«¡¡PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN!!»

Fue con este sublime grito de dolor, de Cordero degollado, entregando hasta su última gota de sangre, con su carne molida y rota, QUE JESUS INSTAURO EL PERDONAR DEL PADRE POR MEDIO DE SU HIJO. Esta era la primera vez que se realizaba en la historia un perdón sin llevar un cordero sin llevar una víctima animal. Ahí está el Cordero de Dios implorando al Padre por todos nosotros. Entregándose como «chivo expiatorio» por cada uno de nosotros. Intercediendo al Padre por mí y por tí, porque ni tú ni yo sabemos bien lo que hacemos. Porque si lo supiéramos no lo haríamos. Pero su Palabra es la que nos enseña a descargar nuestras iniquidades y pasiones sobre el Cordero y a dejar que ellas mueran en El, para que renazcan en mí y en tí todos los sentimientos nobles, leales, solidarios y misericordiosos del Reino del Padre. Ahí está Jesús en la cruz, gritando como Cordero degollado, pagando por toda la iniquidad de toda la humanidad, de todos los tiempos. Ahí está: «Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas YHVH cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, YHVH quiso quebrantarlo, sujetándolo a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días (es decir, tendrá seguidores para siempre y resucitará), y la voluntad de YHVH será en sus manos prosperada» (Is. 53, 3-10).

Ahí está Jesús en la cruz, viviendo todo esto, siendo el Cordero que necesitamos todos, para que se calme nuestra alma de sed de venganza, de maldad y de bajas pasiones. Ahí está muriendo en manos de toda la iniquidad del universo, para que en Su muerte muera también nuestra iniquidad. Ahí está el Cordero de Dios, muriendo, para que descarguemos sobre El todo lo que habita en nosotros del reino de las tinieblas. Ya no necesitamos otros ¿chivos expiatorios?, ya no necesitamos descargar nuestra ira y violencia sobre otros. Ahí está Jesús con su carne abierta, degollado, Cordero, esperando que depositemos sobre El todo lo que no nos deja ser felices ni hacer felices a los demás.

¡¡PADRE: YO ACEPTO TU CORDERO. DEPOSITO Y DESCARGO SOBRE EL TODA LA INIQUIDAD QUE HAY EN MI SER QUE ME HACE SER INFELIZ Y QUE ME HACE HACER A OTROS INFELICES. DEPOSITO SOBRE TU CORDERO TODA MI MALDAD Y ACEPTO PERTENECER A TU NUEVA ALIANZA Y ABRO MI CORAZÓN A LOS SENTIMIENTOS CELESTIALES DE TU REINO: LA SOLIDARIDAD, LA LEALTAD Y LA MISERICORDIA. GRACIAS PADRE, GRACIAS JESUS!!

Fuente: http://www.jesuspalabra.cl/c6_cap18.htm


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