Podados para dar mucho fruto

S.Juan 15:1  «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva.
15:2  Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más.
Dios tiene un plan divino que tiene un propósito especial para cada uno de nosotros; por esto nos presenta pruebas. Le decimos a veces al Señor «Dios, si te entregué mi negocio y mi casa; diezmé fielmente ¿Por qué voy camino a la bancarrota?» Este es un ejemplo sencillo de cómo Dios en su inmensa sabiduría nos presenta pruebas que nos hacen resurgir, fortalecer y ser parte integral de ese Plan de Orden Divino el cual es perfecto. En momentos como este el Señor nos está podando; vamos a visualizarlo de esta manera:
El Señor tiene una de sus plantas más queridas, esa planta eres tú, y Dios sabe que este es el momento adecuado para podarte. Dios le dice a su plantita «hoy te ves maravillosa» y comienza a podarla, «esto me duele más mí que a ti» dice Dios y ¡zas! Le corta la primera ramita «luego me lo agradecerás, esto es por tu propio bien.» La planta le contesta «tu no tienes corazón, no me quieres…trabajé mucho para estas cosas que acabas de cortar»  ->>>>>

Esto es lo mismo que sucede cuando le cuestionamos al Señor cuando nos envía una prueba; «¿No me quieres?», «¿No te importo?», «¿No ves lo que me está sucediendo?». Entonces comenzamos a pensar que Dios está molesto con nosotros. Ese es un error común y uno de los más grandes que cometemos los cristianos; confundimos podar con castigar. Podar y castigar no es lo mismo. Dios no está enojado con nosotros, pero Él sabe que podemos producir más frutos de los que le damos. Dios espera de aquel con más potencial que haga cosas más trascendentales. El Señor lo va tocando para que su crecimiento espiritual y mental vaya desarrollándose para poder cumplir el propósito. Él quiere que seamos tan productivos como sea posible; por eso Dios poda aquellas cosas que en un momento determinado otorgó como bendiciones en nuestra vida. Dios utiliza cada situación de la vida, hace que nos desarrollemos si tenemos la actitud correcta hacia los problemas. Un revés financiero, una enfermedad, un hijo rebelde, la muerte de un ser querido…Dios utiliza todas estas cosas durante el proceso de podarnos para que seamos más fructíferos; esto se traduce en el ceñimiento de nuestra mente y en la adquisición de mas disciplina.
«Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.» (Hebreos 12:11)
Este versículo de Hebreos nos dice que a pesar de que la disciplina en ocasiones puede no ser agradable, los frutos que surgen de la misma hacen que el trabajo que hemos pasado en verdad vale la pena. Disciplina significa constancia, orden, método…herramientas que son útiles en todos los aspectos de nuestra vida. Ceñir la mente requiere disciplina, debemos ser constantes en nuestros buenos hábitos, aquellos que son conducentes a la edificación del espíritu. Aquel que planta una semilla y es constante en su cuidado, es ordenado y metódico está imitando lo que Dios hace con nosotros, y en ambos casos la cosecha es fructífera. Sabemos que las pruebas que Dios nos envía no son fáciles, sean de corta o larga duración son más fáciles si somos disciplinados y al final nos hace más fuertes, redundando es una vida en la que recogeremos frutos abundantes de justicia y paz, evitando pensar que Dios nos esta siendo punitivo cuando en realidad solo nos está moldeando; debemos recordar que la Biblia nos enseña que para aquellos que están en Cristo Jesús no hay condenación. Dios hace esto para nuestro beneficio, por lo tanto para su honra y gloria.
El echo de ser podados es la bendición de Dios mas grande, porque es la evidencia que todavía estamos unidos a la vid verdadera y por otro lado aunque nos es doloroso el ser podados es la manera de Dios para que seamos fructíferos, por lo demás deberíamos pensar lo que continua diciendo en S. Juan 15:6 El que no permanece unido a mí, será echado fuera y se secará como las ramas que se recogen y se queman en el fuego.


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