¿Dice la Biblia que habrá una guerra nuclear en el día final?

Por Jack Fleming

Primero es necesario establecer qué entendemos por «el día final». Para los católicos en su hablar cotidiano, es sinónimo de «nunca». Ellos dicen por ejemplo: «Te lo devolverá para el día del juicio», queriendo señalar que no debe tener ninguna esperanza que eso suceda.

Pero utilizando la expresión como lo emplea Dios en las Sagradas Escrituras, también hemos de tener claro a cual día final o últimos días se está refiriendo. Porque no es lo mismo cuando la Biblia cita los postreros días de la iglesia aquí en la tierra, con los postreros días de Israel, o con los últimos días del milenio.

Los postreros días de la iglesia, son los últimos días antes del arrebatamiento, cuando el Señor vendrá en las nubes y tendremos ese encuentro en el cielo (no en la tierra) con nuestro amado Salvador. 1Ts. 4:17 «nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor».

Tiempos que el Señor reveló que serían de apostasía de la cristiandad, donde las riquezas de este mundo y la carnalidad sería la característica central de la iglesia, que Él califica de tibia y nauseabunda. Una iglesia que se considera grande, rica, poderosa y respetada por el mundo.

Ap.3:16-17 «por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

Lc. 6:26 «¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas».

2Ti 3:1-5 «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita».

Y cuando haya llegado la plenitud de los gentiles, es decir, la iglesia esté completa con el último salvado que no sea judío, entonces el Señor vendrá en las nubes y se llevará Su iglesia a las moradas celestiales que fue a prepararle (Rm. 11:25). Entonces habrá llegado el último día de la iglesia aquí en la tierra, habrá concluido el día de la Gracia. Esos son los postreros días para la iglesia, porque después de eso entraremos en la dimensión de lo eterno, donde el tiempo no será más.

Ap. 10:6 «y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más».

Hasta aquí no tenemos mención en la Biblia de una guerra de características nucleares a nivel mundial.

Después que la iglesia sea puesta en lugar seguro por el Señor, en las mansiones celestiales, entonces comenzarán los postreros días para Israel. En ese momento se dará inicio a los juicios de Dios sobre un mundo que rechazó o fue indiferente con la obra sublime del Señor Jesucristo.

En esos postreros días de Israel, que corresponden a la Gran Tribulación (Mt. 24:21 «porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá») el mundo entero será estremecido por la mano de Dios. Todo el planeta será afectado por los juicios divinos y habrá grandes desastres ecológicos, terremotos, pestes, hambre y mortandad.
Ese período que se extenderá por siete años, concluirá con lo que la Biblia denomina la batalla del Armagedón, lugar que geográficamente corresponde al valle de Meguido, en Israel. Ap. 16:16 «Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón».

Al final de esos siete años de juicios y gran tribulación, vendrá el Señor Jesucristo hasta la tierra y conquistará el gobierno mundial que estará en manos del anticristo. Esa venida en gloria se describe en el libro del Apocalipsis como el jinete del caballo blanco en el capítulo 19 (no confundir con el jinete del caballo blanco que trae un arco en su mano, en el capítulo 3, que representa al anticristo).

En esos días finales de la Gran Tribulación, habrá grandes guerras a escala mundial. Dice la Biblia: Zac. 14:12 «Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca».

Resulta extraordinariamente asombrosa la descripción que hace la Palabra de Dios para esa mortandad mundial, considerando que cuando se escribió esta profecía (500 años antes de Cristo), los ejércitos peleaban solamente con espadas, lanzas y flechas.

Cuando comparamos esa especificación («la carne de ellos se corromperá estando ellos sobre sus pies, y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les deshará en su boca») vemos la inconfundible similitud que tiene con la gran tragedia producida por las bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en la segunda guerra mundial.

Ap. 19:11-19 «Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes. Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército».

Eze. 39:12-13 «Y la casa de Israel los estará enterrando por siete meses, para limpiar la tierra. Los enterrará todo el pueblo de la tierra; y será para ellos célebre el día en que yo sea glorificado, dice Jehová el Señor».


Este trágico acontecimiento mundial tiene todas las características de una guerra nuclear a gran escala. Quizás alguno podrá objetar que esto es un juicio de Dios y no el fruto de la mano del hombre, pero no hemos de olvidar que en múltiples oportunidades Dios utilizó los ejércitos enemigos para aplicar sus juicios sobre Israel.

Esta es la descripción más cercana a lo que en nuestros días se conoce como una guerra atómica. Ahora en cuanto al «juicio final», eso corresponde a otro acontecimiento muy posterior, porque tendrán que pasar los siete años de la Gran Tribulación, y luego los mil años de reinado del Señor Jesucristo sobre la tierra, teniendo a Jerusalén como capital del mundo, y finalmente, después de esa prosperidad terrenal y paz mundial cual nunca se conoció antes, entonces, cuando el Señor haya probado al hombre que es pecador porque el pecado mora en él, y no que llega a ser pecador porque la sociedad, las circunstancias o las tragedias lo transforman en pecador, dice la Biblia:

Ap. 20:7-9 «Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió».

Después de esos mil años de reinado del Señor sobre la tierra, y de ese gran juicio mundial donde descenderá fuego del cielo y consumirá a todos aquellos que en su necedad pretendieron enfrentarse contra el Gran Creador, entonces ocurrirá la segunda resurrección. La primera es cuando vino el Señor en las nubes por Su iglesia, 1Ts.4:16 «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero». 1Cor.15: 52 «en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados».
Desde Caín hasta el último que murió en ese gran juicio divino al finalizar el milenio, todos ellos tendrán parte en la segunda resurrección para comparecer ante el Gran Trono blanco y ser juzgados según sus obras, esto es lo que el mundo define como «el juicio final».

Ap. 20:11-15 «Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego».

http://www.estudiosmaranatha.com/faq/faq128.html


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