TESTIMONIO | Historias Bíblicas | Ilustraciones | Anécdotas Para Predicar

Historias Cristianas | Ilustraciones | Anécdotas de la Biblia Sobre TESTIMONIO para predicar en sermones

OYÓ EL SERMÓN Y QUERÍA VIVIRLO

Cuando una anciana salía de la iglesia, una amiga la encontró y le preguntó: –¿Ya terminó el sermón?. –No –respondió la anciana–, ya lo predicaron, pero no se ha terminado. Ahora voy a hacer mi parte del sermón, a vivirlo. Cuando una congregación, por pequeña que sea, reacciona de manera tal, por causa de los sermones de su pastor, el beneficio es incalculable.

AFIRMADO EN EL LODO

Había un hermano que cada vez que testificaba en el culto de oración, decía: “No hago muchos avances en lo que toca a mi experiencia cristiana; pero al menos me siento afirmado y fortalecido”. Un día, al acarrear madera desde su campo de trabajo, su carreta quedó completamente atorada en el cieno de un riachuelo que él tenía que atravesar. Por más que hacía esfuerzos por salir, la carreta se hundía más. En eso, uno de los miembros de la iglesia, viendo su problema y acordándose del testimonio que su amigo daba ante la congregación, le dijo: “Hermano mío, ahora sí que no ha hecho mucho progreso; pero al menos está usted afirmado”.

EL MARTIRIO DE JACOBO

Dice el historiador Eusebio: “En cuanto a este Jacobo, Clemente, en el séptimo libro de sus Hipotiposis, relata una historieta digna de referirse; la menciona tal como la recibió de sus antecesores. Dice que el hombre que llevaba a Jacobo al suplicio, cuando le vio dar su testimonio se conmovió tanto que confesó ser cristiano también. Luego los dos fueron llevados juntos. En el camino al cadalso suplicó a Jacobo que lo perdonara; y después de meditar un momento Jacobo, le dijo: “Paz sea contigo”, y lo besó. Así fueron decapitados juntos”.

HONRANDO EL DIA DEL SEÑOR

Se cuenta de Eric Liddell, quien ganó la carrera de cuatrocientos metros en los juegos olímpicos celebrados en París, que cuando supo que su carrera iba a correrse en el día del Señor rehusó competir. Diciendo: “Me opongo a los deportes en domingo”, y así se eliminaba a sí mismo. La prensa deportiva de Europa lo criticó, y recibió el escarnio y la crítica de todas partes, aun de los periódicos de su propio país. Pero la actitud de tan notable atleta tuvo su efecto y la carrera se corrió días después, entre semana. Él dice: “Recuerdo que cuando me disponía yo a correr en las pruebas finales, el instructor me dio una notita. La abrí y leí las palabras: ‘Yo honraré a los que me honran’. Esta fue la promesa de Dios. Él me ayudó y yo gané”. Y el público que lo había condenado cambió su opinión y le dio un gran aplauso.

UNA PALA CRISTIANA

Cierto individuo entró a una ferretería con el objeto de comprar una pala. El dependiente le enseñó una y nuestro amigo, colocándola en el suelo, se paró sobre ella al mismo tiempo que preguntaba: –¿Es esta una buena clase de pala? –Mi amigo—le contestó el dependiente–, evidentemente usted no sabe nada de palas. Ésta está hecha por Jorge Griffith es un buen cristiano y sus palas son cristianas y usted puede estar completamente seguro de que todo lo que vea con ese nombre es de buena clase. Así como en esta pala, podemos poner el cristianismo en todas nuestras obras y todas nuestras palabras.

IGUALES, PERO DIFERENTES

El carbón y el diamante son del mismo material: de carbón. El carbón absorbe la luz; el diamante la refleja. Hay cristianos que son semejantes al carbón y los hay que son semejantes al diamante. Al examinar sus creencias, son iguales; pero al examinar su experiencia religiosa… y al observar su vida, sus costumbres, su utilidad en la iglesia y en la sociedad… ¡no son iguales! Uno es opaco y otro es luminoso. Cada cristiano debe examinarse para saber si es carbón o si es diamante.

OBRA PERSONAL DE UN MAESTRO

El señor D. L. Moody, poderoso evangelista laico de los Estados Unidos, por medio de sus labores ganó a muchos miles de almas para Cristo. Su maestro de escuela dominical en Boston. El señor Kimball, hombre de negocios, lo ganó para Cristo. “Me acuerdo”, dice Moody, relatando este hecho, “que llegó mi maestro y se puso tras el mostrador donde yo estaba trabajando, y poniéndome la mano en el hombro, me habló de Cristo y de mi alma, y debo confesar que hasta entonces no había pensado en que tuviese un alma. Cuando me dejó aquel hombre, me quedé pensando: ¡Qué cosa más extraña! He aquí un hombre que apenas me conoce, y llora pensando en que mis pecados pueden llevarme a la perdición, y yo no he derramado nunca una lágrima por todo esto. No recuerdo lo que me dijo, pero todavía hoy me parece sentir sobre mí el peso de aquella mano. Poco después conocí la salvación”. ¿Qué parte tuvo este fiel cristiano, casi desconocido, en la gloriosa obra del gran evangelista?

POR SUS FRUTOS LO CONOCERÉIS

Cierto hombre que vendía leña a sus vecinos los defraudaba cortando las piezas como diez centímetros menos largas de lo que debían ser. Un día circuló el rumor de que este leñador se había convertido a Cristo. Nadie creía el informe. Decían que ese tipo no cambiaría. Sin embargo, un hombre, para satisfacer su curiosidad, fue a una tienda donde aquel leñador había entregado un montón de leña. Midió las piezas y descubrió que medían como diez centímetros más de lo que debían. Luego el hombre volvió al grupo que discutía el asunto, y les dijo: –Es cierto. Yo sé que el leñador se convirtió. –¿Cómo lo sabe usted? –le preguntaron. –Porque acabo de medir la leña que él cortó ayer y todos los palos miden más de un metro de largo.

A LA LEY Y AL TESTIMONIO

Un venerable ministro predicó un sermón sobre el asunto del castigo eterno. Al siguiente día varios jóvenes calaveras convinieron en que uno de ellos lo iría a ver y procuraría arrastrarlo a una disputa con el propósito de burlarse de él y de su doctrina. El joven fue a la casa en la cual se le introdujo al estudio del ministro y principió la conversación, diciendo: –Creo que hay una pequeña discrepancia entre usted y yo, señor, y pensé visitarlo hoy para procurar arreglarla. –¿Cuál es esa discrepancia? –dijo el ministro. –Pues que usted dijo en su sermón que los malos irían al castigo eterno, y que yo no creo que sea así. –Oh, si esto es todo –dijo el ministro–, no hay disentimiento entre usted y yo. Si lee Mateo 25:46, encontrará que tal disentimiento es entre usted y el Señor Jesucristo, y le aconsejo que lo arregle en el acto”.

DE QUE HUMILDES MEDIOS SE VALE DIOS

Hace muchos años conversaban tres mujeres en el portal de una casa de cierta calle de Bedford, Inglaterra. Hablaban de Dios y de cómo él las había salvado por medio de nuestro Señor Jesucristo, de cómo gozaban ahora de dicha y paz, de cómo él contestaba sus oraciones y cuán maravilloso era su Señor. Tan embebecidas estaban en la plática contándose de Dios y de su Salvador, que no se dieron cuenta de que un hombre se aproximaba más y más hasta poder oír cuanto ellas estaban diciendo. El vio que estas humildes mujeres poseían algo real y sublime que él no tenía, algo que nunca había sabido y experimentado. Jamás olvidó lo que había oído. Abandonó desde ese día sus antiguas compañías de gente impía y se dio a buscar el tesoro espiritual que aquellas sencillas señoras poseían. Aquel hombre era Bunyan, que más tarde sería el autor de “El Peregrino” (1678), interesante alegoría de la vida cristiana. ¿Quiénes eran aquellas mujeres? Nadie sabe sus nombres. Simplemente eran mujeres cristianas que estaban dando testimonio, que estaban dejando brillar su luz ante el mundo.

¿QUÉ ESPERA PARA DAR TESTIMONIO?

Contaba el misionero J. Hudson Taylor acerca de un pastor chino, lo siguiente. Encontróse el pastor con un recién convertido, a quien le preguntó: –Joven, ¿es cierto que hace apenas tres meses que conoce al Señor?. –Sí, felizmente es cierto. –¿Y cuántas almas ha ganado para Jesús? –le preguntó el pastor. –¡Oh! –exclamó el recién convertido–, pero si apenas estoy aprendiendo, y hasta ayer pude conseguir un Nuevo Testamento completo. –¿Usa usted velas en su casa? –Sí señor. –¿Y espera usted hasta que la vela se haya consumido hasta la mitad para que empiece a alumbrar?. El joven convertido comprendió la lección y empezó a trabajar. Y antes de seis meses ya se habían convertido por él, algunos amigos y vecinos. Habiendo oído a Jesús, Mateo no perdió tiempo; cuando la samaritana se encuentra con Jesús, corre al instante a anunciarlo a sus vecinos. ¿Y usted, hermano, qué espera?

EL PODER QUE TRANSFORMO A UN MINERO

Hace algunos años, un joven que vivía en un pequeño pueblo minero era muy borracho. Una noche fue a predicar un ministro, y nuestro joven, aunque estaba ebrio, asistió al culto. Tenía temor de que los directores le dijeran que se fuera, pero nadie lo trató mal y se quedó a todo el culto y escuchó el sermón. Como los cultos continuaron durante algunos días, el minero siguió asistiendo, y por fin un domingo él y toda su familia hicieron profesión de fe. Inmediatamente dejó de beber, y se notó el cambio que se había efectuado en su vida. Al poco tiempo el minero dijo que deseaba ayudar para que se organizara una iglesia en el pueblecito. Empezó a hablar de su Salvador a todos, visitó a todas las familias de la localidad hablándoles de las buenas nuevas de salvación. Algunas veces lo recibían bien, otras le daban con las puertas en la cara; pero él no se desanimaba, y Dios bendijo su ministerio. En la actualidad hay una iglesia organizada en aquel pueblecito minero, solamente porque un hombre que entregó su corazón al Señor estuvo dispuesto a dar testimonio de lo que Dios había hecho por él.

UN SACRIFICIO PARA ESPARCIR LAS BUENAS NUEVAS

Antes de que los comunistas ocuparan el territorio de China, fue llevada a un hospital cristiano en Cantón una mujer muy enferma. Allí la mujer oyó hablar de Cristo y le entregó su vida. Un día la mujer le preguntó al doctor: –Doctor, ¿Cuánto tiempo más puedo vivir si permanezco en el hospital? –Mas o menos cuatro meses –fue la respuesta. –¿Y cuánto viviré si me voy a mi casa? –No más de dos meses. –Entonces, me voy a mi casa –dijo la mujer. –Pero, usted perderá la mitad de la vida que le queda. –Añadió el doctor. Una luz de gozo iluminó el rostro de aquella mujer y dijo con gran animación. –¿Cree usted que no tendré gusto de dar la mitad de mi vida para decir a mis parientes y amigos la historia del amor de Cristo? De acuerdo con su voluntad la mujer salió del hospital y se fue a su casa para pasar el corto tiempo de vida que le quedaba y emplearlo compartiendo las buenas nuevas que habían sido una fuente de consuelo para ella. En verdad, “ella amó mucho”.

FIELES HASTA LA MUERTE

En Kenya, África, hay una organización terrorista llamada Mau Mau. Se nos dice que Jomo Kenyatta, el jefe de esta organización es discípulo de Moscú, por tanto, dicha organización es grandemente anticristiana. A pesar de la persecución de que son objeto los cristianos africanos, han tenido suficiente valor para ser fieles y desafiar todos los peligros. Cada vez que hay alguien que predique, los templos se llenan, a pesar de que en muchas ocasiones los Mau Mau han incendiado templos, martirizado a los cristianos y asesinándolos. Los cristianos de Kenya se exponen en caminando kilómetros y kilómetros para asistir a los cultos. Un jefe nativo, llamado Juan Waruhin reunió a treinta mil de sus compatriotas para explicarles que la organización Mau Mau era mala e incitó a la gente para que resistiera dicha organización. Les dijo que en lugar del pacto de los Mau Mau debían ellos tener el siguiente lema: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Al poco tiempo fue asesinado, pero su hijo continúa haciendo la labor que no pudo continuar su padre. El hijo de Waruhin está predicando el evangelio en un campo de detención donde están los peores criminales de los Mau Mau, y se nos dice que en nueve meses ganó 270 de estos hombres para Cristo. Se dice que la oración más frecuente entre los cristianos de Kenya es: “No que nos libres del peligro, sino que nos ayudes a permanecer fieles”. ¡Qué hermosa lección de fidelidad y valor nos dan estos cristianos”.

FUE HECHO DE BARRO

Un modernista muy sabio estaba tratando de ridiculizar el relato bíblico de la creación del hombre. Habló con desprecio y en forma blasfema del Dios que “tomó un pedazo de barro en su mano, sopló sobre él e hizo a un hombre”. En el auditorio había un hombre que conocía la gracia salvadora de Dios. Se levantó y dijo: “Señor, yo no voy a discutir la creación con usted, pero le diré esto: En nuestro pueblo Dios se inclinó y levantó el pedazo de barro más sucio de toda la comarca. Sopló sobre él su Espíritu y fue creado de nuevo; fue cambiado de un hombre malvado a un hombre que odia sus pecados pasados y ama al Dios que lo salvó. Y yo, señor, era ese pedazo de barro”.

COMO ALGUNOS SOLDADOS

Esta anécdota fue relatada por uno que fue convertido mientras era soldado en el ejército de Inglaterra. Dice que había en el ejército un grupo de jóvenes cristianos que convinieron en dar su testimonio por medio de una vida intachable, lo cual era sumamente difícil hacer en las circunstancias en que se encontraban. Establecieron una regla sencilla para la ayuda mutua de los miembros del grupo. Acordaron que, en caso de que alguno de ellos viera a un compañero a punto de caer en alguna tentación o hablar una palabra incorrecta, silbaría el toque de “¡En guardia!” de manera que fuera oído. Así también, por medio de su Santa Palabra y del Espíritu Santo, el Señor nos dice: “Velad y orad”.

PORQUÉ UN ESTUDIANTE CHINO CREYÓ EN EL SEÑOR JESÚS

El doctor Jonatán Gofoth, en su libro titulado “Por Mi Espíritu”, relata el conmovedor incidente que sigue: En el año de 1900, en la ciudad china de Taiyunfu, fueron fusilados unos misioneros y sus hijos: cincuenta y nueve personas por todas. Un estudiante chino presenció esa cruel ejecución, y algún tiempo después refirió el acontecimiento al doctor Goforth, y él dijo a éste que era sorprendente la paz y la tranquilidad que se manifestaban en los rostros de las víctimas; aun en el preciso momento de la muerte la sonrisa no había huido de sus labios. El estudiante refirió que una madre hablaba con ternura a su hijito, a quien llevaba asido de la mano; y cuando a ella le tocó su turno, se vio su cuerpo rodar por el suelo, y sin haber soltado la mano de su niño. Instantes después, éste caía sobre su moribunda madre. Ante este recuerdo, el estudiante preguntó al doctor Goforth: “¿Es extraño, pues, que esa tranquilidad ante la muerte me haya llevado a creer en la Palabra de Dios?”.

Ilustraciones, historias, anécdotas cristianas para predicar en sermones, reflexionar y leer. Las cuales son pequeñas e impactantes, además están separadas por temas de la Biblia sobre TESTIMONIO. Estas son historias marcantes, cortas y en orden, para predicar a los jóvenes y adultos, sobre TESTIMONIO. Todos los versículos Bíblicos son de la versión Biblia Reina Valera 1960.

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