Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. No son nuestras iniciativas personales, ni nuestro estudio sobre la Palabra de Dios, ni nuestros planes temporales, sino Dios el que realiza su obra de salvación por medio de Cristo y por medio de su palabra en la iglesia.
Aprendamos a escuchar la Palabra de Dios, a meditarla amorosamente en nuestro corazón, y a ponerla en práctica. Centremos en el Señor toda nuestra existencia y que sea Él el tesoro mas preciado de nuestro corazón.
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