Reflexionando acerca de la fidelidad de Dios

El gran amor del SEÑOR nunca se acaba, y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo: «El SEÑOR es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»
Bueno es el SEÑOR con quienes en él confían, con todos los que lo buscan.
Bueno es esperar calladamente a que el SEÑOR venga a salvarnos.
Bueno es que el hombre aprenda a llevar el yugo desde su juventud.
Dios nunca cambia, muchas de sus promesas en la Biblia son incondicionales, pero también existen muchas promesas la cuales son condicionales a nuestra obediencia.


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