¿El pecado sexual es causado por opresión demoníaca?

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Esta es una pregunta recurrente, pues muchos cristianos creen que es el diablo, o uno de sus demonios, quienes incitan al cristiano a cometer pecado sexual. Queremos hacer un listado de creencias que forman nuestra respuesta:

Creemos que Satanás es real, y está activo en esta tierra, que es poderoso hasta un límite y que se dedica a apartar al cristiano de Dios, con odio mortal y con esfuerzo. No somos ingenuos, y sabemos que la maldad en el mundo proviene de él, y que hay personas que han mostrado manifestaciones de opresión demoníaca.

Pero creemos también en la responsabilidad individual, en que cada hombre y mujer responderá por sus actos ante Dios, y que son nuestras decisiones las que nos han llevado al pecado sexual. Ninguna persona puso un arma en nuestra cabeza para que escogiéramos el pecado, y el diablo mismo no nos obligó bajo pena de muerte a pecar; cada uno escogimos pecar.

Pensar que hay demonios de sexo que nos oprimen,  nos desvía la atención de estar conscientes de que Satanás está haciendo su obra en otros frentes, de maneras sutiles. Las mentiras culturales que los medios de comunicación transmiten acerca del sexo, y la existencia de la industria de la pornografía, son su obra. El “derecho” de una mujer para abortar, y todos los logros políticos al respecto, son su trabajo. La agenda gay para hacer de la homosexualidad una identidad aceptable y deseable, el abuso sexual de los niños, la pobreza que hace a una mujer prostituirse, todo es dominio y trabajo suyo.

Pero todos tenemos la opción de escoger como enfrentar el pecado, y las cosas que sufrimos.

Es cierto, cada uno de nosotros estaba lleno de la maldad, y hacíamos la obra del diablo cuando estábamos en lo más profundo del pecado sexual. Y aunque creemos que la liberación espiritual de espíritus demoníacos existe, hemos visto como en nuestras vidas se dio esta liberación, pero nunca en un acto violento o escandaloso, sino lenta y sutilmente conforme los años han pasado, por obra del Espíritu Santo.

Esta liberación se ha dado cuando aprendimos a decir la verdad, a poner orden en nuestro interior y en nuestros ambientes (en casa, en el trabajo), al hacer y recuperar relaciones, al vivir una vida devocional, al matar nuestro orgullo. Toda esa limpieza por el Espíritu Santo mismo, permite que este ahuyente y desinfecte nuestra vida de la maldad.

Todo esto viene a dar en una idea central. Muchas personas preguntan si el pecado sexual viene por un demonio que tienen dentro, pero tal vez cada uno buscamos una excusa más para seguir pecando, algo como “no puedo evitarlo, éste espíritu se apodera de mí”.

Añadimos, esta explicación no es un regaño, sino el camino de la esperanza en la que creemos. Nuestro Dios es más poderoso que el enemigo, incluso Satanás actúa sólo en los límites que Dios le ha dado. Este mundo es un mundo caído en el cual actúa el diablo, y cosas malas le suceden a la gente, pero si tuvimos las fuerzas, los recursos y el tiempo para meternos en pecado por nuestra cuenta, ahora de la mano de Dios, tenemos mayores fuerzas, recursos y tiempo para salir del mismo.

Más que opresión demoníaca, el pecado sexual es cuestión de responsabilidad individual. Continuaremos escribiendo al respecto.


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