¿Navidad perfecta?


Hornear galletas; decorar el árbol; encender la chimenea; sentarte frente al fogón para leer un buen libro; disfrutar de una taza de chocolate humeante; ver a tu amado en la silla mecedora frente a ti y sonreírle; cobijarte con una manta con aroma a vainilla; mirar por la ventana y observar la nieve caer.

Ir a la tienda por los ingredientes; cocinar todo el día; recibir visitas en el proceso y felicitarlos; acudir a la iglesia para recordar el motivo de la Navidad; preparar la cena; escuchar tres o cuatro conversaciones que ocurren al mismo tiempo entre familiares; bromear todos alrededor de la mesa; aguardar a que los niños se vayan a dormir.
Preguntarte cuándo tendrás un hogar; echar de menos al ser amado que ha partido; forzarte a no llorar ni quebrarte; padecer una enfermedad que no te permite hallarte a gusto; envidiar a los vecinos que parecen pasarla mejor que tú; meditar en el verdadero significado de la Navidad.
¿Cuál es la escena correcta? ¿Qué Navidad se te apetece? ¿Alguna se parece más a tu realidad? No hay reglas para una Navidad perfecta. Cada Navidad es diferente. Pienso en los huérfanos y niños de la calle; en los desprotegidos o los que viven en países calurosos. ¿Qué es la Navidad? ¿Un momento? ¿Una fecha? ¿Una cena? ¿Un requisito? ¿Un compromiso social? ¿Un deseo? ¿Un anhelo? ¿Un encuentro? ¿Una persona?

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