¡Acudid a…! ¿quien?

Camino de nuestro destino vacacional hacemos una parada en un bellísimo pueblo de andalucía, donde Antonio Machado ejerció su profesorado en la universidad. Recorriendo sus calles y monumentos encontramos esta inscripción.

Dice: «Si quieres que tu tristeza se convierta en alegría No te pares pecador sin saludar a María, Venid a mí todos los que estáis atribulados y yo os aliviaré, El Iltrmo Sr. D. Fr. Benito Marín del Consejo de S.M. Obispo de Jaén ha concedido 40 días de indulgencia a quien rezare una Ave María o una Salve delante de esta santa imágen«.

Con todo el respeto que me merecen mis buenos amigos católicos, creo que el que escribió esto se equivocó, y se equivocó de manera garrafal. La cita es de Mateo 11.28 y el que habla es el Señor Jesucristo, Quien dice: «Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargador y yo os haré descansar». La invitación la hace el Señor Jesús, a Quien hay que ir es al Señor Jesús, y el Único que puede proporcionar descanso del yugo religioso es Cristo Jesús, Quien habiendo muerto en la Cruz obtuvo perfecta redención, y satisfizo la justicia divina, para que todos los que vayan a Él pueda tener perdón de los pecados y la justicia que es por la fe.

Durante mucho tiempo quise agradar a Dios, cumpliendo misas, oraciones, frecuentando la Misa, obedeciendo a Dios. Pero la Palabra de Dios, que expresa de manera perfecta lo que Dios piensa, me hizo ver que: 1) no podía agradar a Dios,  y 2) que mi obediencia no sólo es imperfecta, sino que es un atrevimiento, pecador, como soy, pensar que podía ganar su favor. Entonces ví que Jesús de acuerdo a la voluntad de Dios murió en la Cruz cumpliendo toda justicia y ganando Él la redención que yo no pude cumplir, y la justicia que no merecía.


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