El Cordero de Dios.

El Cordero de DiosVio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.Juan 1:29.

Tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación. – Apocalipsis 5:9.

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Un discípulo que había seguido a Jesús durante tres años pudo hablar de él como de un “cordero sin mancha y sin contaminación” (1ª Pedro 1:19). Pedro había sido testigo de su gloria cuando el cielo se había abierto para Jesús y Dios el Padre había declarado: “Este es mi Hijo amado”. Estaba con él en Getsemaní cuando numerosos hombres vinieron para arrestarlo.

Jesús dejó que lo prendiesen, que lo insultasen, que lo llevasen ante unos jueces inicuos, que le colocasen una corona de espinas y lo clavasen en un madero maldito. Le clavaron las manos y los pies, se burlaron de su dolor. Le dijeron con una cruel ironía: “Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz” (Mateo 27:40). A todas estas injurias, Jesús respondió con esta oración: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Nada podía secar la fuente de gracia y de amor que brotaba de su corazón.

¿Por qué murió así? Había cargado con todos los pecados de los que iban a arrepentirse y creer. Nosotros somos pecadores, y Cristo murió por nosotros. Expió nuestros pecados mediante el sacrificio de sí mismo. Él, el Santo y Justo, fue hecho pecado por nosotros (2ª Corintios 5:21) y sufrió el juicio que nosotros merecíamos. Usted que en el pensamiento pasa ante la cruz, ¿ha escuchado esta frase?: “Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor” (Lamentaciones de Jeremías 1:12).

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