1 PEDRO 4:1-6
1 Por eso, así como Cristo sufrió en su cuerpo, adopten también ustedes igual disposición. Pues el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, 2 para vivir el resto de su vida conforme a la voluntad de Dios y no conforme a los deseos humanos. 3 Por mucho tiempo hicieron ustedes las mismas cosas que hacen los paganos, pues vivían entonces en vicios, malos deseos, banquetes y borracheras, bebiendo con exceso y adorando ídolos abominables. 4 Ahora, como ustedes ya no los acompañan en los excesos de su mala vida, ellos se extrañan y hablan mal de ustedes. 5 Pero ellos tendrán que rendir cuentas ante aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.[a] 6 Pues aun a personas muertas se les anunció la buena noticia, para que pudieran vivir en el espíritu, según Dios, aunque en este mundo hubieran sido juzgados en el cuerpo, según los hombres.
Al leer este pasaje me daba cuenta que podía acercarme al mismo de una manera puramente teórica y hablar acerca de la libertad y bla, bla, bla. Pero lo cierto es que si hiciera esto me quedaría en la superficie y no encararía el problema de mi propio pecado.
Cuando medito acerca de mi propia realidad personal me doy cuenta que es imposible la lucha, y mucho menos la victoria, contra el pecado sin sufrimiento. El pecado produce dependencia -esclavitud diría Jesús- y romper esa cadena implica un sufrimiento físico en ocasiones, emocional en otras y, naturalmente, en todo caso espiritual.
Vamos, que por un lado, el pecado gratifica y, por tanto, nos va enredando en sus cadenas y, por otro, liberarse nos producirá un dolor que será mayor cuanto mayor sea la dependencia o esclavitud a la que estamos sometidos. Ambas cosas, el placer y el dolor involucrados, hacen muy difícil que demos los pasos para movernos al margen de esa situación. Pero difícil y doloroso no significa ni es sinónimo de imposibilidad, únicamente de complicación. Afortunadamente la Palabra de Dios nos muestra recursos y caminos para la liberación que no es ahora el momento de tratar.
Un principio
Dolor y placer están involucrados en la esclavitud y liberación.
Una pregunta
¿En qué áreas de tu vida hay lucha contra el pecado?
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