACIÓN DE JESÚS Significado Bíblico

¿Qué Es TENTACIÓN DE JESÚS En La Biblia?

Después de haber sido bautizado por Juan, Jesús fue tentado por el demonio en el desierto. Estos son los dos únicos eventos que todos los Evangelios Sinópticos mencionan entre la infancia de Jesús y el comienzo de Su ministerio. Si bien no se aclara el motivo de las tentaciones, todos los sinópticos asocian estrechamente las tentaciones de Jesús con Su bautismo. Las referencias a Su filiación, “Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo” (Mar 1:11, NVI; Mat 3:17; Luc 3:22) y “Si eres el Hijo de Dios” (Mat 4:3; Mat 4:6; Luc 4:3; Luc 4:9) sugieren que parte del objetivo de la prueba era determinar qué tipo de Mesías sería Jesús.
La brevedad del relato de Marcos es sorprendente (Mar 1:13-14). Informa solamente que el Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde permaneció 40 días, que había animales salvajes y que los ángeles lo servían. La característica distintiva de este relato es la alusión a la presencia de animales salvajes.
Mateo y Lucas describen con más detalle los tres encuentros entre Jesús y Satanás. La diferencia principal entre los relatos es el orden inverso de las dos últimas tentaciones. Mateo relata las primeras dos tentaciones utilizando un conector que puede tener implicancias cronológicas. El interés de Lucas en Jerusalén y el templo (Luc 1:9; Luc 2:22; Luc 2:25; Luc 2:37; Luc 2:41-50) indica que seguramente utilizó la tercera tentación como clímax del relato de las tentaciones.
Los 40 días en el desierto recuerdan los ayunos de Moisés (Éxo 34:28; Deu 9:9) y Elías (1Re 9:8) y los años que pasaron los israelitas en el desierto (Núm 14:33; Núm 32:13). No obstante, el único paralelo que se desarrolla es la travesía de Israel por esa región. Así como Dios guió a Israel en el desierto, el Espíritu lo hizo con Jesús. Dios puso a prueba a Israel en el desierto y ellos pecaron. Dios permitió que Jesús fuera tentado por el demonio y Jesús resistió la tentación.
La primera tentación (Mat 4:3-4) procuraba que Jesús dudara del cuidado providencial de Dios. Si Jesús hubiera convertido las piedras en pan, habría actuado de manera independiente de Su Padre celestial. El objetivo de Satanás no era que Jesús dudara de Su filiación, que fue anunciada desde el cielo durante Su bautismo (Mat 3:17). Más bien, el diablo argumentó que como Jesús era el Hijo de Dios, debería utilizar Sus poderes para satisfacer Sus necesidades. La respuesta de Jesús (Deu 8:3) enseña que el alimento espiritual es más importante que el físico.
En la segunda tentación (Mat 4:5-7) Satanás aplica incorrectamente las Escrituras (Sal 91:11-12) para que Jesús se arroje desde el punto más alto del templo para poner a prueba la promesa de Dios de protegerlo de daños físicos. La cita que Jesús hace de Deu 6:16 alude a la rebelión de Israel en Masah (Éxo 17:1-7). Jesús se negó a poner a prueba la fidelidad y protección de Dios. Confiaba en el Padre y no necesitaba pruebas.
La tercera tentación era una oportunidad de que Jesús obtuviera un reino y evitara la cruz. Satanás presentó primero el “cebo” (“le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor”) y luego la condición (“Todo esto te daré, si te postras y me adoras”). La respuesta de Jesús al demonio (Deu 6:13) enfatiza la relación estrecha que existe entre la adoración y el servicio. Mientras que Israel tendía a ir detrás de dioses falsos (Deu 6:10-15), Jesús mantuvo una total lealtad a Dios. Los ángeles sirvieron a Jesús después de las tentaciones.
La ubicación que hace Lucas de la genealogía (Luc 3:23-28) entre el bautismo de Jesús (Luc 3:21-22) y la tentación (Luc 4:1-13) puede sugerir que Jesús, “mi Hijo amado” (Luc 3:22), comenzaba a revertir lo que Adán, “hijo de Dios” (Luc 3:38), había hecho en la caída. Mientras que el primer Adán había caído en el idílico entorno del Edén, el segundo soportó al enemigo en la soledad del desierto. Otra característica única del relato de Lucas es el rol del Espíritu. Comenta (Luc 4:1) que el Espíritu guió a Jesús al desierto. Después de la tentación, Jesús “volvió en el poder del Espíritu a Galilea” (Luc 4:14). Lucas es el evangelista que advierte que la partida de Satanás no era el fin del conflicto (Luc 4:13), pero la intensidad del suceso no se repitió hasta el Getsemaní (Luc 22:40; Luc 22:46; Luc 22:53) y el Gólgota (Luc 23:35-36; Luc 23:39).
A medida que uno contempla la tentación de Jesús en el desierto, se destacan varios puntos significativos. Su encuentro con el diablo en el desierto es una fuente de aliento y enseñanza para los creyentes en la batalla contra la tentación (Heb 2:18; Heb 4:15). Su compromiso con la voluntad del Padre, el uso de las Escrituras y la determinación a resistir a Satanás (Stg 4:7) son ejemplos útiles en la lucha contra la tentación. Ver Diablo, Satanás, demonio; Jesús, Vida y ministerio.

Bill Cook

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